La Psicología en el Uruguay. Nacimientos y procesos
Los pasos iniciales del proceso de la Psicología uruguaya encarada como ciencia independiente podríamos ubicarlos en las primeras tres décadas del siglo XX. Un Uruguay que apostaba a la modernización en un clima internacional convulsionado. Se instauraba la propiedad privada como medio de producción hegemónico intensificando el alumbramiento de los campos, se extendía la ciudadanía política y la educación apostaba a su universalización a partir de la reforma vareliana1 Bienestar económico, apoyo estatal a inquietudes en materia de enseñanza pública, y posibilidades de seguir la evolución cultural internacional en forma actualizada caracterizaban la época. La actividad más visible se dio en el campo de la enseñanza primaria y la formación magisterial, donde fue notorio el impulso de transformación, que valoraba y requería los aportes de la Psicología La Psicología era experimental y se correspondía con el panorama predominante de la ciencia en otros lugares de Europa y América Latina. En esta etapa de nuestro país, que cubre hasta 1930, se da entonces el incremento del estudio teórico de la Psicología y la aplicación de técnicas psicológicas por parte de personas formadas en otras disciplinas y que continuaron ejerciendo éstas, pero no la aparición del psicólogo profesional. Se concreta la instalación de nuevos centros de trabajo psicológico, el Laboratorio de Psicopedagogía de los Institutos Normales (1933), y el Servicio Médico Pedagógico en la Dirección de la Enseñanza Industrial (1937) que se suman al ya existente en la Fuerza Aérea, compartiendo el mismo enfoque de Psicología experimental, pero volcados a campos de aplicación diferentes. La influencia de Waclaw Radecki es evidente en este período que describimos. Él propuso un abordaje más integral y profesionalista de la Psicología; defendió la necesidad de una psicología autónoma, armonizada con las ciencias biológicas; en fin, una psicología que fuera una ciencia natural no reductible a otras disciplinas. Un tema de amplia promoción en la época lo constituyó el de la Higiene Mental, donde se apuntaba al desarrollo de la intervención preventiva: promover una salud más íntegra, el bienestar de los seres humanos, incluyendo en esta visión las contradicciones profundas de cómo atender a la marginalidad y creando instituciones específicas para ello. La salud y la educación se encontraron en estos objetivos. En el campo de la Medicina, se abrió camino otra tendencia más abierta a lo “anímico”, a la posible influencia de lo psíquico sobre lo orgánico.
Promediando los año 50’ la emergencia del profesional psicólogo parece ser ya un hecho. Las resoluciones formuladas por el Primer Congreso Latinoamericano de Psicología (Montevideo, 1951) relativas a la profesión de psicólogo marcaron un punto de inflexión para la Psicología como disciplina independiente.
El Congreso señala la necesidad social de contar con los servicios de psicólogos profesionales especializados; destaca la necesidad de hacer una clara delimitación de la esfera de acción del psicólogo; señala la importancia de ser formulada la responsabilidad profesional del psicólogo en los casos de colaboración con otros profesionales o ejercida autónomamente; y confirma la necesidad de trazar normas referentes a la ética profesional del psicólogo
A efectos de síntesis, y siguiendo a Carrasco (2005), podríamos dividir la historia de la Psicología en Uruguay en tres etapas:
Primera etapa - Comienzos de la institucionalización del país (1830) hasta la creación de un Laboratorio de Psicopedagogía en el ámbito de la Enseñanza Primaria y Normal en el año 1933, luego transformado en Instituto en el año 1942 con el nombre de Instituto Sebastián Morey Otero, quien fuera su fundador.
El grueso de los cursos en los que se trataban temas de Psicología fueron los de Filosofía
En 1897 aparece un primer texto titulado Psicología Elemental, escrito por el Prof. Carlos Vaz Ferreira quien a su vez propuso la creación de un laboratorio destinado a investigaciones pedagógicas en el cual se utilizaron también algunas técnicas de Psicología Experimental
Planes de estudio de los institutos de Formación de Maestros en 1925 incluyen cursos elementales de diferentes corrientes psicológicas tales como: Psicología introspectiva, conductismo, psicoanálisis, psicofísica, gestaltismo, etc.
Segunda etapa – Ubicada entre la fundación del Instituto de Psicopedagogía y el comienzo de la actividad Psicológica al interior de la Universidad Mayor de la República (única Universidad existente en esa época)
A partir de la fundación del laboratorio de Psicopedagogía (1933) que intenta responder a las problemáticas de aprendizaje percibidas en niños y niñas notorios personajes del mundo psi comienzan a transitar por este laboratorio: Emilio Mira y López, Serebrinsky, Ombredan, Rimoldi, Telma Recca, Antipoff, etc.
Aparición de iniciativas relacionadas al ejercicio de la psicología en el ámbito nacional, en diferentes instituciones oficiales tales como la Fuerza Aérea, Consejo del Niño, Institutos Penales, Ministerio de Salud Pública, Enseñanza Industrial y en Clínicas Médico Psicológicas en los Hospitales.
Fundación del Laboratorio de Psicología de la Clínica de Psiquiatría de la Facultad de Medicina en el año 1948
Conocimiento y prácticas psicoanalíticas como un hecho aislado en la Cátedra de Medicina Legal de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.
Radecki funda en 1945 un centro de estudios psicológicos privado que luego se constituye en Escuela Profesional de Psicólogos con 4 años de cursos y constituye el primer centro de formación profesional de psicólogos en el país instalando, a su vez, a la disciplina como espacio profesional
El Centro de Estudios de Psicológicos de Radecki organiza en el año 1950 el Primer Congreso Latinoamericano de Psicología.
Tercera etapa - Psicología ya Instalada en la Universidad de la República hasta la época actual
1953 – Fundación de la Sociedad de Psicología del Uruguay
Grupos de personas que comienzan a estudiar Psicoanálisis que ponen en tema la habilitación de los Psicólogos no Médicos para el ejercicio de la Psicoterapia
Promoción del pensamiento y técnica psicoanalítica y creación de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay (APU) en año 1956 (esto generó alarma a nivel de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay, que consideraba como ámbito único de acción del psicólogo la actividad diagnóstica (psicométrica), y que, por tanto, radica una denuncia de intrusismo médico en el Sindicato Médico del Uruguay
Sociedad de Psicología desde el momento de su fundación y por espacio de más de dos décadas organizó anualmente lo que se llamaron “Jornadas de Psicología” lo cual genera la afirmación de un espacio específico para la disciplina
Inicio de actividades oficiales en la Universidad Mayor de la República en los años 1948 y 1952
En el año 1948 se crea el Laboratorio de Psicología en la Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Medicina con funciones de diagnóstico y en el año 1963 pasa a ser Sección de Psicología con funciones docentes para los estudiantes de Medicina y para los cursos de Postgrado en Psiquiatría
En el año 1952 comienza a funcionar un curso de 3 años de Psicología Infantil en una Escuela de la Facultad de Medicina. Este es el primer curso de formación de Psicólogos (Psicología Infantil) con carácter oficial y con un potencial sentido de profesionalización. A la culminación de este curso se otorgó un título de Técnico, actualmente homologado al de Licenciado que otorga la Universidad de la República.
En 1956 comienzan a funcionar los cursos de Licenciatura en el Instituto de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República
En 1971 el Plan de la Licenciatura de Psicología es reformado (discriminando el curso de Psicología Infantil anteriormente descripto) llevándolo a 5 años de duración y creando cursos de Postgrado y Doctorado. Este plan funcionó sólo un año porque en el año 1973 el Golpe de Estado Militar y la consecuente Dictadura provocaron la intervención de la Universidad de la República y con ello la eliminación total del Instituto y Licenciatura de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias
En 1978 la Intervención de la dictadura en la Universidad crea un Escuela Universitaria de Psicología con lo cual descendió la jerarquía de la formación del Psicólogo llevándola del nivel de Facultad al nivel de Escuela
Desde el año 1978 al año1988, funcionaron en forma paralela los cursos de Psicología Infantil y los de la Escuela Universitaria
Casi al final del período anterior se crea la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay, organismo gremial y científico
En forma paralela se desarrollan cursos de Psicología en ámbitos privados: Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras de la actual Universidad Católica del Uruguay, así como múltiples grupos de estudio privados donde profesionales y docentes prohibidos por la dictadura pudieron seguir transmitiendo saberes y practicas, diversas a las que se deseaban imponer desde la Escuela intervenida
En marzo de 1985 finaliza formalmente la dictadura y se instala el nuevo gobierno institucionalmente democrático, finaliza la intervención de la Universidad Mayor de la República. La Universidad Católica del Uruguay funda su Facultad de Psicología
En el año 1987 se crea el Instituto de Psicología asimilado a Facultad el cual en el año 1994 es transformado en Facultad de Psicología de la Universidad Pública del Estado
En el año 1999 el Parlamento Nacional aprueba la Ley de Reglamentación del ejercicio de la profesión de Psicólogo. La Facultad de Psicología de la Universidad de la República en la actualidad posee un Plan de 5 años de duración al final del cual otorga el título de Licenciado y en los momentos actuales se encuentra en proceso de constituir un nuevo plan de estudios que implica el acortamiento de los estudios a 4 años con un criterio de créditos que permitan al estudiante trazar su propia historia formativa
Tratando de sintetizar, podríamos decir que durante toda la primera etapa la psicología estuvo ligada a la filosofía a nivel de cursos, con algunos paréntesis ocasionales de la clásica psicología experimental. A partir de 1933 comenzó a funcionar una psicología volcada preferentemente al diagnóstico, prevaleciendo la psicometría con algunas excepciones definidas de exploración de la personalidad.
A partir de 1952 la psicología registra un fuerte desarrollo de la Psicología Social. La experiencia generada en la práctica de la Extensión Universitaria fomentó esta profundización desde dicha corriente, ya que se comprobaba la necesidad de ésta para la comprensión y análisis del contexto social del país.
En la década de los 60’se instala en Uruguay una situación de fuerte convulsión política y social con presencia de movimientos armados funcionando activamente, y el desencadenamiento de una muy severa represión. Esta circunstancia quebró la quietud y estabilidad de la situación teórica y doctrinaria de la Psicología. Los estudiantes reclaman reformular marcos teóricos y técnicas de la psicología para poder comprender la realidad y responder a las exigencias sociales del momento.
Luego de 11 años de dictadura y represión, en el año 1985, instalado el nuevo gobierno formalmente democrático, se generan nuevas actitudes sociales y profesionales. La Psicología y el colectivo de Psicólogos responde con una verdadera explosión de corrientes teórico técnicas y asociaciones que respaldan a las mismas. Se visibiliza una Psicología Alternativa que ya Carrasco había postulado en tiempos de represión y que promueve la revisión crítica de postulados teóricos y prácticas psicológicas, con el definido propósito de adecuar los marcos comprensivos de la Psicología a las verdaderas necesidades de la gente y sus instituciones, apuntando asimismo al ajuste de sus prácticas a las posibilidades reales de nuestros países.
Psicología política en Uruguay
Juan Carlos Carrasco y la Psicología Crítico Alternativa
Juan Carlos Carrasco fue una figura señera en el desarrollo y consolidación de la Psicología en la Universidad de la República y en el Uruguay todo. Participó en la creación de la Licenciatura en Psicología y su instituto homónimo en la entonces Facultad de Humanidades y Ciencias. La Dictadura lo expulsó de la Universidad, debiéndose exiliar, en primera instancia, en Chile y posteriormente en Holanda, actuando como docente e investigador en ambos países. A su retorno, fue Director del Instituto de Psicología de la Universidad de la República y participó activamente en la creación de la Facultad de Psicología. Enseñó y practicó otra forma de hacer Psicología: la Psicología Crítica y Alternativa, marcada por sus reflexiones y su experiencia de vida. En el año 1998 plantea que la Psicología tradicional mostraba…insuficiencia de nuestras herramientas de acción, así como la frecuente inadecuación del bagaje teórico con el que, penosamente, debíamos dar sentido y respuesta a las necesidades que, desde las poblaciones con las que trabajábamos, se nos demandaba... Fue a partir de estas experiencias, del desaliento y de los sentimientos de impotencia que nos provocaba enfrentarnos a realidades ante las cuales no teníamos posibilidad de actuar eficazmente, que comenzamos a cuestionarnos la validez de nuestra práctica
Desde ese cuestionamiento construye nuevas praxis que, si bien nunca llamo psicología política, consideramos constituyen un antecedente fundacional en esta línea disciplinar.
Decía en 1981: En Psicología (como también en otras disciplinas humanas o sociales) existen marcos teóricos o conceptuales que responden a distintas concepciones del hombre y de sus relaciones con la sociedad. Estas diferentes concepciones del hombre (y de sus relaciones con la sociedad) responden en el fondo a la primacía de diferentes ópticas ideológicas
En ese sentido trabaja con la noción de ser en situación que implica un lugar (espacio), momento (tiempo), hechos y acontecimientos, variables correlacionadas que se articulan en un proceso histórico. El ser en situación es sujeto y objeto de la historia, producto y productor de la misma, receptor y transformador de la situación en la que vive. Esa situación es vivida por los sujetos como Vida Cotidiana. El “aparato psiquico” es entonces la traducción de esa vida cotidiana y esto no es otra cosa que la Ideología. Esa ideología estará signada por los grupos dominantes que definen la cotidianeidad y por tanto, Carrasco definirá como tarea sustancial del hacer psicológico el análisis de esa cotidianeidad que permita “descubrir” las contradicciones de ella y, por tanto, contribuir a la existencia del Sujeto como un Sujeto Político que pueda re-formular su vida cotidiana.
Para Carrasco …la Psicología es una disciplina dinámica sujeta a dar respuestas reales a la demanda y necesidades de la gente, a las señales de los tiempos, y condicionada por las características contextuales de los espacios en los cuales debe desarrollar su práctica. Esto hace que la misma difícilmente pueda funcionar con el auxilio de dogmas, doctrinas y prácticas rígidamente estatuidas (Carrasco, 2001)
Esta forma de ver y hacer Psicología tuvo que ver con una práctica extensionista donde el autor se confrontó con las realidades sociales del país, el día a día de sus gentes, lo cual se tradujo en una “confrontación de nuestros instrumentos teóricos y técnicos, con las verdaderas necesidades y demandas que nos imponía la realidad” (Carrasco, 2001) En los años 60’ y a partir de la fuerte agitación social y política que se vivía en el país se enfrenta al “ desamparo instrumental y operativo, y la consecuente sensación de impotencia y fracaso, pensamos en aquel momento, que los reales poseedores del saber experiente eran los verdaderos protagonistas de los acontecimientos” (Carrasco, 2001) y entonces, la disciplina debió construir un saber fáctico desde los hechos y con análisis, reflexión y sistematización. Esto se complemento con el exilio donde Carrasco debió actuar desde la vivencia del exiliado atendiendo a otros exiliados. Eran necesarias prácticas alternativas a la Psicología tradicional que trabajaba con individuos desde la ascepcia profesional. Ya el autor en el año 1969 decía: La cotidianeidad del hombre latinoamericano, como la de todo hombre, está fuertemente impregnada por el hecho social, con la diferencia que para el latinoamericano esto constituye, cada vez más un punto de urgencia. Lo que antecede nos obliga entonces a plantear que el psicólogo en Latinoamérica deberá encontrar y elaborar sus propios métodos, a la par que fijar sus propios objetivos y construir así una psicología latinoamericana para dar respuesta a las necesidades y perentoriedades de sus hombres y de sus instituciones. En este quehacer es imposible eludir el fenómeno político. El psicólogo está comprometido con su realidad, del mismo modo que lo está con los hombres que son el objeto de su quehacer. Entre el psicólogo y el objeto de su acción, está la tarea psicológica que, a fuerza de ser científica no podrá evitar ser comprometida. Las ciencias del hombre han dejado de ser asépticas desde hace mucho tiempo. La psicología de la cotidianeidad, en Latinoamérica, es una psicología del hombre como ser político porque este es su primordial punto de urgencia. En síntesis, el presente trabajo se ha propuesto, de una manera muy resumida, enfatizar el hecho de que los psicólogos, particularmente latinoamericanos, reflexionen sobre la necesidad de una modificación a fondo de sus objetivos y étodos, para pasar de una manera verdadera o auténtica, de una psicología individualista a una psicología comunitaria, de una psicología aséptica a una psicología comprometida, de una psicología teórica a una psicología de la cotidianeidad
Es así que pone en cuestión un modo y forma de la psicología que no respondía a las realidades de nuestras poblaciones: Las particularidades de la vida psíquica y simbólica en la diversidad cultural de nuestras poblaciones, la deprivación educacional y la cultura de la pobreza de muchas de ellas, no han sido tenidas en cuenta a la hora de construir los aparatos teóricos y técnicos de las grandes corrientes de la psicología, que entronizan, como hemos dicho, una concepción universalizada del ser humano, prescindente de los tiempos históricos, de las circunstancias, y de los espacios que singularizan a sectores mayoritarios de la humanidad. (Carrasco, 2001)
Fue por estas y otras muchas reflexiones y vivencias que el autor propuso una Psicología Crítica Alternativa que ya en el año 1983 definió como: "Una Psicología Crítico Alternativa se propone: reformular las concepciones teóricas, sobre la base de una práctica de confrontación constante con la realidad, de las relaciones existentes entre los seres humanos en la sociedad en la que viven; se propone analizar profundamente cuál es el grado y naturaleza de la influencia que el contexto social ejerce sobre el funcionamiento psíquico y determinación de la conducta; se propone además develar cuáles son los mecanismos de dependencia humana a los modelos sociales y económicos, el cómo y el porqué de dicha dependencia y cuáles son sus consecuencias. Se propone también adecuar los métodos de la práctica psicológica a los efectos de acceder a la gran masa de población, y tornarlos efectivos para la persona común asumiendo, en forma realista, la verdadera problemática de su existencia cotidiana. Finalmente se propone definir con claridad y con independencia de toda influencia interesada los conceptos de salud, enfermedad, conflicto, realidad, etc., así como también establecer con precisión cuáles son los objetivos que desea alcanzar en su práctica sobre el ser humano concreto, privilegiando antes que nada los principios de libertad y autodeterminación del ser.
Esto significaba asumir, desde la Psicología un compromiso ético-social, planteo concreto que engarza con otro de los autores que consideramos pertinente incluir en este desarrollo en Uruguay de una Psicología Política que no se nombraba aún como tal.
José Luis Rebellato y la Ética de la Autonomía
Doctor en Filosofía y Educador Popular, Rebellato fue en nuestro país una figura emblemática de las luchas por justicia social y dignidad de vida para todos y todas. A lo largo de su vida y su obra integra aportes de Foucault, Deleuze, Guattari, Vattimo, Derrida, Taylor, Leschner, Hinkelhamert y Kuhn entre otros, siempre apostando a la emancipación o liberación de las dominaciones externas e internas. Temas centrales con los que trabajo refieren a: fundamentar un pensamiento crítico latinoamericano, denuncia del neoliberalismo, búsqueda de la justicia y la coherencia entre teoría y práctica y la ética como soporte de una inquebrantable esperanza en la humanidad. Su constante propuesta fue la ética de la liberación, la construcción de democracias participativas sustentadas en poderes sociales, la constitución del sujeto desde una perspectiva de educación popular liberadora y la apuesta a la construcción de autonomías de saberes y poderes. Remarcó fuertemente la necesidad de refundar la esperanza y construir alternativas populares. Planteó en definitiva desde su obra una elección ética y teórica. En ese sentido defendió sistemáticamente la idea de dignidad, que, en sus propias palabras refería a: “la dignidad interpela nuestra capacidad de escuchar las luchas populares. La cultura de los pueblos y de los movimientos populares es una cultura de lucha. Por eso la importancia de aprender a escuchar. La dignidad supone el reconocimiento de la iniciativa popular, la posibilidad efectiva de cambiar la historia y la centralidad en la subjetividad expresada en la lucha de los movimientos” (Rebellato, 2000, p.30)
Del autor y sus propuestas mucho tendríamos para decir pero a efectos de síntesis en el registro de antecedentes históricos de la Psicología Política en nuestro país nos parece pertinente culminar con un extenso párrafo por él propuesto que define lo sustantivo de sus planteos: El gran desafío de hoy en día es la construcción de la esperanza, no como ideal abstracto, sino como alternativa, donde los sectores populares sean real y efectivamente protagonistas. La tarea es enorme, pues el modelo neoliberal persiste con su fuerza, arrogancia y dogmatismo. Más aún, esta encontrando caminos para darse un rostro social y humano. Los organismos internacionales – como el Banco Mundial- han tomado nuestras banderas y hablan de combate contra la pobreza, de investigación – acción, de alianzas, de participación, de empoderamiento. Se requiere de nosotros una profunda exigencia y rigurosidad en expresar lo que realmente buscamos construir cuando utilizamos esas categorías. Pero, sobre todo, se requiere una fidelidad creativa a un proyecto donde los sectores populares, sus organizaciones, sean fuente inspiradora y protagónica. Vivimos tiempos de crisis, de desafíos, de esperanzas. Vivimos tiempos de encrucijadas históricas. Esto requiere de nosotros lucidez, entrega a una tarea liberadora, adhesión a la utopía mediatizada en proyectos efectivos. Requiere resistencia y propuesta, radicalidad y sentido del límite. Requiere adhesión a un proyecto de autonomía que encuentra en la construcción del desarrollo local y sostenible, basado en los poderes de los sectores populares, una tarea de importancia insustituible, pero que busca proyección a nivel continental y mundial. Requiere construir una globalización de signo contrario a la globalización neoliberal. Una globalización de la solidaridad. Una verdadera internacional de la esperanza. Un mundo donde quepan todos los mundos. Hay una responsabilidad insustituible en los trabajadores sociales. Ellos y ellas se encuentran en contacto permanente con el dolor y el sufrimiento de la gente, pero también con sus alegrías y anhelos; con sus deseos y esperanzas. La verdadera reconceptualización del Trabajo Social aún no ha terminado. Más bien tiene un largo camino por delante. No es una etapa, es más bien un proyecto. Empieza día a día en la medida que creemos que el protagonismo de los sujetos populares requiere revisar a fondo nuestros enfoques teóricos, nuestras metodologías, nuestra forma de investigar y sistematizar. Y, sobre todo, en la medida en que es un proyecto que se nutre de nuestra capacidad de ser educadores de la esperanza, de una esperanza que cree en las posibilidades humanas de cambiar la historia. Puesto que la historia no ha terminado y la historia no tiene fin. (Rebellato, .2000, p 73)
Con estos dos autores creemos poder registrar antecedentes sustanciales que hacen al camino de una Psicología Política en el país, que, si bien ninguno de los autores definió a su práctica como Psicología Política, consideramos que en los hechos la realizaban.
En esa línea de interpretación de prácticas específicas ubicamos a otro autor, en este caso procedente del ámbito religioso y los derechos humanos. Luis Pérez Aguirre.
“Perico”, así le decían…
Luis Pérez Aguirre fue una de esas figuras que concitan la admiración y el cariño de los uruguayos y uruguayas; se constituyó en un referente para todos los indignados frente a la injusticia. Pérez Aguirre, “Perico” predicó con el ejemplo, llevando a la práctica su compromiso con los postergados. En plena dictadura y en los momentos de mayor represión (1975) creó un hogar-granja –“La Huella”– para rescatar a “los niños abandonados por considerar que son los más indefensos de los indefensos”, según sus propias palabras. Esta comunidad se constituyó basada en valores diferentes a los del modelo económico dominante con el propósito de “mostrar que se puede vivir en una opción que prescinde de la propiedad privada, estableciéndose el mecanismo económico de propiedad comunitaria”. Decía Perico: “No les podíamos decir a los niños en la calle que tenían que esperar a que cambiaran las estructuras. Era una eterna discusión de la izquierda: o cambiar primero las estructuras para que cambie el hombre, o cambiar primero el corazón del hombre para que cambien las estructuras. Nosotros decíamos: ni una cosa ni la otra; las dos a la vez”. También se ocupó fuertemente en la temática de la prostitución y la trata de blancas, considerando que en estas situaciones se atropellaban los derechos humanos con cierta actitud de indiferencia del Estado y la población.
En un artículo publicado en la Red Latinoamericana para la Paz y los Derechos Humanos, mayo del 93, decía:
Educar no es "introducir" en la mente y en el corazón de las personas contenidos, conceptos, conocimientos.... Justamente es al revés. "E-ducere" quiere decir hacer aflorar, conducir hacia fuera, sacar... lo más hermoso, lo más valioso, lo más digno, lo más humano que hay en el corazón de la persona. Es posibilitar el despliegue de todos sus talentos, sus capacidades, sus dinamismos positivos... Es ayudar a que abra su espíritu a los valores de la vida desarrollando plenamente su corporalidad, su psiquismo, su espíritu, su capacidad de relación... Es una especie de acto ginecológico. Nada permite referirse a "meter", "depositar", "inyectar"
La opción por los derechos humanos no nace de una teoría o una doctrina sino de "escuchar" y "sentir" el grito de quien ha sido convertido en víctima por un golpe, una herida. El impulso primero surge desde la sensibilidad, desde lo más profundo de las entrañas, desde la experiencia del dolor ajeno sentido como propio...
El sentimiento es la experiencia humana básica. La razón, ha dejado de ser el eje de la existencia. Los principales axiomas del pensamiento son, en su génesis, intuiciones del corazón. Es el corazón quien pone las premisas de todo conocimiento posible. La razón actúa impulsada por el Eros, el sentimiento la pasión, la ternura, la compasión, el amor... Pero, Eros, no supone un mero sentir, sino un con-sentir; no es simplemente pasión, sino com-pasión; no es sólo vivir, sino con-vivir, simpatizar, entrar en comunión. La tragedia de muchos educadores de hoy es que han buscado eliminar de su trabajo la compasión y el dolor. Educar es hacernos y convertir a los demás en vulnerables al amor. Transmitir actitudes sólo se puede realizar desde esa mutua vulnerabilidad, donde el amor se vive seria y naturalmente.
No es posible educar en derechos humanos desde cualquier lugar ni desde cualquier disposición interior. Hay lugares y posiciones personales desde los que no se ve, no se siente la realidad que nos abre a los derechos humanos, al amor y a la solidaridad. La cuestión es saber si estoy ubicado en el lugar educativo correcto para mi tarea. El lugar educativo es más decisivo para la tarea, que la calidad de los contenidos. Para educar es obligatorio adoptar el lugar social de la víctima. ¡Qué insensatez pretender educar para los derechos humanos encerrados en un aula, durante algunas horas por semana! Hay que trascender la mera transmisión verbal y pasar al hacer. Lo que nos falla como educadores es el lugar desde donde pretendemos educar y actuar. ¿Dónde estoy parado yo, en mi quehacer educativo? ¿Puedo desde ahí educar en Derechos Humanos?
Sus planteos y prácticas consideramos que constituyen antecedentes concretos para una forma de hacer psicología política
Psicología Social, Psicología Comunitaria … Psicología Política
La Psicología Comunitaria y Social que se desarrolló en el país pensaron e hicieron desde praxis específicas que contribuyeron al desarrollo de una práctica en Psicología Política, con mayores o menores márgenes de acercamiento a las problemáticas específicas del país y el continente. Diversas tareas en enseñanza, investigación y extensión se realizaron con un enfoque profundamente político apuntando al cambio social y la opción por los más desfavorecidos pero sin un encare disciplinario, sistemático y sistematizado en Psicología Política. Remitir a las diversas producciones en ese ámbito seria demasiado extenso para esta síntesis, por lo cual remitimos al lector a las diversas historias y producciones de la Psicología en Uruguay. Tal vez muchas de esas prácticas quedaron y quedan en la invisibilidad por las urgencias por el hacer y la poca sistematización o conceptualización de las acciones. También se incluye en ello una cierta desvalorización de las prácticas más comprometidas con el ámbito de lo social desde una cierta desvalorización epistemológica (y también monetaria) en el imaginario profesional 2 En el año 2004 nos dicen Giorgi, Rodríguez y Rudolf refiriendo a la Psicología Comunitaria.
En el cruce de vertientes -las provenientes de sus raíces singulares y el contacto relativamente reciente con las desarrolladas a nivel internacional- se desarrolla una Psicología Comunitaria que conserva un fuerte posicionamiento ideológico como punto de partida, que recoge la impronta psicoanalítica y las herencias de la psicología clínica, que tiene el espacio universitario público como principal espacio de producción y formación, desde donde trabaja por su consolidación académica produciendo nuevos conocimientos orientados a la transformación de la realidad en el entendido de que en esto radica el sentido último de todo conocimiento socialmente útil.
También en cuanto a la Psicología Social en el país podemos ver algunos extractos de objetivos específicos que plantea quien fuera durante varios años la profesora encargada del área en el espacio universitario Sylvia Castro (1994).
Detectar las necesidades vinculadas al Área en todas las áreas psicosociales, en especial aquellas que presentan necesidades generadas por las condiciones socio-económicas de dependencia y consumo de masas, tales como Salud, Educación, Minoridad, Familia, Vivienda, Instituciones Sociales, Derechos Humanos, etc.
Volcar los resultados de la investigación para promover las modificaciones y la adaptación activa de los sujetos de la acción profesional
llevar a la Psicología Social universitaria a un nivel académico superior y al mismo tiempo, contribuir a modificar las condiciones de producción de sujetos y las condiciones de vida de la comunidad
incidir con una producción de saber en la modificación de las políticas institucionales y aún nacionales en relación o específicas para la Psicología Social
Generar conciencia de problemáticas específicas del campo
El actual director del Instituto de Psicología Social de la Facultad de Psicología, Prof. Joaquín Márquez dice en su proyecto de trabajo: la psicología social universitaria es una herramienta o instrumento que permite junto con otras disciplinas, comprender los procesos colectivos que se dan en las diversas áreas del desarrollo del país y en la búsqueda del buen vivir de los integrantes de la población (Márquez, 2010)
La Psicología Social también tuvo y tiene desarrollos y acciones desde el ámbito de lo privado, profundamente influida por planteos del Dr. Enrique Pichón Rivière (1907 – 1977) y el Grupo Plataforma de Argentina, donde se definió la urgencia y el desafío ético de una psicología comprometida con las necesidades y la vida cotidiana de nuestras poblaciones.
En un registro diferente podemos ubicar la producción del Lic. Daniel Eskibel, que desde el año 1994 trabaja sobre marketing político, campañas electorales y comunicación de gobierno, psicología del votante, psicología del elector, psicología de la comunicación. Este autor mantiene una página web llamada “Psico-ciudad” y ha generado varias publicaciones (libros y artículos) sobre las temáticas de su interés y especialidad.
Ya en este siglo podemos registrar como antecedente específico las tareas que el autor de este artículo ha venido desarrollando junto a otros compañeros de ruta que han intentado instituir la Psicología Política en nuestro país; un caso específico que aparece claramente recortado es el del compañero Gabriel Picos que ha trabajado sobre esto desde hace ya bastantes años vinculando la Extensión Universitaria con su enfoque estricta y específicamente político. Él plantea:
Entendemos desde allí entonces a la Extensión Universitaria, como las diferentes prácticas de acción política que se producen en conexión con la Universidad u organizaciones surgidas en relación con la misma,3 cuyo objetivo expreso es la transformación de las actuales relaciones de poder producidas desde las lógicas del Capital, y cuyas alternativas se construyen desde espacios de formación trans-disciplinarias, hacia prácticas ético-políticas de libertad y autonomía. Desde la docencia universitaria, pensamos a la Extensión como estrategia político-institucional desde donde construir una Universidad que establezca sus espacios de formación a partir de su diseminación en redes sociales de lucha y resistencia por alternativas de vida dignas, justas y solidarias para todos como sujetos. Esta definición debe incluir necesariamente, nuevas formas de relacionamiento con la naturaleza que sostiene nuestras vidas y la de las generaciones futuras. (Picos, 2007)
En nuestro caso específico, seguramente las prácticas y saberes que poníamos en común significaban un posicionamiento teórico, ético y estético que respondía a la Psicología Política pero sólo a partir del 2005 se significa con el nombre de Psicología de la Liberación y luego Psicología Política Latinoamericana. En ese año, participamos presencialmente del congreso de Psicología de la Liberación en Liberia – Costa Rica y desde allí, re-significamos y nombramos diversas propuestas anteriores que tenían que ver con la Psicología Política si bien ya en el año 2000 habíamos participado junto con Mónica Cortazar en el II Congreso de Psicología de la Liberación en Cuernavaca- México, presentando el trabajo: “Procesos de liberación en el año 2000. Una mirada desde el Uruguay y la docencia”. En ese tiempo muchas tareas veníamos realizando con grupos y organizaciones apostando a procesos de autonomía y liberación, sostenidos en propuestas de Freire (1970), Pichón Rivière (1985), Carrasco (1969), Rebellato (1995), Fanon (1961), Marx (1845), Freud (1893) y tantos otros autores, pero básicamente propulsados y promovidos por una historia vital que había registrado luchas obreras y estudiantiles, sueños y represión, victorias y derrotas populares, la dictadura y su asesinato de la alegría … Benedetti y su defensa de ella, Viglietti que seguía cantando a todos y todas sin decir “nombre ni seña” y sólo diciendo “compañeros”, Zitarrosa que con sus “60 cigarrillos diarios” nos decía día a día que se podía, que éramos muchos los que creíamos en el “hombre nuevo”. Los vecinos del barrio en que nacimos, los sabios borrachos, los amigos y familiares que fueron presos y/o exiliados. En fin, la vida … “esa loca de atar y desatar” como decía Don Mario que nos enseño a rebelarnos y luchar por la utopía.
Desde esas historias y antecedentes se fue construyendo en el país la Psicología Política. En nuestro caso particular hemos generado diversas producciones académicas que intentan hablar e instituir la Psicología Política y Psicología de la Liberación en el país. Coordinamos, junto a la compañera Graciela Motta de México, el Grupo de Psicología Política Latinoamericana de ULAPSI (Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología integrado por unos 150 miembros) y también desde el año 2007 coordino el Grupo de Psicología de la Liberación (146 miembros) Desde el año 2009 en el espacio de la Facultad de Psicología, Universidad de la República, trabajamos en docencia, extensión e investigación en un espacio de taller denominado “Cuestión social, políticas públicas y psicología” donde hemos intentado trabajar en la importancia de la reflexión política de las prácticas psicológicas, tanto por lo que se hace como por lo que no se hace o se hace sin reflexión. En el momento actual estamos proponiendo un espacio denominado Psicología Política Latinoamericana con un proyecto de investigación específico recortado en el ámbito del Derecho a la Ciudad y un enfoque concreto en la “sensación de inseguridad ciudadana” y la producción de Sujetividad y Subjetividad que esto produce. A su vez hemos generado practicas de extensión universitaria y/o intervención profesional en el trabajo con catástrofes y violencia política.
A efectos de síntesis planteamos aquí síntesis de algunos artículos en que intentamos actuar en pos de la institución de la Psicología Política en nuestro país y el continente:
El otro mundo ya existe. De encuentros y distancias. Psicologías Liberadas para Liberar - Publicado en: Psicología para América Latina, Revista electrónica internacional de la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología, Nº 16, junio 2009, ISSN: 1870 - 350X (http://www.psicolatina.org/)
Pensar y construir aportes a una “psicología de la liberación” implica tomar en consideración la construcción de una “psicología liberada”, una psicología que apueste a de-construir epistemes y metodologías endémicas que organizan la legitimación de discursos y prácticas que nos des-legitiman. No apuntamos a ser “especialistas” de la liberación manejando la teoría como un partido de fútbol o un campo de batalla (al estar afiliado a una corriente psicológica descarto a las otras como falsas, impertinentes y, en extremos, como enemigas de mis prácticas y mi ideología) No apuntamos a construir “monumentos”: tal autor, tal teoría convertidos en ídolos a los que sólo debemos sumisión. Criticarlos, una herejía. Innovar respecto a sus prácticas, uno de los pecados capitales que no se enuncia, al menos en forma evidente, en la ley apodíctica.
Caminos hacia Psicologías Latinoamericanas – Publicado enPsicólogos sin Fronteras, Revista electrónica de Intervención Psico-social y Psicología Comunitaria, 2008, vol 3 Nº1, pp 27-32, ISSN: 1851-3441, Universidad Nacional de San Luis, Argentina (http://www.unsl.edu.ar/)
Nos ha sucedido en muchas oportunidades que el peso de los “terrorismos epistemológicos” (Feyerabend, 1975) instaurara un conjunto de estilos de “hacer psicología”: las ciencias duras con su estatuto de cientificidad, la hegemonía de un determinado discurso médico ortodoxo, los poderes centrales político-económicos organizando las bibliotecas de nuestros decires, y todos los etcéteras que se nos puedan ocurrir. Así, muchas veces, los psicólogos latinoamericanos hemos quedado convertidos en buenos interpretadores o traductores de lo que los star-psicólogos o star-pensadores varios podían ver y pensar en las metrópolis de mejor ranking socio-económico. En tanto cito, hago y bien transmito lo que dijo ... (llenar a gusto de consumidor) tanto más reconocido en el ambiente psi. Si me oriento, en cambio, a conocer, profundizar y acompañar experiencias y discursos de los sub-valorados discursos de estos sub-espacios definidos en el sub-desarrollo, caramba, eso al menos demuestra poco “nivel académico” si no directamente un escaso nivel profesional. En este sentido, todos hemos contribuido a la producción de trampas epistemológicas que nos encierran en la producción de prácticas inerciales, ajenas a la creatividad y la pertenencia-pertinencia respecto de nuestras realidades.
Nuestra vida cotidiana está plagada de naturalizaciones, de asumir que eso es así porque es así, de hacer sin cuestionar, de decir sin elucidar el contenido de lo dicho y en eso cotidiano que hacemos y nos hacen, sostenemos niveles de opresión auto y hetero-infligidos. Pensamos que una potente intervención en el ámbito de las prácticas profesionales pasa justamente por elucidar aquello tan habitual y obvio que no parece requerir análisis
“En que presente educamos? Textos y contextos de la Educación en el siglo XXI” – Publicado en Volens América Economía Solidaria y Formación Adaptada, 21 de febrero de 2007, (http://volensamerica.org/?lang=es)
Ricas producciones teóricas de nuestra Latinoamérica muchas veces quedan en espacios de invisibilidad o desvalorización, tanto por su “antigüedad” o, justamente, por su pertenencia a estas culturas subdesarrolladas. Parece que la lógica de “el Mercado” y “la Moda” colocaran en el material de deshecho –ni siquiera en la papelera de reciclaje- todo aquello que no hable el lenguaje “de onda”
Quizás un nuevo “gran relato” refiera a la multiplicación o explosión de la información que habría “democratizado” el manejo y uso de ella. Barr Trevor dice: “La respuesta más corta a la pregunta: ¿de quién es esta revolución de la información? sería que se trata de una revolución para las marcas comerciales más importantes del mundo, es su revolución.”4Facilitar el “acceso” a la información no significa que cada cual pueda tener su “aparato” propio para hacer máquina con él, implica lograr acceder a diversas fuentes de información de calidad, enfrentando a la cada vez mayor privatización de ésta. A la vez importa aprender a decodificar, analizar, evaluar y producir conocimientos en las nuevas lógicas de subjetivación que nos transversalizan. Deconstruir esas lógicas para no oponerse reactivamente sino, utilizando los instrumentos apropiados a objetivos definidos en nuevos contratos educativos entre los actores concretos y las instituciones. “Ni apocalípticos, ni integrados”, apropiarse “instrumentalmente de la realidad para transformarla”5. Importa tener en cuenta que no se trata de “tirar las máquinas” como en el tiempo de la industrialización ni de “diabolizar” las nuevas tecnologías; por el contrario, seguramente éstas abren posibilidades inmensas para múltiples desarrollos de las tareas humanas y genera aperturas y nexos antes insospechados. Pensamos, en cambio, que es necesario transformar la condición de grupos objeto a grupos sujeto en estudiantes y docentes ante las nuevas situaciones que se nos plantean en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Seguramente esa condición de grupo objeto sea una de las variables generadoras de la sensación de “malestar” en la Educación. Guattari decía: “Lo que constituye, en la actualidad, lo esencial del poder del capitalismo, no es tanto su ejército, su policía, su carácter soberano, sino su capacidad mucho mayor que los movimientos progresistas para producir subjetividad, para modelarla” (Felix Guattari, 1998) Los nuevos contextos socio-culturales nos demandan una “adaptación activa” (Pichón Rivière 1980) que nos permita asimismo rescatar aspectos centrales que construyen nuestro devenir de sujetos latinoamericanos con toda una rica historia de prácticas sociales y culturales que hicieron y hacen a las producciones de pensamiento y acción.
Se concretó el fin del mundo. El 2000 en soledad – Publicado en:Revista Universitaria de Psicología, 2002; Vol. 2, no. 1 Página(s):43- 49 ISSN:07976186
Que hemos sido testigos de derrumbes y caídas ya nadie puede dudarlo, desde el muro de Berlín hasta el almacén de la esquina, desde las ideologías hasta las matinés del domingo. Algo del orden de lo habitual se modifica día a día y la incertidumbre constituye la almohada donde proyectamos el mañana; perdón, no “El” mañana como un futuro distante de casita, auto y etcéteras, sino mañana, donde acosa la pregunta sobre el trabajo, la pareja, el vecino, el virus -humano y cibernético-, la ética, el discurso entendible para comunicarnos. En este marco, en esta sustitución de la “piqueta fatal del progreso” por el constante reciclaje, es que centro la mirada sobre un fenómeno: la Soledad.
Procesos de liberación en el año 2000 – Publicado enLiber-Acción, Revista electrónica de Psicología de la Liberación, (http://www.liber-accion.org/)
Desde nuestra tarea docente en la Universidad de la República (Uruguay) y otros ámbitos educativos públicos y privados, miramos hacia la historia reciente de nuestro país para reflexionar sobre la noción de liberación; sus transformaciones, sus significados actuales. Intentamos confrontar momentos socio-históricos para observar los sutiles cambios que promueven nuevas producciones de subjetividad y las dificultades y posibilidades del encuentro con otros tiempos y otras vivencias. Estudiantes de los 90 y ya del 2000, trabajando con docentes que experimentaron otras historias, donde la liberación, la revolución, el hombre nuevo, la dictadura, eran planteos centrales de su cotidianeidad. Estudiantes que experimentan la revolución tecnológica, la globalización informativa, la realidad virtual, el “fin de las utopías”. A partir de las experiencias de encuentro con las nuevas interrogantes, con los viejos y los nuevos problemas, ensayamos elucidar aspectos que hacen a esta época designada con diversos nombres de acuerdo a distintos autores. Proponemos pensar y pensarnos en los nuevos contextos apropiándonos de nuestros sentires, pensares y haceres latinoamericanos; re-encontrar las diversas riquezas que nos construyen y las que tenemos por construir. En ese sentido planteamos la importancia de rescatar con toda la fuerza de su vigencia la noción del actor social como agente de cambio.
Psicología de la Liberación en tiempos de globalización – Publicado en Biblioteca Virtual, Grupo de Acción Comunitaria, psicosocial.net, Universidad Complutense de Madrid, (http://www.psicosocial.net/)
Vivimos tiempos de globalización, donde se nos vende la percepción de ser un mundo globalizado. El mercado se ha globalizado, más aún, se globaliza -o será mejor decir, liberaliza?- el flujo del capital y la producción, a partir de ciertas multinacionales que internacionalizan el máximo de ganancia con el mínimo de costos y el máximo de explotación humana. Cuestión de máximos y mínimos, donde la inmensa mayoría de la población mundial queda ubicada en el lugar del despojo material y psíquico, sin otro recurso aparente que contemplar las proezas de ese mundo global. Seguramente, en este mundo compartido, podemos observar estéticas y éticas que apuntan a apropiarse de todos los espacios, como las únicas válidas, como las únicas posibles. El mensaje parecería ser que todos somos un gran Shopping universal, lleno de marcas que nos marcan y donde los particularismos sólo valen como productos de consumo. Muchas y diversas reflexiones debemos realizar sobre nuestra psicología de la liberación, a efectos de continuamente potenciarla y adaptarla activamente (Pichón Riviére) a los nuevos textos y contextos del siglo en que nos toca seguir construyendo “otros mundos posibles y necesarios” Apostar a seguir haciendo y continuar legados de quienes nos precedieron con su acción y ejemplo, pasa por tomar la arcilla para producir nuevas obras que respondan al devenir constante de nuevas coyunturas socio-político-culturales-económicas. En ese sentido este trabajo apunta a reflexionar sobre algunas nociones centrales de la psicología de la liberación y su puesta en prácticas respecto a los nuevos desafíos socio-históricos.
Se tuvieron que ir – Publicado en Psicólogos sin Fronteras, Revista Electrónica de Intervención Psico-social y Psicología Comunitaria, 2008, vol 3, Nº1, pp. 50-52, ISSN: 1851-3441, Universidad Nacional de San Luis, (http://www.unsl.edu.ar/)
El exilio, marcó y marca vidas y proyectos. Amigos del alma, alguna vez siendo adolescentes “se tuvieron que ir” después que liberaron a su padre. Hace ya casi 30 años de eso. En todo ese período el vínculo entre “los de allá” y “los de acá” siguió por todas las vías posibles: cartas, cassettes, algún teléfono público fallado, fotos, mensajes con gente que fuera o viniera. Mucho más cercano en el tiempo, las vueltas, los sueños y las vueltas a partir. En un tiempo aún más cercano, las idas para allá de los de acá para juntar imágenes e imaginaciones y también quedar exiliados. Experiencias de amigos, experiencias propias, experiencias con tantos y tantas de la comunidad latinoamericana hablando en “franchute” y soñando en castellano. Hoy otros amigos también andan por otros lados: Australia, Estados Unidos, España y etcétera, etcétera, etcétera... La propuesta: presentar un ensayo de la memoria, construyéndose en estos tiempos de algunos de esos amigos que buscan afanosamente encontrar su identidad y entender lo que pasó y pasa
1 En 1877 se decreta en el país la Ley de Educación Común promovida por José Pedro Varela, quien se considera en el país el reformador de la educación y fundador de la educación pública, laica y obligatoria. Esto se efectúa en el contexto de una dictadura encabezada por un caudillo, líder del alumbramiento de los campos: Lorenzo Latorre. Su gobierno impuso la sustitución de las banderías tradicionales (blancos y colorados) por el gobierno de los grupos de presión más fuertes en lo económico, aliados al grupo de presión en el poder real y coactivo: el ejército, lo cual significo la asunción del poder casi directa por parte del alto comercio, la clase alta rural y los inversionistas extranjeros.
2 Resulta interesante percibir como ese imaginario ha venido cambiando desde las propias necesidades laborales y la oferta extensa de trabajo para espacios colectivos y con poblaciones vulneradas-vulnerables
3 Uno podría decir que casi exclusivamente organizaciones estudiantiles.
4 Trevor, Barr, extracto de “Reflections on media education: the mights and realites”, discurso inaugural de la Ox. Media 88 Conference, Brisbane, Australia, 1988.
5 Podríamos pensar a partir de este planteo de Pichón Rivière, con que noción o nociones de realidad implementamos nuestras prácticas y nuestros discursos sobre ella; en este trabajo rescato el valor central de su idea de “apropiación” y “transformación”. En los tiempos que corren y nos corren parece que la idea de “agente de cambio”, tan fundamental en los planteos fundantes de la psicología social rioplatense, pasa a ser un discurso fuera de moda o algo así como una épica sin contenidos.
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