N°15 / Perspectives ibéro-Américaines Juillet 2009

Hacia un sistema político TransDemocrático:Las bases del Sistema Nostridario

Lic Mario Puentes

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Democracia quiere  decir: “el gobierno de los representantes de nuestro pueblo”.

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Nostridario o Nostricracia quiere decir “el gobierno de Nosotros”.

Introducción

Actualmente la Democracia es como “un barco que se esta hundiendo”, como el Marxismo tras la caída del muro de Berlín en 1989 y el Neoliberalismo tras el derrumbe bursátil de septiembre de 2008. Lo que parecía imposible, está sucediendo.

A pesar de los “parches” aplicados, sus averías son estructurales. Políticos, economistas, y otros actores sociales enfrentan este límite estructural.

Hay que construir un barco nuevo, con una idea más auténtica de representatividad protagónica, de participación subjetiva, de control del poder, de mediación en conflictos e intereses, de justicia, de libertad y compromiso, tanto en el plano personal como en el comunitario.

Es necesario un pensamiento revolucionario que nos permita saltar de los clásicos parámetros de discusión hacia un nuevo paradigma, sin detenernos a discutir “los síntomas “económicos, sociales o bélicos.

Analizaremos aquí el eje político más profundo: la idea de articulación entre Yo y Ellos en la constitución del poder. Es decir, el punto en el que la Psicológica Política (PP) adquiere un protagonismo clave en la investigación de la vivencia personal frente a “lo político”.

Si bien la crisis de la Democracia es de alcance global, partiremos de la vivencia de un fragmento de Latinoamérica: Argentina. ¿Por qué? En 2001, luego de seguir los consejos del Neocapitalismo (formulados por el FMI), la Argentina quebró; no sólo en el aspecto financiero sino también subjetivamente, en un proceso al que se dio en llamar “Dolor País”1. El ciudadano dejó de “creer en la política”, que pasó a ser una mala palabra.

En realidad, el ciudadano había dejado de creer en la Democracia ya que, precisamente al mismo tiempo, florecían notables y novedosas formas participación comunitario-solidaria que constituyeron una auténtica vivencia política. Este dato resulta clave en el contexto de los talleres que desarrollamos desde hace varios años,  generando un despertar de la subjetividad y de vocaciones políticasno partidarias.

Desde la PP no intentaremos describir ni interpretar la conducta política, sino proponer sobre qué bases epistemológicas se ha de construir un nuevo sistema político, más allá de los plazos que requiera plasmarlo en estructuras institucionalizadas. No importa cuánto tiempo lleve y cuántos miedos haya que vencer hasta ver la superación de la Democracia: como humanidad, nuestro deber es ir preparando una nueva Arca de Noé para afrontar la tempestad en ciernes.

El límite de la Democracia. Su defecto estructural.

Psicogénesis política de la democracia

Intentaremos descubrir el nudo originario del problema, a partir de los siguientes conceptos:

Yo: la vivencia subjetiva de la individualidad, la certeza de ser una persona única e irrepetible. Asociable a persona, sujeto, individuo, subjetividad, sus contenidos varían a lo largo de la historia.

Ellos: la vivencia de la realidad humana que no soy yo: los otros, el Otro, los demás, vosotros, la comunidad, el pueblo, el todo, el no-Yo, la sociedad.

Nostridad: la comprensión de sí mismo como una realidad que incluye necesariamente la inserción en y la articulación con una comunidad que, de este modo, es también constitutiva de la propia identidad en el marco de la Historia común. Consecuentemente, incluye la vivencia de la capacidad de articulación entre el Yo y el Ellos. Este neologismo procura dar cuenta del deseo o tendencia del hombre a construir la Historia de su comunidad en relación con un “Otro”.

De la Nostridad surge inexorablemente poder.

Podríamos analizar la Nostridad en diferentes planos, a partir de cortes sincrónicos en otros tantos tipos de vínculo.

Inicialmente, en el vínculo entre un padre y su hijo. En un vínculo sano, este poder –que podríamos llamar “poder familiar”– genera autoridad.

En el ámbito del vínculo padre-hijo, el hijo confía en que lo que le propone su padre es lo mejor para él y le permite “aprender” a partir de la experiencia o conocimientos de otro.

Otro corte sincrónico se puede establecer el ámbito de la docencia. Aquí también el alumno (Yo) delega su cuota o unidad de poder en la institución educativa (Ellos). La clase de poder que se establece podría denominarse ”poder social” o “Nostridad social”, entendido como aquél que se genera en el mundo de las relaciones intersubjetivas, den­tro de la vida de las instituciones.

Al analizar sincrónicamente la articulación entre un ciudadano (Yo) y su gobierno o Pueblo (Ellos), la llamaremos “vivencia de Nostridad” o “Nostridad política”.

Por otra parte, para entender la crisis de nuestras actuales democracias, es necesario también observar la Nostridad  en un corte diacrónico, esto es, en las diferentes formas en que se resolvió la articulación Yo-Ellos a lo largo de la historia de Occidente.

El paradigma Militar Pagano

La Nostridad antigua o pagana establece una armonía particular entre el Yo y el Ellos. El hombre era, en este paradigma, un microcosmos inserto en un macrocosmos ya determinado, en el que cumplía un destino. Existía un sentido “agonal” de lo heroico. Ganaba el más fuerte y así debía ser. Desde el punto de vista de nuestra ecuación Yo-Ellos, predominaba una vocación por la totalidad.

No existía la Personalidad como hoy la concebimos. Si la comunidad era agredida, el sujeto lo vivía como una agresión personal; una agresión a un miembro era respondida por el conjunto.

Paradójicamente, aunque el arquetipo de la época era un Yo de gran valor personal y existía una elevada imagen del honor, el hombre no podía pensar en términos de sí mismo sino de comunidad. Este fuerte sentido de unidad era necesario ya que el sujeto aislado era muy vulnerable a los ataques de otros, en pueblos que vivían en permanente estado de beligerancia.

Esto se observa en el concepto de Platón sobre la Polis y en la opción de Sócrates la cicuta, ya que fuera de la “civitas” sólo existían los dioses y las bestias. Esta indiferenciación del límite Yo-Ellos está en la base de la idea de simbiosis.

Aparece así un intento de democracia: la ateniense, donde resultaba fundamental el concepto de “ciudadano”, que era quien podía defender la Ciudad. El concepto difería del actual, ya que había esclavos, categoría que incluía también a los deudores y a los prisioneros de guerra. El ciudadano era “un hombre libre”; ésta era su característica central. Es decir, el que podía elegir y ser elegido para un cargo público. Había asambleas públicas –cuyos cargos eran rotativos– en las que se tomaban las decisiones. Resultaba entonces crucial la capacidad de oratoria.

Esos filósofos marcaron las bases más profundas de la cultura griega. Sin embargo, más tarde aparecieron los ilustrados y elocuentes Sofistas, que se mostraron capaces de confeccionar y sostener, desde el discurso, argumentos armados para el mejor postor o fuente de poder. Hoy los llamaríamos “mercenarios de la palabra”. Por eso Platón los rechazó, junto con la idea de Democracia. ¿Cómo terminaría esta “isla ideológica” en medio de los paradigmas militares? Como todos recordamos: se embarcaron en una desastrosa guerra con Esparta en la que fueron derrotados.

La idea de Democracia, por su parte, sólo reapareció en el siglo XIX.

En síntesis, el sujeto de este paradigma se expresaría con el siguiente discurso:

Confío subjetivamente mi poder político (mediante un vínculo simbiótico2) a alguien que garantice mi supervivencia y la de mis vínculos más significativos…”

El paradigma Militar Sacralizado

En la Nostridad medieval aparece una nueva armonía entre Yo y Ellos. Existe ahora la concepción de “persona” como ser único, irrepetible y valioso por sí mismo. Al reconocerse como criatura a imagen de Dios, cambian los términos de la ecuación.

Desaparece la primitiva noción de comunidad (simbiótica). Por ser todos hijos de un mismo Dios, surgen las ideas de “hermandad” y de prójimo. Cambia la ley del “ojo por ojo” y aparece el concepto cristiano de amor al enemigo. Moralmente hablando, el adversario vencido no debía muerto ni esclavizado.

Paradójicamente, esto no impedía que, a diferencia del paradigma militar pagano en el que la Comunidad era motivo y objeto de toda acción humana, en la Edad Media el destinatario de la acción individual era Dios y no otro hombre. Ejemplo de ello es arte de los pináculos de las catedrales, inaccesible a los hombres y hecho para ser contemplado sólo por Dios.

El arte y las ciencias humanísticas (filosofía, teología) muestran una gran evolución. No así las ciencias fácticas, ya que se temía que éstas objetaran la “verdad revelada”. Como forma de control ideológico se estableció la Inquisición.

La autoridad máxima era el Papa, que delegaba su autoridad en el Rey. Desde el punto de vista de la relación Yo-Ellos, aunque en la época feudal existía cierta armonía entre ambos, el énfasis estaba puesto en el concepto de persona por sobre el de comunidad. Dios y naturaleza, sentido y materia, eran también conceptos armónicos, sin conflicto.

La historia tenía un principio y un fin, “Alfa y Omega”. Era “la Historia del Pueblo de Dios”. El Hombre era libre y responsable de su propia salvación, y necesitaba “ad-divinar” lo que Dios quería del él, como persona y también como pueblo.

En el final de esta era, “interpretando el designio de Dios”, se reconquistó península ibérica de manos de los moros, dando como resultado la instauración del Imperio Español. Recordemos que la estrategia de reconquista fue: prepararse para la batalla, , ocupar un nuevo territorio y fortalecerse en castillos. Durante siglos los hombres vivieron enclaustrados entre murallas, preparándose para la siguiente batalla. Entonces no había anomia. La moda duraba 500 años. El abuelo había sido zapatero, el padre era zapatero y el hijo lo sería también. Los secretos artesanales se transmitían de generación en generación. El hombre vivía de su trabajo y se sentía responsable del “producto final” que generaba. De ello dependía su prestigio familiar y social. El papel del hombre y la mujer estaban claramente establecidos.

En síntesis, el discurso del sujeto de este paradigma es:

“Confío subjetivamente mi cuota de poder político, ‘sacralizado’ ahora por la relación personal con Dios, a alguien que garantice mi supervivencia y la de mis vínculos más significativos…”  

El paradigma Jurídico Contractual

La Nostridad moderna

En nuestra ecuación se da una fractura significativa. Yo y Ellos, entendidos como Persona y Comunidad, siempre habían coexistido como ecuación subjetivamente armónica. Eran complementarios. No se concebía una persona sino en comunidad y viceversa. No obstante, en la modernidad cambiaron los términos y la dinámica de la ecuación. Ahora se concebía al “individuo versus la sociedad”.

El Yo: Para describir la Nostridad moderna se podría usar la imagen del Yo, “Ego”. Un Yo narcisista, enamorado de sí mismo. Ser Yo es un fin en sí mismo, y nace el individualismo.

El término mismo de “individuo” era impensable en épocas anteriores. Sin embargo, en la modernidad el Hombre deja de ser el centro de la realidad; todo gira alrededor del desarrollo del poder del “Yo”. Ahora el hombre es “libre” y busca la “fama” personal. La muerte es un sin sentido. Todo se valora según criterios “materialistas”. Cuanto mayor es la capacidad de acumulación de capita, mayor es el valor individual. Esto se relaciona con la ética protestante3. La moral se hace sumamente flexible. Se podría afirmar que, si el arquetipo en la antigüedad era “el gladiador/guerrero” y el del medioevo “el Santo”, hoy surge como arquetipo valorable “el Héroe-Genio”. Como fruto de tan significativo cambio cultural aparece, en el hombre moderno, un sentimiento de anomia.

El Ellos: Se reduce el concepto de comunidad al de yuxtaposición de muchos “Yoes” y se lo llama Sociedad. Individuo y sociedad se presentan como alternativas; y la sociedad representa lo malo, pues atenta contra el “deseo” individual. Rousseau postuló que: “el niño nace bueno, la sociedad lo deforma”. Freud dirá más tarde que la sociedad ejerce una limitación pulsional sobre la libido del niño.

En síntesis, el discurso propio de este paradigma es:

“Confío subjetivamente mi poder a alguien que, según deseo, estimo y preveo, será capaz de sostener un ‘contrato social’ racional y justo…”.

El sistema político propio de este paradigma es la Democracia.

En consecuencia, como rebelión contra la represión y el autoritarismo político y cultural ejercidos por el Papado y la Nobleza, el hombre no sólo se separó de la Iglesia, sino también de la fe en Dios, que había marcado el signo de los tiempos medievales. Lo que había sido un claro referente había perdido su poder. El hombre moderno comenzó a confiar únicamente en lo que veía, lo tangible y demostrable, lanzándose así al dominio racional de la realidad. Los racionalistas –que habían denominado “oscurantismo científico” a la ciencia medieval– borraron de un plumazo el desarrollo teleológico, deontológico y teológico. Este exceso se pagará caro.

Quien selló y prácticamente dio nombre al comienzo de la Modernidad fue René Descartes, con su método que consiste en dudar de todo, incluso de lo que ve. En su obra “Meditaciones trascendentales” llegó a la conclusión de que de lo único de lo que puede estar seguro es de que piensa. De aquí lo de “Pienso; luego, existo”. (Podría haber dicho, con la misma rigurosidad, “Siento, luego existo”, pero tal vez seguiría siendo, hasta hoy, un desconocido...)

En aquel momento clave en el que se asociaban fe, espiritualidad, conocimiento intuitivo, emocional, afectos, sentimientos, psicología, con lo NO-RACIONAL, es decir lo religioso, y, en consecuencia, con la Iglesia, la calificación de “irracional” pasó a ser peyorativa. Según esta concepción, sólo es válido el conocimiento obtenido mediante la razón y éste es el signo de los tiempos de la Modernidad.

Este cercenamiento de una dimensión tan fundante del Hombre como es la de “lo no-consciente o no-racional” (simbólicamente, la mitad) produce un desastre que, como cultura occidental (a diferencia de la oriental), todavía no hemos resuelto y que se expresa, en la Modernidad, en muchos campos:

  • En el arte, con movimientos como el impresionismo, el surrealismo, el cubismo y las llamadas expresiones postmodernas, que tienen el valor de manifestar la crisis, pero sin proponer solución. Las representaciones distorsionadas de la realidad instalan la sospecha; en otras palabras, ‘las cosas pueden no ser lo que parecen o lo que decimos que son’, constatación inquietante si las hay…

  • En la Epistemología, la llamada “navaja de (Guillermo de) Occam” deslindó nítidamente los campos de la ciencia y de la fe.

  • En las ciencias fácticas, el positivismo racionalista atomizó la realidad. La medicina enajenó al hombre de la totalidad de su cuerpo. En la politología, ética y política teorizadas por Maquiavelo comenzaron correr por carriles independientes. La psicología escindió el psiquismo del espíritu.

  • En lo económico, se planteó la oposición entre el Materialismo marxista y el libre Mercado (un verdadero “materialismo capitalista”…).

  • En lo Político se distinguieron Comunismo y Democracia (liberal).

En el marco del paradigma jurídico contractual diremos, bajo el imperio de la razón, el invadir, violar, robar y aniquilar a otro Pueblo, por el simple hecho de ser más fuerte pasó a ser, en tanto irracional, inadmisible.

Esto no significa que haya dejado de haber ejércitos, violencia, guerras. La diferencia está en que se esgrime para todo eso un motivo “racional” (aunque todo el mundo conozca o intuya la verdad).

Autores “modernos” como Hobbes, Locke, Rousseau, habían captado el signo de los tiempos proponiendo un “contrato social” razonable y relacional, para que los pueblos en los burgos –luego naciones– pudieran vivir sin matarse, al menos sin aviso previo ni motivo.

Psicopolíticamente, como decíamos, el Hombre confió subjetivamente su poder a alguien que, –según deseó y creyó– podría sostener un contrato social racional y justo. Este tomó su forma como sistema político en la actualmente “sacralizada” Democracia, que llegó a ser un fin en sí misma. Cuestionar la Democracia se volvió un signo de autoritarismo, equivalente a ser un dictador, un nazi, un stalinista. La Democracia pasó a constituir un dogma cuasi “religioso”, antes que un sistema de ideas para un gobierno.

Sin embargo, del mismo modo en que un hombre con un solo pie ve cómo, poco a poco, la renguera desarmoniza todo su andar y su cuerpo, moverse con la razón como “único pie” terminará por desarmonizar profundamente el ser del hombre moderno.

La ilusión de la felicidad de este paradigma comenzó a desplomarse cuando las “racionales” democracias nacionales dieron origen a los “irracionales” holocaustos de la Iº y IIª guerras mundiales. Bajo el impacto de tanta atrocidad y sin hallar explicación en el marco del paradigma, sencillamente se fue destruyendo la Nostridad. Se desarticuló cada vez más el Yo-Ellos mostrando notables de insuficiencias 4 y síntomas en la cultura:

- No satisface la Subjetividad política, sino sólo al actor político partidario.

- Actualmente el paradigma jurídico-contractual5,

  • No genera salud psicológica

  • No genera participación política

  • No sinergiza la ecuación salud-participación-Nostridad

Por lo tanto, enferma y paraliza, generando síntomas como:

  • adicciones (drogas-narcotráfico) ,

  • violencia (terrorismo-antiterrorismo-tráfico de armas),

  • toda clase de problemas económicos,

  • corrupción (por falta y descreimiento en el control),

  • dependencia del ciudadano del poder del Estado,

  • modelos infantiles y paternalistas de liderazgo político,

  • política clientelista,

  • des-responsabilización  y crítica pasiva y auto/hetero-destructiva.

  • Se enajena al ciudadano de su libertad y de la consecuente responsabilidad de elegir los destinos del Mundo, creando en la cultura una vivencia de a-historicidad. Resumiendo: la Democracia de Mercado genera una crisis de Nostridad, que destruye al Sujeto, al Otro y su articulación.

Hoy en día la Democracia se sostiene como discurso de Poder de actores nacionales que no mantienen la coherencia del paradigma en el plano de sus relaciones y actitudes a nivel internacional. El ejemplo más claro es EEUU, que sostiene un discurso democrático hacia adentro y no democrático hacia afuera.

En cuanto a las modalidades que puede asumir el discurso de poder, encotramos las siguientes:

Yoisistas: resaltan el valor de la libertad, particularmente la libertad personal. Es el individualismo. Su modelo es el hombre norteamericano; por ejemplo, Abraham Lincoln.

Elloisistas: resaltan el valor de la responsabilidad y el compromiso personal. Es una visión racionalista totalista. Está representada por el mundo comunista; su filosofía es el materialismo dialéctico. Su modelo es el hombre bolchevique; por ejemplo, Lenin. También podemos ubicar dentro de esta concepción al Nacionalsocialismo Alemán o al Fascismo Italiano. La estructura de pensamiento interno, en función de la relación Yo-Ellos, es la misma, si bien sus fundamentos son distintos.

Ambas ideologías están estructuralmente sentenciadas a muerte por su renguera estructural (su incapacidad de incorporar lo no-racional). El triunfo de la Guerra Fría por parte de los Yoisistas le dio algo de oxígeno a la Democracia, haciendo que muchos la vieran como la mejor alternativa para el desarrollo de la Nostridad.

En Latinoamérica, no sin contradicciones, encarnaron el pensamiento Elloisista los gobiernos militares. Chile, Brasil, Paraguay, Argentina y otros países de la región, no por casualidad se liberaron de esta plaga en la década del ‘80, pues el elloisismo no era sostenible en la subjetividad mundial. Coherente con el racionalismo materialista, convivía con economías liberales Yoisistas. Si recorremos la historia argentina veremos cómo los paradigmas militares y jurídicos se plasmaron en presidentes alternativamente militares o abogados.

Actualmente es cada vez más fácil visualizar “la decadencia del imperio” en lo político económico. La crisis de Wall Street, que evidencia “la caída”, no es sino un síntoma. Urge buscar otro sistema político pues la estrategia del actual consiste en refugiarse regresivamente en el paradigma militar, buscando chivos expiatorios o tratando de resolver “problemas de otros” (proyecciones), como en las guerras del último medio siglo.

Va quedando claro que el problema profundo y estructural de la democracia es la “Crisis de Nostridad” entendida comoel descreimiento cultural en la posibilidad de transformar la realidad (política) con un “Otro”6. Es un problema relacionado con la  crisis de representatividad, y es la contracara del individualismo. Y es precisamente el estudio de esta articulación entresubjetividad y poder, que determina la conducta política humana, es el eje central de la Psicología Política. (Sin embargo, no es su patrimonio exclusivo ya que la crisis de Nostridad, en el ámbito de la intersubjetividad y la construcción del poder institucional, será propia, entre otras disciplinas, de la Psicología Social7; y también podemos pensar de manera holística que  la Psicología Clínica, mal llamada individual, trabaja sobre nostridad familiar y psicogénesis subjetiva8. )

¿Cómo es posible pensar hoy en un nuevo Sistema Político si no conocemos el signo de los tiempos venideros?

No está claro aún cuál será el cuarto paradigma psicopolítico. Sin embargo, hay en el campo social datos interesantes, señales, como:

  •  Hay una intuición valorativa de los aspectos no racionales de la cultura, así como de la cultura oriental, que se rige por otros paradigmas.

Se aprecian las llamadas ‘terapias alternativas’ que comprenden al paciente como totalidad integral.

  • Hay un reverdecer de la espiritualidad y lo trascendente

  • Aparecen movimientos ecologistas-humanistas y la conciencia acerca de desarrollos sustentables.

Se consolida la Solidaridad como característica de los proyectos de desarrollo, por fuera de la beneficencia o la caridad religiosa. Aparecen economías basadas en la solidaridad. Las empresas, por su parte, incorporan lo emocional como vía para mejorar su eficacia.

Se equilibran las relaciones de género y son revalorizadas la infancia y la familia.

Toma fuerza el voluntariado en el tercer sector y el paradigma solidario anticonsumista.

Hay un descreimiento en el Yo; no hay “modelos consensuados” ni en la ciencia ni en el arte. Crisis de autoridad.

Cobra importancia el voto temático y heurístico. El ciudadano conoce lo que no quiere. No se confía a nadie la cuota subjetiva de poder político. En la mayoría de los casos, si es obligatorio, el ciudadano “se resigna” a votar entre opciones que no lo conforman.

Ya no se cree que las guerras resuelvan verdaderamente ningún conflicto profundo; tampoco se confía en las promesas de los políticos. La Ley se descubre como una herramienta en manos de los poderosos y su cumplimiento parece regir sólo para los pobres.

La lista podría seguir. Lo importante es ver detrás de los síntomas, aunque todavía no se sepa cómo resolverlos. Clínicamente hablando “hay conciencia de enfermedad política”. Sin embargo, la conciencia social es condición necesaria pero no suficiente ya que, si no se produce un cambio político consecuente, ésta terminará por desvanecerse

Vivencia Argentina democrática en la crisis 2001

La Argentina vivió  el 19 y 20 de diciembre de 2001 dos de sus días más oscuros. Durante las semanas anteriores, a causa de la recesión, los barrios más carenciados salieron a la calle a “expropiar” comida de los supermercados ante la inacción policial.

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La abrupta caída de la imagen del Presidente De la Rúa (abogado) generó una marcada anomia política. El “corralito” bancario hizo que el ciudadano viera enajenado el fruto del trabajo de toda su vida. Luego de años de “buenos consejos” del FMI, el modelo económico había dejado de “cerrar” en Argentina, que entró en “default financiero”.

Espontáneamente y en calma, la clase media tomó las calles. Se dirigieron a la Plaza de Mayo y al Congreso “armados” sólo de cacerolas, que golpeaban con furia. Fue “la noche de las cacerolas” y su ruido fue capaz de voltear al gobierno.

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Regresivamente, el gobierno se volvió hacia el paradigma militar implantando el “Estado de Sitio”. Luego, escándalo, represión y caos. El presidente huyó en helicóptero de los techos de la Casa de Gobierno.

Se hablaba del “Riesgo País” como variable económica, y del “dolor país”9 como variable psicopolítica.

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Lo que distinguió este sufrimiento fue la desazón que produjo el descreimiento en lo político en general, y en el sistema político en particular. A diferencia de lo ocurrido en otros países o en otros momentos de la misma Argentina, la vivencia no era “enojo” hacia un partido político u otro (coyunturalmente Peronistas o Radicales) sino que era más profunda. Ni siquiera se esperaba un líder mesiánico “salvador”. El lema era “Que se vayan todos”.

No era el enojo incontrolable de una masa popular enferma y hambrienta, sino también y sobre todo, de una clase media y media alta desconcertada y descreída de la “política”, que era “mala palabra” desde hacía muchos años. Más específicamente: era una clase media descreída de la Democracia.

En los meses siguientes floreció una sorprendente “revolución solidaria”: centenares de comedores populares organizados por los mismos vecinos de los barrios carenciados., mercados pre-capitalistas en donde se volvía al trueque: objetos a cambio de otros objetos, o de servicios.

Sin embargo, tras la fase aguda de la crisis, se volvió al letargo. Sin propuesta política revolucionaria, todo siguió estructuralmente igual.

Quiero dejar muy claro que no me propongo hacer un juicio moral sobre quien hoy es político o “hace política”. Muchos idealistas y sacrificados años de “militancia” me hicieron conocer a personas sumamente valiosas que siguieron el camino de lo partidario. Estoy rodeado de jóvenes que comienzan a transitar la senda de la política con el profundo deseo de construir una Argentina mejor, partiendo de una sana y fuerte vivencia de Nostridad. Los admiro y estimulo. El problema es la perversión del sistema que impone sus reglas de juego para seguir ascendiendo o abandonar.

Son por todos conocidos los mecanismos de la “comunicación política”, el marketing político temático y heurístico, ya no sólo con la conocida estrategia de “Campaña Negativa”, sino también la maquiavélica construcción del “rumor” político, como lo plantea el consultor venezolano J.J. Rendón, técnica mediante la cual es posible derrocar gobiernos, voltear políticos o generar crisis bancarias. Platón diría que la democracia de Mercado es la de los sofistas de la imagen. El sistema ofrece los cargos más altos a estrellas del deporte o de la música que tuvieron su atención durante 30 años de fama. Ésa es “autoridad política” de consumo.

La paradoja es que el Mercado nace con el modelo racional, junto con la Democracia. No obstante, el comportamiento del Mercado es totalmente irracional. Lo deja en claro el trabajo del Premio Nobel George Katona: “… la gente no elige por el precio, que sería lo racional en este supuesto modelo de mercado racional…” Hoy la democracia es un sistema irracional, que trabaja para garantizar el funcionamiento del Mercado.

El Sistema Político Nostridario o TransDemocrático

El objetivo principal es crear un nuevo encuadre  político que posibilite desarrollar la noción de Nostridad, en la búsqueda de una articulación más plena entre Yo y Ellos.

Ofrecer un soporte político posible en la búsqueda de un nuevo “signo de los tiempos” para la resolución de la crisis epocal consistente en garantizar el desarrollo de “todas las personas y de toda la persona”.

Ideas para el nuevo sistema

Defino como “idea” a un conjunto de conceptos teóricos que sirven como herramientas para analizar y operar sobre la realidad.

Se diferencia de la “creencia”, que se nutre de valores trascendentes, no accesibles por la demostración y de un carácter más profundo y permanente. Las creencias son el fundamento último que sostiene las ideas. Se podría decir que “en las creencias se está, y a las ideas se las tiene”. Por ejemplo: la Libertad es una creencia, para el marxismo y para el liberalismo, pero ambos tienen distintas teorías (conjuntos de ideas) sobre ella. Nuestra creencia es la construcción de la Nostridad.

1ª idea: será necesario que el ámbito geopolítico sea lo suficientemente acotado como para que el sujeto pueda y sienta que puede transformar su realidad. Implicará emancipaciones y autonomías, terminando de raíz con guerras independentistas y el supuesto terrorismo mundial para este fin.

Así, ir construyendo y fortaleciendo todas las identidadesintermedias –comunidad/ pueblo, provincia, nación, sub continente, continente, cultura (por ejemplo occidental), humanidad]– que sean necesarias. Lejos de ser atomización anárquica es construir identidades hacia…

2ª idea:universalización de la concepción de Nostridad. Partimos de la base de la Nostridad es ontológicamente intrínseca a la cultura y subjetivamente constitutiva del psiquismo humano. “Yo debo construir la Nostridad de mi Pueblo, al tiempo que debo aceptar que otro ‘Yo’ construya la Nostridad de su Pueblo, totalmente distinta, pero estructuralmente tan valedera como la mía.”

3ª idea: desarticulación del concepto de Nación como territorio político. Se desarrollaría la idea de Red y Nodos políticos, que no se definirían solamente por criterios geográficos. Se evolucionaría de criterios concretos (geográficos) y racionales a otros más abstractos y subjetivos, que “limiten menos”.

No confundir con Anarquismo ni anti-nacionalismo. El sentimiento de Nostridad o de identidad y pertenencia, son el motor emocional para vivir en compromiso con el propio Pueblo. Lo importante es que sea una identidad en la que la Nostridad se pueda “hacer acto”.

4ª idea: se esfuma la idea de “República”. Deja de tener sentido al no existir el conflicto entre la “parte y el todo” propio de un sistema cerrado. Se supera el dilema Capital vs. Interior de cada país.

5ª idea: se cambia la idea autoridad política, desdoblando la función en al menos dos liderazgos. El “Axis”  que investiga y trabaja  la Nostridad del Pueblo, asociado a la idea de Liderazgo Adaptativo de Heifetz y el “Praxis” encargado de la resolución de los problemas de gobierno.

Quien haga carrera política con capacidad de decisión de Nodos (no asesor), deberá entregar todos sus bienes, y él y su familia serán sostenidos por el gobierno. Terminada su función se evaluará la devolución y/o si merece creses.

El Axis tendrá como principal función garantizar la investigación psicopolítica permanente e interactuar los resultados con el Pueblo. Este concepto es fundante del Sistema Político TransDemocrático (SPTD) pues se parte de la base de lo irracional-emocional-inconsciente de los pueblos. No se entiendan estas características como peyorativas, sino como lo intra-psicopolítico de un Pueblo. Será estructurante de una identidad sana cuidar que la virtud en exceso no se convierta en defecto.

El Axis deberá remendar lo que Guillermo de Ocam “separó” epistemológicamente al escindir ciencia y fe y Maquiavelo llevó a la política en la distinción entre ética y poder.

6ª idea: el Pueblo no delega el poder en sus representantes: lo ejerce. Las decisiones políticas no pueden ser tomadas por las autoridades. Dichas decisiones serán tomadas por el Pueblo, apoyándose en la tecnología. Cada ciudadano tendrá una Tarjeta Electrónica Política. Esta será cargada cumpliendo con elementales deberes de participación. Por ejemplo asistencia a discusiones, no estar en infracciones (Veraz, etc.) y no violación de derechos de la comunidad.

Una mayoría a establecer decide, y el deber del político es obedecer esa decisión, es decir llevarla a la práctica, más allá de su acuerdo o desacuerdo. De no poder sostenerla podrá hacerlo explícito o renunciar.  Se votará electrónicamente tanto el conflicto como lo que va a plebiscito o no.

Gracias a la tecnología, esta dinámica entre el poder y el sujeto es posible y fluida. Desde la PC hogareña se decide, por ejemplo, ir o no a una guerra o no, pagar o no la deuda externa, despenalizar o no la droga, etc. El sistema parte de la creencia en que un Pueblo, como entidad, tiene la capacidad de elegir lo mejor entre lo posible, aquí y ahora;  y que no hay “iluminados” ni “avanzada” que puedan elegir por ellos.

7ª idea: existiría en las fuerzas de seguridad un concepto nuevo acorde al paradigma del valor de la singularidad. Cualquier hombre de cualquier fuerza armada puede oponerse a ejecutar o participar en una orden u operación bélica, por razones de no comprensión o desacuerdo del objetivo. Desaparece la Ley de Obediencia debida. Así se garantiza el fin de los holocaustos, el comercio de armas como fundamento encubierto de las guerras y los totalitarismos y fundamentalismos basados en la fuerza.

8ª idea. Sobre la constitución de las comunidades. Cada Pueblo podrá solicitar su “identidad” (autonomía) a partir de lograr una amplia mayoría, haciéndose cargo de los potenciales perjuicios a las comunidades que se desprenden, durante un tiempo a establecer. Deberán garantizar su sustentabilidad al menos por dos generaciones. Desde el momento en que alcancen su autonomía en adelante, deberán hacerse responsables de sus errores de gobierno. Deberán ayudar a ubicarse en otro Pueblo a quienes no acuerden éticamente.

9ª idea: Existirán entes de coordinación y ayuda técnica para todos los Pueblos, en cada subsistema, sin derechos a intervención.

10ª idea: se licitarán los servicios. La salud, la educación, obras públicas, seguridad, justicia, bienestar social, dejarán de ser súper ministerios y el ciudadano podrá promover o castigar con su voto los servicios que se le prestan. Se promoverá la corriente de desarrollo local y los micro-emprendimientos, apuntando a “curar” la actual estructura de dependencia psicopolítica.

11ª idea: la promoción hacia la familia sería fundante por ser la constructora psicogenética de la Nostridad. “… hablar de familia es algo básico, fundamental, en el sentido de construir la base de toda organización social y el fundamento de toda subjetividad…” 10. Se promoverá con muchos beneficios a las familias, a condición que se examinen potenciales patologías vinculares, se capaciten (función paterna, función materna de cada uno; refuerzos cognitivos, etc.) y asistan a escuelas para padres. Desaparecerá el concepto jurídico de casamiento y matrimonio, trabajando más la protección y prevención de la futura pareja y/o familia antes del contrato legal. Se promoverán en el nuevo concepto de familia ideas de género e inter-generacionales más dinámicas suscitando la incorporación del anciano y el enfermo.

12ª idea: el capital (dinero) no podrá reproducirse sin generar bienes ni servicios. Ideológicamente, se priorizará la atención de la pobreza.

A modo de cierre

Insisto: lo importante de este trabajo no es el Sistema Político Nostridario (SPN), sino el deseo de superar la crisis de Nostridad. Lo significativo es que este torbellino de ideas muestra lo fácil que parecen algunas soluciones cuando se cambia el encuadre.

Repasemos los dos planos científicos de discusión:

El segundo –luego volveré al primero– es el plano metodológico. Método significa “camino”; en este caso, construido por ideas instrumentales que permitan avanzar. Esto es el Sistema Político Transdemocrático: un camino posible.

El primer plano de discusión es el plano epistemológico. Plantea desde qué estructura de creencias es posible situarse para pensar y actuar sobre lo metodológico.

Aquí es donde marco el eje de “la revolución, es decir, la vuelta al camino”. Si bien esta crisis es global hoy Latinoamérica sufre diversas pobrezas11. No creo que una respuesta resolutoria pueda provenir del primer mundo donde se oculta “adictamente” el vacío con consumo. La postmodernidad solo manifiesta la crisis de la Modernidad.

Hemos vivido la opresión “del Imperio”, más allá del “lugar” donde cada uno sitúe esta noción. Hoy el enemigo está adentro: en la falta de utopías, que son el motor de la historia, y en el miedo a dejar la seguridad de lo viejo para soñar como lo hicieron Tomás Moro, Espinoza, Bolívar, San Martín, Marx, Gandhi, Freud.

Creo que nadie opina con sinceridad que la Democracia pueda cambiar por obra de sus propios mecanismos, para que el Pueblo esté verdaderamente representado. Inclusive los esfuerzos orientados a una “Democracia participativa” no revelan sino la intuición de sus límites en ese sentido y la necesidad de pasar a un nuevo paradigma capaz de resolver una insuficiencia estructural que hace que únicamente pueda “llegar” a posiciones de poder quien juega su mismo juego.

A los que trabajamos con ideas nos toca hacer una ciencia crítica, que no sólo describa el caos o interprete los síntomas, sino que proponga objetivos, conscientemente mejorables, en la construcción de un nuevo “signo de los tiempos” resolutorio de la crisis de Nostridad, para todos los hombres y para todo el Hombre.

El SPN es el resultado de 30 años de trabajo e investigación de ciudadanos y profesionales especializados auto-convocados en el 2000 en el “Primer Congreso Argentino de Psicología Política”12

Tenemos años de experiencia en el armado de laboratorios sobre el “despertar de la Nostridad”, trabajando la ecuación: Salud (psicológica)=Participación (social)=Nostridad (política), entrando por un síntoma de la cultura como es la Drogadependencia13 14, el análisis epidemiológico en Salud Mental15 y las investigaciones políticas de campo16.

Hoy, gracias a A. Dorna con quien compartimos el espíritu crítico de la PP, podemos entrar en diálogo cibernético con ustedes a partir de esta propuesta que, si no es corregida y enriquecida por vuestras críticas, investigaciones e ilusiones, será otra desconocida utopía latinoamericana.

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1  Dorna, A. La democracia: ¿Un espejismo? Buenos Aires-México, Ed. Lumen, 2003.

2  Se entiende como “simbiótico” el tipo de vínculo en el cual no existe una diferenciación o límite entre lo que es “yo” y “no yo”.

3  Weber, Max. La ética protestante y el espíritu del Capitalismo.

4  Dorna, A. La democracia… ¿Un espejismo? Buenos Aires-México, Ed. Lumen, 2003.

5   Puentes, Mario. Gracias a la Droga. Ensayo sobre Psicología Política Clínica. Fundación DeHum, Argentina, 2000.

6  Puentes, Mario. Detrás de la Droga, Editorial Lugar, Argentina 2006, Capítulo Variable Cultural

7  Puentes, Mario. Detrás de la Droga, Editorial Lugar, Argentina 2006, Capítulo Variable Social

8  Puentes, Mario. Detrás de la Droga, Editorial Lugar, Argentina 2006, Capítulos Variable Familiar y Variable Psicológica.

9   Bleichmar, Silvia.  Dolor país. Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2002.

10  Puentes, Mario. Detrás de la Droga, Editorial Lugar, Argentina 2006, Capítulo, Variable Familiar.

11  Tal como lo sistematiza el informe realizado por CEPAUR “Desarrollo a Escala Humana”, de la mano de Manfred Max-Neef, en 1986.

12  Más información en www.dehum.org.ar/prod01.htm

13  SAPAC. Sistema Ambulatorio Preventivo Asistencial Comunitario. Editorial Lugar, Argentina 2008.

14  Puentes, Mario: “Tu Droga, Mi Droga, Nuestra Droga”. Editorial Lugar, Argentina 2004.

15  Puentes, Mario: "Prevalencia Institucional de la Patología Mental en la República Argentina". Investigación publicada por el Programa de Epidemiología Psiquiátrica perteneciente al Concejo Nacional de Investigación Científica y Técnica. (C.O.N.I.C.E.T.). Documenta Laboris Ano I, número 13. Año 1981.

16  Puentes, Mario (Grupo Tierra): “Ensayos sobre Psicología Política” Investigación de campo sobre la estructura de la creencia ante el cambio político en la ciudad de “La Paz”, Entre Ríos, Argentina. Año 1990 – 1991.

Bibliografía

Guardini, Romano. El fin de los tiempos modernos. Editorial Sur. 1973.

Guardini, Romano. Cristianismo y Sociedad. Editorial Ágora. Ediciones sígueme. 1982.

Habermas, J., La modernidad, un proyecto incompleto, en Hal Foster y otros, La posmodernidad, Barcelona: Kairós 1985Heifetz, Ronald. Liderazgo sin respuesta fácil. Barcelona, Ed. Paidós, 1997.

Hobbes, Thomas. Leviatán.

Maquiavelo, N.  El Príncipe.

Marx, Carlos. EL capital.

Martín Baró, Ignacio. Psicología de la liberación, Madrid, Ed.Trotta; Procesos psíquicos y poder. En M. Montero (ed.), Psicología de la acción política. Barcelona, Ed. Paidós.

Touraine, Alain. Actores sociales y sistemas políticos en América

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