Notre devoir, mes Frères, est de travailler pour aider l'évolution naturelle des sociétés humaines de façon que l'état de liberté devienne sans cesse de plus en plus grand. Frère Augustin Hamon. (citado por Leo Campion, 1996)
Noticias biográficas
Augustin Frederic Adolphe Hamon o A. Hamon, como firmaba sus obras, nació en Nantes el 20 de Enero de 1862 y falleció en Port-Blanc-en-Penvénan (Côtes d’Armor) el 3 de Diciembre de 1945. Era hijo de un ingeniero-inventor que había creado unos barriles soldados con estaño para los sistemas de suministro de agua para beber. Fue iniciado como francmason el 20 de Enero de 1882 y perteneció a diversas logias a lo largo de su vida, la última de las cuales fue la Logia Science et Conscience – Ernest Renan de Saint Brieuc. En la masonería alcanzó los grados de Vénérable Maître, Chevalier de la Croix Rouge et Chevalier Kadosh. Simultáneamente, participó durante la mayor parte de su vida en el movimiento anarquista francés e internacional, siendo amigo de los hermanos Reclus, de Malatesta, de Kropotkine, Federico Urales, Charles Malato, Louise Michel, Max Nettlau, Francisco Ferrer, y Sebastián Faure, entre otros, todos ellos teóricos relevantes del anarquismo. En sus últimos meses de vida, después de la finalización de la segunda Guerra Mundial, se afilió al Partido Comunista.
Hamon fue uno de los más destacados activistas e investigadores sociales en Francia en el periodo comprendido entre la última década del siglo XIX y la primera década del siglo XX. Fue delegado de la Bourse de Travail de Nantes en el Congreso de la Internacional Socialista celebrado en Londres entre el 27 de Julio y el 1 de Agosto de 1896 y en el que se consumó la expulsión de los anarquistas por los marxistas. Hamon da cuenta de este congreso en su obra “Le Socialisme et le Congrès de Londres” (1897). Dirigió diversos periódicos, como por ejemplo “L’Humanité Nouvelle”. Probablemente su influencia más notable estuvo en España, quizás más que en su propio país, y los anarquistas españoles de finales del siglo XIX tradujeron muchas de sus obras y contribuyeron con artículos a las propias revistas de Hamon. Por ejemplo, fue muy amigo del anarquista español José Prat, quien tradujo varias de sus obras de sociología, incluidos sus dos estudios de psicología social. Estas últimas obras fueron publicadas inicialmente por la imprenta del periódico anarquista El Corsario (La Coruña) en 1896 y unos años más tarde por la editorial Sempere de Valencia. Hamon también fue amigo del teórico anarquista Ricardo Mella, al que cita reiteradamente en su “Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste” y quien escribió varios artículos para los periódicos de Hamon, por ejemplo, para L’Humanité Nouvelle.
Por sus contribuciones a la psicología social debería aparecer en el cuadro de honor junto con otros ilustres investigadores franceses como Gabriel Tarde o Gustave Le Bon. Su colosal obra tanto en número como en calidad, se publicó en forma de artículos y en forma de libros. Entre sus obras más conocidas de psicología social y sociología figuran “Psychologie du Militaire Professionnel” (1894), “Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste” (1895), “Déterminisme et Responsabilité” (1895) “La Revolución a través de los Siglos ” (s.d.), “La France Sociale et Politique” (1890, 1891, 1893), “Ministère et Mélinite” (1891), “L’Agonie d’une Société” (1889), « Socialisme et Anarchisme » (1905), entre otras.
Usando el mismo método utilizado para elaborar la “Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste”, Hamon en colaboración con Renato Ghil trató de escribir la “Psychologie du Scientifique et de l’Artiste” pero no lograron su propósito, de acuerdo a José Prat (1906), porque no lograron reunir los materiales necesarios. Así mismo, Hamon escribió al menos cinco artículos y revisiones de libros, entre 1904 y 1906 en el American Journal of Sociology (en colaboración con su esposa Henriette), lo que indica que era conocido por los más destacados sociólogos norteamericanos del momento y que publicaban en dicha revista (p. ej., Ellword, Mead, Ward, entre otros).
Junto con la anterior obra, también publicó diversos libros sobre higiene y salud, como por ejemplo, “Études sur les Eaux Potables et le Plomb” (1889) y “Dell’ Usuo di Tubi di Biombo per la Condotta delle Acque Alimentari” (1889). Fue también traductor al francés, junto con su mujer, de la obra literaria de George Bernard Shaw. Por último, deben mencionarse también sus libros “Grammaire Française” y “Analyse Grammaticale et Logique”, que se utilizaron durante más de seis décadas en Francia par la enseñanza de la lengua y que se siguieron publicando décadas después de la muerte del autor.
Este último hecho, que sus obras no sociales se publicaran durante décadas, contrasta con el olvido de su obra psicosociológica, que ha sido una constante durante los últimos cien años de historia de la psicología social. Múltiples razones podrían explicar este hecho, no siendo las menores que A. Hamon representase un intento de construir una psicología social científica desde presupuestos en nada acordes con el statu quo establecido (p. ej., la orientación ideológica de sus ensayos y estudios psicosociales fue libertaria). En segundo lugar, su obra podría enmarcase dentro de la tradición psicosociológica de la psicología social, la iniciada en el seno de la sociología, que ha sido una tradición ciertamente minoritaria. Una tercera razón para el olvido proviene de que su obra se desarrollase al margen de las instituciones universitarias tradicionales, ya que no fue profesor estable de ninguna universidad y solo en breves momentos impartió docencia en la Université Nouvelle de Brusselles y en la London School of Economics and Political Science, pero tal docencia estaba referida a la Criminología, tratando de explicar el crimen desde presupuestos sociológicos y psicosociales. También impartió algún curso libre en La Sorbonne.
A lo anterior habría que añadir el propio desconocimiento o la ignorancia que los psicólogos sociales norteamericanos tenían de la psicología social europea de finales siglo XIX y principios del XX. Este desconocimiento se ejemplifica especialmente en el caso de Gordon Allport (1954/1968) y su extraordinariamente citado capítulo en el Handbook of Social Psychology (Lindzey, 1954; Lindzey y Aronson, 1968), en el que afirma que los primeros libros de psicología social con este título fueron el escrito por el sociólogo Ross (1908), junto con el escrito por McDougall (1908) y se olvida de todas las contribuciones europeas (e incluso americanas) anteriores a dicha fecha. Pero no sólo Allport, también otros célebres autores de esta época cometen errores y sesgos parecidos, como por ejemplo, Aronson (1972), Zajonc (1965) y muchos otros. Y a ha sido tal la influencia de esta serie de publicaciones que vino a ser un lugar común y casi una tradición en psicología social afirmar que esta se constituye como ciencia con la aparición de los libros de McDougall y Ross y cuando no se mencionan a estos dos autores se cita a Triplett (1897) como punto de arranque de la psicología social por haber llevado a cabo un experimento sobre competición individual y en grupo (por ejemplo, Aronson, 1972; Goethals, 2003, Zajonc, 1865), experimento de dudosa sustancia psicosocial si uno se toma la molestia de leerlo. Incluso autores europeos, tales como Graumann (1988), que reconocen la inexactitud y el error que supone atribuir a McDougall y Ross la paternidad de la psicología social, sugieren que los libros de estos dos autores constituyen el punto de arranque de dos las perspectivas fundamentales de la disciplina: la de orientación psicológica y la de orientación sociológica. Un detenido examen de la Psychological Review y del American Journal of Sociology, anteriores a 1908 hubiera llevado a ver que tal división era muy anterior a dicha fecha. Incluso que puede afirmar que el término psicología social entronca directamente con la tradición del pensamiento anarquista. Fue Pierre-Joseph Proudhon, el anarquista teórico francés, quien utilizó el término psicología social, si no por primera vez al menos una de las primeras, en un articulo de 1848 titulado “La Réaction”. Escribió Proudhon:
“Depuis quelque temps on commence à se douter, dans le journaux du gouvernement provisoire, que la révolution de Février n’a été jusqu’ici, pour ses représentants, qu’une sorte de revue rétrospective de la première révolution. Les deux partis qui divisent le pouvoir s’attaquent, se menacent sous les dénominations de girondins et de montagnards. On s’accuse réciproquement, en haut lieu, de restauration et de contre-révolution. La conscience de leurs hallucinations rétrogrades arrive peu á peu á nos moniteurs improvisés. Rien de plus instructive, de plus significatif que leurs récriminations mutuelles. Si la réaction lève la tête, c’est au sein du gouvernement. S’il se trame des complots contre le gouvernement sorti des barricades, c’est dans les antichambres des ministres. Si le pouvoir, tiraillé dans tous les sens, et par ses manifestes communistes, et par ses inclinations doctrinaires, fait fuir les capitaux, tue le crédit, inquiète les ouvriers, désole la propriété ; si l’organisation du travail fait que toute la France se croise les bras, la faute en est à cette démocratie à double face, qui règne et gouverne. Tout le chemin que, depuis deux moins, nous avons fait en arrière, nous l’avons fait sous l’inspiration des souvenirs contraires de l’ancienne république. C’est 93, avec toutes ses dissensions, qui nous régit; quant à 1848, c’est encore le livre fermé de sept sceaux.
Il y a là un phénomène de psychologie sociale qui vaut la peine d’être approfondi. Ce phénomène s’est produit à toutes les époques révolutionnaires ; c’est ce qui en a suscité tous les périls et déterminé les catastrophes » (Proudhon, 1948, p. 12)
La excepción al olvido mencionado, y podría decirse que son los iniciadores de la recuperación de la obra de A. Hamon y el pensamiento anarquista para la psicología social, han sido Ian Lubek (1984; 1997; Lubek & Apfelbaum, 1989) y Erika Apfelbaum (1981) y con ellos un pequeño grupo de investigadores europeos (p. ej., Delouvée, 2013; Dorna, 1998; Munné, 1986; Pharand, 2000), que han recuperado y señalado la importancia e interés de la obra psicosocial de Hamon y su visión claramente diferente de los autores más citados de su época y país (p. ej., Le Bon y Tarde).
La Aproximación Científica de A. Hamon en las Ciencias Sociales y en la Psicología Social
Lo primero que debe señalarse es que para Hamon, la psicología social constituye una disciplina científica que se incluye entre las que se ocupan del desarrollo y la constitución de las sociedades y, en consecuencia, forma parte de las ciencias sociológicas. A este respecto, escribe Hamon (1898) en el primer volumen de la “Bibliothèque Internacional des Sciences Sociologiques” al presentar la colección de obras:
“La sociologie, c’est la science du développement et de la constitution des sociétés humaines. A la sociologie se rattachent donc toute une série des sciences relatives aux sociétés, c’est-à-dire aux rapports qui unissent entre eux les hommes vivant en collectivité. L’économique, la politique, l’éthique, la criminologie, la psychologie sociale sont des sciences sociologiques. A ce même ordre d’idées se rattache l’étude des relations des individus sous les modes divers de la famille, du mariage, du droit, de la religion. On peut aussi classer, parmi les sciences sociologiques, l’étude des systèmes et de l’histoire du socialisme, car ce sont études concernant la constitution des sociétés. » (pp. 2-3).
Como punto de partida de su obra científica, Hamon sostiene que “Toda ciencia necesita una terminología precisa que permita discutir sobre los fenómenos observados” (Hamon, 1893; 1895; 1905). Y sostiene que dicha necesidad es general para cualquier ciencia, ya sea una ciencia natural o una ciencia social. Sin embargo, frente a la claridad conceptual de las ciencias físicas, en opinión de Hamon tanto la sociología, como la psicología social, o la criminología y, en general, la ciencia social de su tiempo se encontraba en una situación en la que los conceptos y los términos podían ser empleados con muy diversos sentidos y connotaciones. Una ilustración de este caso la ofrece el concepto de “Volkerpsychologie”, que para unos era Psicología de los pueblos, para otros una psicología cultural, para otros una psicología social, para otros una psicología colectiva y aún para otros una etnología o una psicología del lenguaje y de las lenguas (ver, por ejemplo, el examen que hace Fausto Squillace, en el temprano año de 1914)
Como consecuencia de su planteamiento, Hamon trata de acotar del modo más claro posible los conceptos que utiliza y proporciona una diferenciación precisa de los mismos. Así, por ejemplo, al examinar la definición de socialismo encuentra tantas y tan diversas definiciones que unas contradicen a las otras y aún algunas no se entienden. A la vista de lo anterior, Hamon llega a decir que tales definiciones, tales palabras “ces mots ne veulent rien dire, que c’est la pure logomachie” (Hamon, 1905; p. 28). Y encuentra esta dificultad de acotamiento conceptual aún cuando entre sus definiciones incluye algunas pertenecientes a los más reputados teóricos del socialismo como Marx (del que cita que el socialismo es la “substitution du développement conscient de l’humanité au développment inconscient” p. 27) o como Engels (del que cita la siguiente definición: “du reflet dans la pensée du conflit qui existe dans les faits entre les forces productives et les formes de la production” p. 28). Es cierto también que al examinar las definiciones de anarquía afirma que “L’imprécision, le vague que nous avons rencontrés dans les diverses déterminations du socialisme ne se rencontent point à un même degré dans la définition
Igualmente encuentra problemas conceptuales y de definición al examinar otros de sus objeto de estudio tales como el concepto de crimen, el de militar profesional, el de determinismo, el de responsabilidad, o el de propiedad. Por eso, en todos los casos, Hamon comienza su trabajo con un análisis preciso y detallado del “constructo” objeto de estudio. En el caso de la propiedad, por ejemplo, diferencia entre propiedad de las cosas y medios de producción (p. ej., la tierra, las aguas, los inmuebles, la maquinaria, y los utensilios, en general) y propiedad de las cosas y objetos de goce y disfrute (p. ej., el vestido, el salario o remuneración). Las primeras serían de carácter socializable y por tanto una propiedad colectiva, mientras que las segundas serían una propiedad individual (Hamon, 1905, pp. 66-67).
El segundo elemento de la aproximación científica de Hamon es el método de estudio. Considera que el método a utilizar depende tanto del objeto como de los recursos disponibles y se decanta por una pluralidad de métodos. Por ejemplo, en su “Psychologie du Militaire Profesionnel” utiliza el método histórico y archivístico, en la “Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste” utiliza la encuesta y el cuestionario, y en “Socialisme et Anarchisme” emplea el análisis del contenido.
La tercera característica de la aproximación metodológica de Hamon es el distanciamiento del objeto de estudio. En este sentido está próximo al dictum de Durkheim “tratad a los hechos sociales como cosas”. Por último, en la elección de sus temáticas tiene una clara orientación ideológica, de carácter anarquista, buscando que sus estudios contribuyan a lo que él entiende como progreso y bienestar humano. Y a descubrir y describir los mecanismos de poder y dominación que se emplean en las sociedades (democráticas o no) para el control político y económico de los ciudadanos.
Desde el punto de vista teórico, Hamon, en el plano psicológico, está indudablemente influido por Ribot y Tarde y considera que la imitación y la sugestión son dos potentes fuerzas causales de la conducta de individuos y grupos. Y, en este punto, el concepto de hábito (costumbre), alcanza en su obra un valor explicativo central para explicar la sumisión, el poder y la autoridad. Escribe Hamon:
“L’assuétude de l’homme à être gouverné est si grande qu’il lui semble irrationnel de ne point l’être. Son accoutumance à subir l’autorité est telle que l’absence d’autorité lui semble avoir pour conséquence fatale le désordre et la confusion ». (1905, pp. 101-102)
Admite, con Le Bon (1895), que existe una mentalidad nacional, pero igualmente que existen también mentalidades profesionales y filosóficas (p. ej., ideológicas, religiosas, doctrinales) y que estas tienen más influencia en el comportamiento de las personas que la mentalidad nacional. Al igual que Le Bon (1895), también Hamon considera que la “mentalidad” es un agregado de caracteres psíquicos comunes a los miembros de una raza, nación, profesión o escuela filosófica (Hamon, 1895, p. 9):
“Tout homme possède une mentalité nationale, agrégat des caractères mentaux communs à tous les individus de la même nation. Tout homme possède une mentalité professionnelle, agrégat des caractères mentaux communs à tous les individus de la même profession. Tout homme possède une mentalité philosophique, agrégat des caractères mentaux communs à tous les individus d’une même doctrine. » (Hamon, 1895, p. 13)
Sin embargo, a diferencia de Le Bon (1895, pp. 63-80), quien considera que tales características comunes de los miembros de una misma mentalidad se deben a la herencia, a la raza, que afecta a otros factores como las tradiciones y las instituciones (p. ej., el gobierno y la educación), Hamon sostiene que el factor determinante de tal mentalidad es de carácter externo. En este sentido, está completamente persuadido de que por encima de la herencia biológica, el medio físico y social en el que los individuos desarrollan su vida es el desencadenante principal de su conducta. Para Hamon son fundamentalmente los grupos a los que pertenecen o en que están incluidas las personas, los que determinan la conducta de los individuos, sus opiniones y sus creencias. En este sentido, hoy en día su orientación psicológica sería considerada interaccionista-determinista:
“L’hérédité, certes, joue un rôle en cette préparation de la mentalité nationale, mais il est bien moindre, que celui joué par les ambiances physiques et sociales » (Hamon, Psychologie de l’anarchiste-socialiste, 1895, p.3)
“L’hérédité ou milieu interne a déterminé son caractère, son tempérament; les milieux cosmique, individuel, social, agissent sur le caractère, le tempérament, les modifient. Produit de ces milieux, l’humain ne peut être libre et tous ses actes sont déterminés. » (Hamon, Determinisme et Responsabilité, p. 31)
Un cuarto elemento de tipo teórico empleado por Hamon para explicar el comportamiento humano es la dinámica del equilibrio entre sociabilidad e individualidad. Según Hamon (s. d.), en los humanos existirían simultáneamente los dos impulsos, que inicialmente estarían en equilibrio:
“Dentro de la humanidad tenemos dos tendencias generales: la sociabilidad, que impulsa al hombre a asociarse; la libertad que impulsa al hombre a individualizarse… De la lucha entre estas dos tendencias resulta un equilibrio cuya ruptura arroja inevitablemente a los hombres bajo el despotismo de individuos o de grupos.
La tendencia libertaria es tan pronunciada y tan general como al tendencia gregaria.
Cada individuo-hombre aspira a ser autónomo y reclama cada vez más libertad. Cada individuo grupo tiene las mismas aspiraciones. Una simple mirada sobre la humanidad basta para demostrar claramente este estad antagónico de la tendencia gregaria y de la tendencia libertaria, al mismo tiempo que su mutuo crecimiento.” (p. 117-118, original español)
Una quinta característica de la aproximación psicológica de Hamon es su convicción de que el comportamiento de los individuos está totalmente determinado y no tienen libertad de elección. Además de dedicar un libro entero a esta cuestión (“Determinisme et Responsabilité”), en su revisión del libro “La Commune vécue” de Gaston Da Costa, publicada en American Journal of Sociology (1904), Hamon escribe lo siguiente:
“The men, who ever they be, are always inevitably determined to act as they do” (Hamon, 1904, p. 253).
Finalmente, podría decirse que Hamon es un precursor de los estudios cross-culturales. Las evidencias que selecciona para su estudio de la Psychologie du Militaire Professionel no se limitan tan solo a la Francia de su época, sino que extrae dichas evidencias de todas las épocas y de todos los países y continentes. Igualmente, puede verse esa aproximación cross-cultural en su estudio de la personalidad del anarquista, si se tiene en cuenta que quienes respondieron a su encuesta provenían de 19 países y de dos continentes, que incluyen Inglaterra, Escocia, Irlanda, Suecia, Francia, España, Italia, Rusia, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Suiza, Eslovenia, Bélgica, Holanda, Portugal, Bulgaria, Hungría, Alemania. Como consecuencias de sus estudios, Hamon (s. d.) llegó a la convicción de que la evolución de las sociedades se dirige hacia una menor diferenciación entre culturas y países:
“La humanidad camina hacia una homogeneización cada vez mayor. A este objetivo concurren todos los descubrimientos del humano espíritu. (p. 102 … Un suceso europeo halla eco en América, provoca un fenómeno que afecta a Australia y de estos resulta una nueva resonancia en Europa”(Hamon, s.d., p. 104)
Psychologie du Militaire Professionnel (1894)
“Le militarisme constitue une véritable école du crime” A. Hamon (p. 191)
Psychologie du Militaire Professionnel es la primera monografía incluida en los “Études de Psychologie Sociale ” de Hamon. El origen de este libro es la convicción del autor de que los criminólogos sólo estudiaban determinadas acciones de carácter antisocial, en concreto aquellas que más exaltaban los sentimientos del hombre medio (p. ej., robo, asesinato, violaciones). Sin embargo, en su opinión existían muchas otras formas de criminalidad, mucho más graves que las anteriores y que no se estudiaban porque parecía que las personas estaban habituadas a verlas. En consecuencia, las acciones criminales que estudiaban los criminalistas de la época eran lo que se podría calificar de crímenes excepcionales. En segundo lugar, Hamon trató de demostrar que existe una mentalidad propia común a todos los individuos que ejercen una misma profesión.
El punto de partida es la diferencia que establece Hamon entre la criminalidad legal y la criminalidad oculta. Por la primera entiende aquella que es perseguida por las leyes, mientras que la segunda no lo es. En su opinión, la criminalidad legal es porcentualmente ínfima, casi insignificante, en comparación con la criminalidad oculta. Por lo cual, para Hamon tiene mucho más interés científico estudiar la criminalidad oculta que la criminalidad legal. Hamon entiende por crimen “tout acte qui lèse la liberté individúele”, entendiendo por libertad, la libertad de actuar, la libertar de ejecutar un deseo, puesto que no concibe la libertad de querer, de desear (De la definition de Crimen, Archives de L’Anthropologie Criminelle, Mai, 1893, 242-257; también Determinisme et Responsabilité).
En su ensayo, Hamon trata de demostrar la influencia que el medio (el ambiente) ejerce sobre la forma de la criminalidad y a tal fin cree necesario emplear, como ejemplos de la esencia de la profesión, hechos que pudieran clasificarse de históricos a pesar de que algunos de ellos pudieran ser recientes (en su época). Considera los hechos como históricos en el sentido de que hubieran aparecido en los periódicos, en las revistas, en los libros y que no hubiesen sido contradichos. Para Hamon, tales ejemplos poseerían más valor cuanto mayor fuera la posición que ocupaban en la profesión los individuos-ejemplos y, a este respecto, Hamon también diferenciaba entre la honorabilidad profesional y la moralidad.
Siguiendo a Gabriel Tarde, sostiene Hamon que una de las cualidades del hombre es la imitación y que en diversos grados todos los humanos son tendentes a imitar a otros, especialmente al modelo que ocupa una posición más destacada. En este sentido, habría en los seres humanos una apetencia hacia lo mejor y lo mejor estaría representado por la posición elevada del modelo. Escribe Hamon (1894):
“La profession revêt l’individu d’un vernis professionnel identique partout où la civilisation est semblable car la conséquence est une analogie, sinon une identité professionnel. Un officier allemand ressemble, comme état d’esprit et manière d’être, á un officier français bien plus que tout autre français civil. Rien ne ressemble plus á un commerçant anglais qu’un commerçant américain, allemand ou français. Il y a comme une sorte d’habitus moral, spécial á tous les individus d’une même profession. » (pp. 8-9)
«A tout observateur des phénomènes sociaux, l’ouvrier français, par exemple, apparaît plus proche d l’ouvrier allemand que du capitaliste français. L’artiste a plus d’affinité pour l’artiste d’une autre nation que pour le bourgeois, le philistin de son pays. Un littérateur considère plus un littérateur étranger qu’un militaire, un financier national. Cet état d’esprit constatable dans les grandes divisions professionnelles et sociales n’est que la transformation de l’esprit de clan subi pour toute l’humanité à une époque antérieure. » (p. 61).
Siguiendo su planteamiento metodológico, de que lo primero que requiere todo estudio científico es una definición clara y precisa, al ocuparse de la Psychologie du Militaire Professionnel, primero trata de acotar su objeto de estudio. Hamon entiende por “militar profesional” sólo a aquel que lo es por vocación y no todas aquellas otras personas que están en el Ejército o haciendo un servicio militar, con independencia de la duración del mismo. En su época, en los distintos ejércitos europeos incluido el caso francés. El servicio militar podía ser de hasta siete años en algunos casos. Pero estas personas, al reintegrarse posteriormente a la vida civil, no serían ejemplares (casos vocacionales) del militar profesional. Por tanto, la Psychologie du Militaire Professionnel se ocupa unicamente de la oficialidad (tenientes, coroneles, generales) y de un pequeño número de suboficiales que se han reenganchado.
Seguidamente, desea mostrar la influencia del oficio sobre la mentalidad de los oficiales y, además, juzga que debido a la imitación de sus superiores, este hecho hará que la conducta de los suboficiales sea semejante a la de los oficiales. Usando informaciones y datos publicados en periódicos, revistas, en libros de historia, en memorias y autobiografías, Hamon (1894) llega a la evidencia de que:
“Ces quelques faits symptomatiques révèlent que ce n’est point par patriotisme que le professionnelle militaire exerce sa profession. Elle est pour lui un métier qui le fait vivre et en même temps acquérir de la gloire, des richesses, des honneurs. On est militaire professionnel, comme on est industriel ou financier, par intérêt personnel sans qu’intervienne l’idée de dévouement à la patrie. D’ailleurs, en temps de paix, la patrie est bonne fille pour ces professionnelles ; elle les entretiens sinon luxueusement au moins suffisamment, sans qu’ils aient beaucoup de travail á faire. En temps de guerre les professionnels sont noyés dans la masse des militaires par obligation et ces deux genres de soldats se dévouent autant l’un que l’autre, le premier ayant l’espoir d’acquérir de la gloire et des honneurs, ce qui ne tente guère le cerveau de l’obscur soldat, réserviste, territorial, la veille encore civil. » (p. 23)
“Le but de tout homme est de progresser dans la carrière qu’il a adoptée ; par suite, dans la carrière militaire, son but sera de monter en grade. » (p. 24) « Dans ces conditions, il est naturel que les officiers les plus ambitieux, ceux qui aspirent aux grades supérieurs ou qui préfèrent la vie en campagne á celle de la caserne, aillent volontiers dans les expéditions coloniales au risque d’y trouver la mort. Ils agissent de même que les reîtres moyenâgeux qui risquaient leur existence pour un salaire et les agréments de leur métier tout le pillage. Il n’y a là trace d’aucun sentiment altruiste pour la collectivité.»
En somme la profession militaire est un métier tout comme autre, exercé tout comme les autres. (pp. 24-25)“La vérité est que maintenant, comme dans la période prérévolutionnaire, le professionnel militaire exerce son métier non par patriotisme, mais par personnel intérêt, poussé par l’appât du lucre, des plaisirs sexuels, de la gloire en temps de guerre ; par l’appât d’une vie facile, mondaine, des honneurs, de la considérations en temps de paix. » (p. 26),
“L’armée est créé pour la guerre et celle-ci est le but de tout professionnel militaire … le militaire professionnel, dans l’exercice de son ‘noble métier des armes’ se livre au pillage, au viol, au meurtre, à l’incendie.
La fin du professionnel étant la guerre, c’est dans le faits de guerre que nous trouverons les phénomènes qui permettront de découvrir l’essence professionnelle des individus exerçant le métier des armes. Toutes les horreurs possibles que commettaient autrefois les grandes compagnies, les armées des siècles passés, on les retrouve commises encore aujourd’hui par nos armées dites civilisées. Le vol, le viol, l’incendie, la meurtre après le combat fleurissent toujours. » (pp. 27-28)“Ces quelques faits symptomatiques montrent que l’esprit de rapine et de sauvagerie, si répandu parmi les soudards d’autrefois, subsiste vivace dans les armées d’aujourd’hui. Les meurtres, les vols, les viols, les incendies d’antan se produisent maintenant, attestant ainsi la routine de l’esprit humain an déprit des indéniables progrès qu’il a faits. Cette reproduction de phénomènes semblables en des temps différents, encore que la sensibilité se soit accrue et aussi la moralité, la sensibilité se soit accrue et aussi la moralité, prouve l’influence exercée par le milieu collectif sur la mentalité humaine.
La guerre aguerrit les individus qui y prennent part, dit-on couramment ; et, de cet aguerrissement, fruit de l’œuvre sanglante, naissent nécessairement les actes sanguinaires, dont nous venons de citer des exemples-types. Suivant la définition du crime, par nous donnée, la guerre es un crime ; le philosophe doit réprouver ce crime, mais il doit aussi constater que quelquefois elle s’impose, que l’home, pour se défendre contre les agissements criminels d’autres hommes, est obligé d’agir criminellement » (pp. 48-49).
Al intentar explicar las causas de tales conductas, Hamon sostenía que no era el odio al otro (al extranjero, al extraño) el motivo de las mismas. El odio sólo se produciría en las guerras civiles y en los actos con motivación política o social. La primera causa de los crímenes de guerra la encuentra Hamon en el propio reconocimiento social y popular del guerrero, que existiría desde tiempos ancestrales. A ello añade Hamon una suerte de “anestesia mental”, producto del medio sanguinario en el que se están desenvolviendo los hechos. La imitación sería un tercer factor que interviene, especialmente en los crímenes colectivos. El sentimiento de invulnerabilidad, especial de los militares profesionales, sería un cuarto factor desencadenante de los crímenes de guerra. Por último, intervendría también la costumbre social, que haría pasar como actos morales y naturales, aquellos que en otras circunstancias serían vistos como inmorales y antinaturales.
Visto lo anterior y que los principales desencadenantes de los crímenes de guerra son de tipo social, la conclusión a la que llega Hamon, a partir de su análisis psicológico del militar profesional, es que no se puede hacer responsables de tales actos a los autores de los mismos. Según Hamon (1894):
“De cette analyse psychologique du militaire professionnel, dans l’exercice de son métier, c’est-à-dire dans la guerre, se déduit logiquement l’irresponsabilité des auteurs de ces actes, mais on ne peut raisonnablement en rendre leurs auteurs responsables. S’ils les ont commis, c’est qu’ils y étaient poussés, à un degré plus ou moins grand par la nature de leur cérébralité soumise à l’influence de ñ’imitation, de l’assuétude. » (p. 53)
“Les individus, qui, par vocation, choissent un tel métier, décèlent évidemment, par cette élection, une propension naturelle à la brutalité. Ils savent que la fonction du militaire est de tuer et, malgré ce, ils entrent en cette carrière des armes. Il y a certainement chez des individus une organisation physiologique qui les rend, pour remplir les conditions meurtrières de la profession militaire, plus aptes que ne le seraient d’autres individus portés par leur manière d’être vers le commerce, l’industrie, l’art, la science. Les militaires professionnels sont donc des prédisposés sur lesquels les conditions mésologiques de la profession retentiront fortement pour déterminer un état d’âme spécial, constatable en temps de paix aussi bien qu’en était de guerre. » (pp. 55-56).
Les individus, qui élisent pour la vie militaire, passent en grande partie par des écoles spéciales. Là, ils subissent une éducation particulière que sera d’autant meilleure qu’elle les appropriera mieux á l’amission qui leur incombe, c’est-à-dire à la guerre. Nécessairement, il en résulte la glorification de tous les grands tueurs d’hommes, l’exaltation des grands conquérants, et, comme conséquence inéluctable, celle des actes qui, inévitablement, accompagnent les conquêtes, les combats, les batailles. Ces aspirants à la profession militaire vivent dans une atmosphère particulière ou apparaît, comme but de leurs efforts, l’imitation des célèbres hommes de guerre » (p. 57)
« Par cette éducation approprie, le professionnel militaire, subissant comme tout être d l’imitativité naturelle, est poussé á l’imitation de ses héros dans l’état de guerre, en même temps qu’il est poussé á maintenir dans l’état de paix sa manier d’agir. » (p. 58).
“La violence, nous venons de le constater, es la caractéristique de la profession militaire en l’état de guerre. Il est conforme á la logique que, dans l’état de paix, on constate des formes atténues de la violence. Il serait, en effet, irrationnel de voir des individus qui, en l’état de guerre, sont violent, devenir d’une angélique douceur en l’état de paix… [mais] S’il n’y a plus d’ennemie sur lequel peut s’exercer la violence, il reste le subordonné que le professionnel considère comme valant moins que lui, comme un inférieur, un être molestable à son gré, un individu d’une autre classe que lui. Il reste le civil, qui, encore plus que le subordonné, semble, au professionnel militaire, un étranger. Sans être considéré comme d’une autre race, il apparaît au professionnel comme un homme d’une autre caste, ne pouvant être comparé avec lui qui a l’honneur de porter l’uniforme. Un monde les sépare : l’Officier, le Pékin ainsi qualifié par une sorte de mépris. (pp. 59-60)
“L’Enumération des causes déterminatives de ces actes criminels prouve l’impossibilité logique de considérer leurs auteurs comme responsables moralement. Les actes doivent être flétris et leurs auteurs plaints comme présentant une moralité peu élevée, mais rationnellement on ne peut les estimer responsables, car leurs actes criminels ne sont que la résultante de ces composantes : 1º mentalité des perpétrants (elle-même résultante de la disposition organique de l’encéphale déterminée par hérédité, par ambiance climatérique, tellurique, intellectuelle, morale pendant toute la période de l’élevage et de l’éducation) ; 2º Ambiant climatérique, tellurique au moment de l’acte ; 3º Ambiant professionnel et social. (p. 104)
Cuando se consideran los episodios conocidos de la guerra de Vietnam, las desapariciones de prisioneros en Argentina y Chile, los casos de las violaciones de mujeres musulmanas y ejecuciones masivas durante la guerra en Bosnia, las torturas en la cárcel de Abu Graid en Irak, o en Guantánamo, las violaciones sistemáticas en África, los asesinatos colectivos del llamado Estado Musulmán, etc., casos tan recientes todos ellos, no parece que el estudio y análisis psicosocial de la profesión militar que hizo Hamon hace más de 120 años, haya sido totalmente superado por el avance teórico y conceptual de la disciplina. Dice Hamon:
“Il y a plus d’affinité entre professionels-militaires de peuples différents qu’il n’y en a entre le pékin et l’officier d’un même pays. Il ne faut point s’en étonner puisque, le but des armées étant le même, quel que soit le pays, l’éducation doit être et est analogue, quel que soit le pays. De cette éducation résultent un même état d’esprit, une même manière de voir, des conceptions analogues, à peine modifiées par les différences de caractères des individus et des nations. » (p. 60).
Este estudio de la Psychologie du Militaire Professionel y las conclusiones que Hamon extrajo del mismo, referentes a la influencia del medio social, del grupo y la profesión sobre la conducta de los individuos, tuvieron influencia en otros autores. Puede verse, por ejemplo, la influencia en Le Bon (1911), quien, a pesar de no citar los trabajos de Hamon, sigue las opiniones del mismo, como queda atestiguado en los dos pasajes siguientes extraídos de su obra “Les opinions et les croyances” publicado diecisiete años más tarde que el libro de Hamon, y en el que Le Bon altera sustancialmente su visión explicativa primigenia de la conducta, admitiendo que además de la herencia, el medio social es también un factor influyente en el comportamiento:
“Le résidus ancestraux forment la couche la plus profonde et la plus stable du caractère des individus et des peuples. C´est par leur moi ancestral qu’un Anglais, un Français, un Chinois différent si profondément.
Mais à ces lointains atavismes se superposent des éléments engendrés par le milieu social (caste, classe, profession, etc.), par l´ éducation et par bien d’autres influences encore. Ils impriment á notre personnalité une orientation assez constante. C´est le moi un peu artificiel ainsi formé que nous extériorisons chaque jour.
De tous les éléments formateurs de la personnalité, le plus actif, après la race, est celui que détermine le groupement social auquel nous appartenons. Coulées dans un même moule par les idées, les opinions, la conduite semblables qui leur sont imposées, les individualités d’u groupe : miliaires, magistrats, prêtres, ouvriers, marins, etc., présentent nombre de caractères identiques.
Leurs opinions et leurs jugements sont généralement voisins, parce que chaque groupe social étant très niveleur, l’originalité n’y est pas tolérée. Quiconque veut se différencier de son groupe là tout entier pour ennemi. » Le Bon, G. (1911). Les opinions et les croyances, Paris : Flammarion. p. 65).« Chaque classe d’un peuple : ouvriers, magistrats, politiciens, professent donc les opinions fondamentales de leur groupe professionnel. Elles sont le critérium de leurs jugements. Ils tiennent les choses pour vraies ou fausses suivant qu’elles son conformes ou non aux opinions de ce groupe. Chacun forme une sorte de tribu fermée, possédant des opinions communes si acceptées qu’elles ne se discutent même pas. Qui n’adopte pas les idées de son groupe n’y saurait vivre. (Le Bon, op. cit., p. 172).
Algunos autores (p. ej., Lubek y Apfelbaum) han indicado que tanto en el ámbito de la psicología social, como de la sociología y de la criminología A. Hamon representa una línea de pensamiento claramente opuesta a la representada por Gabriel Tarde y por Gustave Le Bon, lo cual es correcto. No obstante, también debe preciarse que a tenor de la comparación entre lo escrito por Le Bon en 1911 y lo escrito por Hamon 1894 se pueda también pensar en una influencia importante de Hamon en Le Bon en lo referente a las explicaciones de la conducta psicosocial. Otra cosa es que ideológicamente se encuentren en polos opuestos.
Entre los autores de su época en los que influyó poderosamente la “Psychologie du militaire professionnel” puede mencionarse a George Sorel, quien, en una revisión del libro “Le Suicide” de Durkheim, escribió lo siguiente:
“La condition militaire est caractérisée para une dégénérescence profonde des habitudes morales, obscurcissement considérable des notions de justice et une altération de la dignité spécifique de l’homme” (G. Sorel, 1898, p. 524).
La Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste (1895)
En su segundo “Etude de Psychologie Sociale” trató de caracterizar a los anarquistas-socialistas. En su tiempo, Hamon realizó una encuesta entre militantes anarquistas de diversos países europeos, entre los que figuraban España, Francia, Alemania, Italia, Inglaterra, Escocia, Portugal, Rumania, Estados Unidos, Suecia y Rusia, así como diversos paises de Latinoamérica, con objeto de poder identificar las características psicológicas del anarquista-socialista. Obtuvo un total de 170 respuestas independientes, de otros tantos anarquistas (Lubek y Apfelbaum mencionan que obtuvo sólo 68 respuestas, pero Hamon en la página 273 de su libro dice 170). Publicó inicialmente los resultados de la encuesta en un capítulo del libro del periodista francés Felix Dubois titulado “Le Peril Anarchiste”, publicado por la editorial Flammarion en 1894. Posteriormente amplio su estudio y lo publicó en forma de libro con el título de “La Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste”. Hamon escribió parte del libro durante su exilio en Inglaterra, huyendo de las persecución de la policía francesa por sus actividades anarquistas (Hamon, 1908). Uno de los objetivos de Hamon con este libro era responder de un modo científico a las acusaciones de terrorismo que se hacía a los anarquistas.
De acuerdo a Hamon, los anarquistas podían provenir de los más diversos entornos sociales y realizar los más diversos oficios y profesiones, pero todos ellos tenían un conjunto de características mentales semejantes. Este hecho le permitía hablar de una mentalidad o una psicología propia del anarquista, un tipo ideal, compuesto de al menos ocho características psicológicas.
Una primera característica común a todos los anarquistas es lo que Hamon denominó “espíritu de rebeldía” y que en el pensamiento de los anarquistas tomaba la forma de espíritu de oposición, de examen, de crítica y de innovación. Rebelión contra la autoridad de la familia, de la iglesia, de aquel que detente el poder, de la sociedad y, en suma, de toda autoridad, pero una rebelión basada en el examen, en la crítica y en la oposición, pero también en el espíritu de innovación.
Una segunda característica, según Hamon, era el “amor a la libertad”, con la significación de un deseo de vivir en libertad, y un rechazo de las leyes y la autoridad. Una tercera característica era el “individualismo”, que según Hamon era un simple desarrollo del instinto de auto preservación. En este sentido, habría un fuerte deseo y necesidad de diferenciarse de la masa. Al propio tiempo se darían otras dos características complementarias de la anterior, el “altruismo” o capacidad de entrega a los demás y el “sentido de la justicia” o sensibilidad moral hacia los más desfavorecidos, características que según Hamon se hallan mucho más desarrolladas en los anarquistas que en los otros seres humanos. Esta sensibilidad moral hacía que algunos anarquistas fueran vegetarianos, según Hamon.
A las anteriores características, Hamon añadía un profundo “sentido lógico”, queriendo decir con esto que poseían una capacidad altamente desarrollada de construir cadenas de razonamientos y de tener secuencias de ideas. “Sentido lógico” sería según Hamon la capacidad para razonar qué es lo correcto y tratar de desarrollar esta capacidad en línea con su sentido de la justicia, lo que haría ser a los anarquistas muy congruentes entre su pensamiento y su acción, dado que les resultaría muy difícil soportar la inconsistencia y la disonancia entre su pensamiento y su conducta. Esta última sería característica definitoria del anarquista: la “necesidad de consistencia entre pensamiento y acción”.
Otra característica del anarquista, de acuerdo a los resultados de la encuesta de Hamon, sería el “deseo de saber”, su curiosidad por el conocimiento, o lo que es lo mismo sería inquisidor, investigador, desea aprender y para ello observa la sociedad y estudia el mundo y los libros. Este deseo de aprender tendría como finalidad el perfeccionamiento individual. Según Hamon, el anarquista se cultiva a través del aprendizaje de lo que ignora y a través de su implicación en las diferentes ciencias, letras y artes.
Hamon (1895) resume de la siguiente manera las características mentales del anarquista:
“En résumé, il existe –notre enquête parmi les hommes et parmi les doctrines l’a prouvé- un type mental qui différencie l’anarchiste-socialiste des autres sectes socialistes, qui le différencie des autres hommes. Tous les individus adeptes des Malatesta, des Reclus, des Malato, etc., participent de ce type constitué par un agrégat de caractères psychiques tels que: Esprit de révolte, Amour du Moi, d’Autrui de la Liberté, sentiment de justice, sens de la logique, curiosité de connaître, esprit de prosélytisme.
Suivant des différences individuelles, dues aux ambiances héréditaires, sociales, nationales, professionnels, climatériques, chaque socialiste-anarchiste est toujours plus ou moins révolté, plus ou moins libertaire, individualiste, altruiste, plus ou moins affecté du sentiment de justice, curieux de connaître, appétant de logique, plus ou moins propagandiste. » (p. 287).
Este estudio psicológico de la personalidad del anarquista-socialista fue comentado críticamente, poco después de su aparición, por George Sorel (1896). De acuerdo a Sorel, el volumen sería de interés para aquellas personas que deseasen ponerse al corriente de “l’une des manifestations les plus curieuses de l’esprit mystique contemporain.” Sorel critica que el libro de Hamon estaba escrito en una jerga pseudocientífica, destinada a complacer a los decadentes y que su autor solo tenía nociones superficiales de filosofía.
El historiador del movimiento anarquista francés Jean Maitron intentó re-examinar las conclusiones de Hamon en dos ocasiones, una hacia 1950 y otra en 1973 (Maitron, 1975). Escribió que sus resultados concordaban con los de Hamon, pero añade una característica adicional, la “incapacidad para la organización”, la incapacidad para plegarse a la disciplina del grupo:
“Nous sommes en présence de personnalités qui, vraisemblablement, se plieront mal à la discipline de groupe… J’ajouterai que le lecteur de la presse libertaire durant le cent années de son histoire, de même que celui qui a pu prendre connaissance de correspondances de militants, ne peut qu’être frappé par les désaccords tactiques, idéologiques, personnels qui surgissent sans cesse, se développent, s’achèvent sans conclusion pour renaître un peu plus tard. Et je crois pouvoir dire que plus la presse est de caractère individualiste, plus les oppositions se traduisent en violences inamicales »” (Maitron, 1975, p. 107-108).
Es interesante tratar de relacionar la caracterización desarrollada por Hamon con investigaciones actuales sobre la psicología de la personalidad. El modelo actual de personalidad que más consenso ha conseguido entre los investigadores y teóricos actuales es el que se conoce como Five-Factor Model o Modelo de los Cinco grandes Factores. Esta teoría de la personalidad sostiene que existen cinco factores básicos de la personalidad y que cada uno determina una parcela de nuestro comportamiento (Salgado, 2003; Tett & Christiansen, 2013). Tales factores tienen un componente biológico claro y en gran parte son heredados, debido a su anclaje genético. Dichos factores de personalidad reciben los nombres de “estabilidad emocional”, “extroversión”, “apertura a la experiencia”, “amigabilidad” y “conciencia”. Cada uno de estos factores es independiente de los restantes, lo que hace que existan muchas combinaciones posibles debido al distinto grado de presencia de los mismos en cada persona. Es habitual que para cada uno de los factores se clasifique a las personas en uno de tres grados: bajo, medio y elevado. Cada uno de estos grados se corresponde con un tipo diferente de conductas, pensamientos y sentimientos. El conjunto de los factores da lugar a la personalidad individual.
El factor de “estabilidad emocional” se refiere al grado en que las personas se muestran seguras, en calma, relajadas, con confianza en sí mismas, libres de preocupaciones somáticas y tranquilas, en vez de mostrarse ansiosas, inseguras, emocionales, preocupadizas, tristes y deprimidas. La “extroversión” se refiere al grado en que las personas se muestran gregarias, sociales, impulsivas, asertivas, dominantes, y habladoras, en vez de mostrarse reservadas, tímidas, silenciosas, individualistas, prefiriendo pocos amigos, sin entusiasmo por las grandes reuniones y prefiriendo los ambientes íntimos. El factor de “apertura a la experiencia” define a las personas que son creativas, imaginativas, curiosas, investigadoras, e interesadas por la cultura y la adquisición de nuevos conocimientos y nuevas experiencias, en vez de mostrarse de intereses estrechos, con valores y costumbres tradicionales y orientadas hacia los aspectos prácticos de la vida. Por su parte, el factor de “amigabilidad” se refiere al grado en que las personas son cálidas, agradables, amables, cooperativas en vez de ser competitivas, frías, desagradables en el trato, rudas y antagonistas. Por último, el factor de “conciencia” define a las personas que se muestran organizadas, planificadoras, que se esfuerzan mucho en el trabajo, perfeccionistas, con afán de lograr las cosas lo mejor posible, perseverantes, fiables e integras en vez de mostrarse poco fiables, sin grandes objetivos, perezosas, desorganizadas, que se conforman con hacer lo mínimo en el trabajo y sin grandes metas.
A su vez, cada uno de los factores básicos de la personalidad se compone de subfactores o facetas, que en conjunto suman dieciocho, y en los cuales habitualmente también se aprecian tres grados, como en el caso de los factores. Entre los subfactores de la “estabilidad emocional” figuran baja irritabilidad, baja inseguridad y baja emocionalidad. Los subfactores de la “extroversión” más representativos son sociabilidad, impulsividad, asertividad y actividad. Los correspondientes a “apertura a la experiencia” incluyen intelecto, imaginación y perceptividad. Los subfactores de “amigabilidad” son calidez, gentileza, generosidad y modestia. Por último, los referidos al factor de “conciencia” son orden, decisión, fiabilidad e industriosidad.
La anterior descripción de la teoría de la personalidad permite obtener un perfil de la personalidad del anarquista-socialista caracterizado por Hamon Ajustando las descripciones a los subfactores de la personalidad, el perfil indicado por Hamon el resultado sería el siguiente:
Factor | Subfactor | Grado |
Estabilidad Emocional | ||
Irritabilidad | Medio | |
Inseguridad | Bajo | |
Emocionalidad | Alto | |
Extroversión | ||
Sociabilidad | Bajo | |
Impulsividad | Bajo | |
Asertividad | Alto | |
Actividad | Alto | |
Apertura a la Experiencia | ||
Intelecto | Alto | |
Imaginación | Alto | |
Perceptividad | Alto | |
Amigabilidad | ||
Calidez | Bajo | |
Gentileza | Medio | |
Generosidad | Alto | |
Modestia | Bajo | |
Conciencia | ||
Orden | Alto | |
Decisión | Alto | |
Fiabilidad | Alto | |
Industriosidad | Alto |
Autoridad, poder, dominación y abuso según Hamon
Hay algún autor que sostiene que el siglo XXI será el siglo del anarquismo (p. ej., Grubacic & Graeber, 2004). No sé si este siglo será el del anarquismo, pero en cualquier caso es un buen motivo para examinar las ideas y valores anarquistas a la luz de las actuales ideologías y corrientes de pensamiento, en los albores de este nuevo siglo. Ideas e ideales anarquistas se pueden encontrar desde la antigüedad y de señalar su presencia se encargó Max Netlau (1923) y que igualmente examinó Hamon en su obra “La Revolución a través de los siglos” (s.f.). En cualquier caso, hay unas coordenadas centrales que dirigen en el pensamiento y acción anarquistas, y entre ellas la identificación de los mecanismos de poder y dominación son centrales.
En su prólogo al libro de Harold Barclay “People without government: An anthropology of anarchy”, escribió Alex Comfort (1990), que:
“Anarchism is that political philosophy which advocates the maximization of individual responsibility and the reduction of concentrated power –regal, dictatorial, parliamentary: the institutions which go loosely by the name of ‘government’- to a vanishing minimum…. To advocate it one must practice considerable self-abnegation, because the type of community it envisages cannot, for obvious reasons, be prescribed.” (Comfort, 1990, p. 7)
Igualmente decía Comfort (1990, p.8):
“Al contrario que el marxismo o el capitalismo democrático que son teorías institucionalizadas, el rechazo de la autoridad como herramienta social es una actitud, no un programa.”
En sus Études de Psychologie Sociale, Hamon prestó, también, particular atención al concepto de autoridad, poder, dominación y al uso y abuso de los mismos. A este respecto, la obra de Hamon sería un antecedente teórico y temático de Michel Foucault, David Graeber, James C. Scott, Alex Comfort, Tomás Ibáñez, y otros estudiosos de los mecanismos de poder y dominación, aunque ninguno de ellos necesariamente coincida con él.
Hamon constató que toda persona que se encuentra en una posición de autoridad, finalmente cometerá abusos, ya que por lo general desconoce el punto de separación entre el uso y el abuso de la autoridad y del poder. Añade que toda idea de autoridad está ligada a la idea de posesión tanto sobre las cosas como sobre las personas, por lo cual, a medio y largo plazo, por efecto del hábito y de la costumbre, todo aquel que desempeñe una posición de poder y autoridad acabará por convencerse de que hombres y cosas están a su servicio y para su uso ilimitado. En este sentido, Hamon no está muy alejado del pensamiento de Lord Acton cuando afirmaba que “todo poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. En palabras de Hamon (1894):
“Il est un fait d’observation, c’est que tout être détenteur d’une autorité, partielle ou non, se trouve entraîne irrésistiblement vers l’abus. En général, l’homme, investi d’un pouvoir sur les autres hommes, méconnaît la limite qui sépare l’abus de l’us. Cette méconnaissance, qui conduit les détenteurs de l’autorité à l’arbitraire et par suite à une criminalité considérable, encore qu’elle soit invisible pour la masse et niée par elle, ne surprend point le penseur ; il sait, en effet, qu’il est quasi impossible de tracer les limites qui séparent l’us de l’abus. Cela dépend de tant de circonstances qu’on ne peut à cet égard établir de règles générales ; il n’y a que des cas particulière que chacun doit résoudre avec son intelligence et sa raison.
Dans l’organisation sociale actuelle, tout détenteur de l’autorité en est revêtu pour ainsi dire d’une façon permanente ; il en jouit vis-à-vis de toutes chose et de tout homme sans aucun frein autre que celui qu’il trouve en lui, car celui des lois, qui établissent l’égalité des hommes et le respect dû á leur liberté, est annihile par la solidarité qui lie entre eux les détenteurs d’une autorité quelconque. De cela résulte que l’homme investi d’un pouvoir dépasse toujours l’us pour atteindre l’abus. Aussi quelques philosophes, profondément logiques, ont-ils déduit justement, de ce fait général, la nécessité de supprimer tout pouvoir, toute autorité, permanemment détenu par certains, ne laissant subsister que celui accordé para la collectivité pour des circonstances données et cessant avec ces circonstances.
Ces abus du pouvoir, naturel à l’homme, s’exaspère avec le temps d’exercice de ce pouvoir. Le frein que, grâce à son sentiment de justice et à sa sensibilité, il pouvait avoir en lui, s’émousse avec l’habitude d’être au-dessus des autres» (pp. 97-98)“Tout idée d’autorité est accompagnée de l’idée de possession, même quand il s’agit des personnes. Ainsi le père dit : ‘mes enfants’ ; le patron : ‘mes ouvriers’ ; le fonctionnaire : ‘mes administrés’ ; le bourgeois : ‘mes domestiques’ ; l’instituteur : ‘mes élèves’ ; l’officier : ‘mes hommes’.
La possession des choses implique l’us sans limite de ces choses ; le possesseur peut les briser, les détruire, cela lui appartient, il en est le maître... L’idée de possession pour les êtres animés devait conduire logiquement au même résultat et il en a été ainsi car l’esclave était la chose du maître. Il en est ainsi encore de nos jours car l’observateur constate que pour grand nombre de parents l’enfant est leur chose. Ils s’étonnent si on veut les empêcher de la battre ; il leur appartient, il est leur chose et ils sont ses maîtres.
La grande masse de nations, jouissant de la civilisation aryenne, est encore imbue de la même idée en ce qui concerne les animaux et il est difficilement conçu par elle que la collectivité doit réprouver les services exercés sur des animaux par leurs possesseurs. Ils sont la chose de ce possesseur, il peut donc faire ce qui lui plait.
Cette conception existe même dans les rapports de la femme et du mari ; elle subsiste encore vivace parce que nombre de femmes l’admettent, ne se révoltent pas. Pour les ouvriers, cette identification de l’autorité et de la possession s’est beaucoup atténuée parce que les ouvriers, pénétrés de leur dignité d’hommes, se sont révoltés et ont obligé la collectivité à intervenir par des lois pour réglementer l’exercice de l’autorité patronales, lois souvent violées d’ailleurs.
Cette survivance d’une époque, où l’autorité impliquait possession et possession impliquait usage sans limite, explique les abus si nombreux qu’un sociologue constate dans l’exercice de tout pouvoir : familial, patronal, gouvernemental, militaire. (pp. 100-102)« Nous sommes donc amenés à conclure de ce qui précède que les faits criminels, ci-dessus cités et leurs analogues, ont pour origine la tendance générale des hommes à abuser du pouvoir dont ils son investis. (p. 103).
Conclusión
Los estudios de la Psychologie du Militaire Professionnel junto con la obra dedicada a la Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste pueden considerarse entre las iniciadoras de la Psicología Social (junto con la obra de otros autores como Tarde, Le Bon, Sighele, Rossi, etc) y también precursoras de lo que hoy en día se denomina “Psicología Social Crítica”. En efecto, si la psicología social crítica tiene como uno de sus objetivos tratar de desembozar (desenmascarar) las relaciones de poder que se ocultan tras pretendidas argumentaciones teóricas y discursivas, poca duda cabe que el esfuerzo pionero más importante llevado a cabo ha sido el de Hamon al tratar de demostrar que la profesión militar reposa sobre la agresividad, la violencia y el crimen legal e igualmente tratando de demostrar que el anarquista no era un sujeto vil y despreciable, un terrorista que mediante la bomba y el puñal trataba de socavar los cimientos de la sociedad de su tiempo, si no más bien una persona de una alta catadura moral y cuyos valores centrales más importantes eran (son) el deseo de libertad, el individualismo, la solidaridad, el rechazo de toda autoridad, etc.
Leo Campion (1996) recoge unas palabras de una conferencia pronunciada por Hamon el 25 de Enero de 1912 en una tenida colectiva de las Logias de París, en las que resume su punto de vista:
« L'Homme Libre, L'Émancipation et La Renaissance, se terminait ainsi: Laissez les enfants librement croître, librement se dépenser, librement apprendre, librement vouloir, et vous ferez une humanité forte, raisonnable, intelligente, morale. Et vous aurez aidé ainsi, conformément aux principes de notre Ordre, à l'amélioration de l'individu, au perfectionnement de l'espèce. »
Podría decirse que sus Etudes de Psychologie Sociale estuvieron dirigidos a demostrar tales principios eran posibles. Y a tratar de detectar y descubrir estructuras de autoridad, dominación y jerarquía y hacerlas visibles y explicables a través de sus estudios psico-sociológicos.
Allport, G.W. (1954/1968). The historical background of modern social psychology. In G. Lindzey (Ed.). The Handbook of Social Psychology. Vol 1. (pp. 3-56). MA: Addison-Wesley.
Apfelbaum, E. (1981). Origines de la psychologie sociale en France: Développements souterrains et discipline. Revue Française de Sociologie, 22, 397-407.
Aronson, E. (1972). The social animal. San Francisco, CA: Freeman.
Delouvée, S. (2013). Manuel visuel de psychologie sociale. 2e ed. Paris: Dunod.
Barclay, H. (1990). People without government: An anthropology of anarchy. London: Kahn & Averill.
Campion, L. (1996). Le drapeau noir, l'équerre et le compas. Les maillons libertaires de la chaîne d'union. Éditions Alternative Libertaire.
Comfort, A. (1990). Preface. En Barclay, H. (1990). People without government: An anthropology of anarchy.
Dorna, A. (1998). Presencia y realidad de la psicología política francesa. Psicología Política, 16, 49-73.
Goethals, G.R. (2003). A century of social psychology: Individuals, ideas, and investigations. In M.A. Hogg & J. Cooper (Eds.). Sage Handbook of social psychology (pp. 3-23). Newbury Park, CA: Sage.
Graumann, C.F. (1988). An introduction to a history of social psychology. In M. Hewstone, W. Strobe, J.P. Codol, & G.M. Stephenson (Eds.). Introduction to social psychology: A European perspective. Oxford, UK: Blackwell.
Grubacic, A. & Graeber, D. (2004). Anarchism, or the revolutionary movement of the twenty-first century. ZNet. Retrieved from www.zmag.org
Hamon, A. (1889). “L’agonie d’une société”. Paris
Hamon, A. ((1889). “Études sur les eaux potables et le plomb”.
Hamon, A. (1889). “Dell’ usuo di tubi di biombo per la condotta delle acque alimentari”. Placenza, Italia.
Hamon, A. (1890, 1891, 1893). “La France sociale et politique”. Paris
Hamon, A. (1893). De la définition de crime. Archives de L’Anthropologie Criminelle, Mai, 242-257.
Hamon, A. (1891). “Ministére et melinite”. Paris.
Hamon, A. (1893). Psychologie du militaire professionnel. Bruselas, Rozez. [Traducción española de José Prat: Psicología del militar profesional. Valencia, F. Sempere y Compañía.]
Hamon (1894). La psychologie du l’anarchiste-socialiste”. En Dubois, F. (1894) « Le Peril Anarchiste”. Suplement literaire a Le Figaro. Traducción inglesa por Jean-Paul Cortane, Vancouver, Canada: Pulp Press.
Hamon, A. (1895). La Psychologie de l’Anarchiste-Socialiste. Paris : Stock
Hamon, A. (1895). Determinisme et responsabilité. Paris. [Traducción española de José Prat: Determinismo y responsabilidad. Valencia, F. Sempere y Compañía, 1905].
Hamon, A. (1905). Socialisme et Anarchisme. Paris: Sansot.
Hamon, A. (1908). A propos de « Socialisme et Anarchisme ». Préface pour l’édition en langue portugaise de mon Socialisme et Anarchisme.
Hamon, A. (s.f.). La revolución a través de los siglos. Barcelona : Centro Editorial Présa.
Hamon, A. & Hamon, H. (1904a). Review. « Histoire de la France contemporaine (1871-1900) by Gabriel Honotaux ». American Journal of Sociology, 10, 252-253.
Hamon, A. & Hamon, H. (1904b). Review. «La Commune vacue, by Gaston Da Costa». American Journal of Sociology, 10, 253-254.
Hamon, A. & Hamon, H. (1905b). Review. « L’anarchisme et le collective, by Alfred Naquet ». American Journal of Sociology, 10, 550-554.
Hamon, A. & Hamon, H. (1905a). The political situation in France. American Journal of Sociology, 11, 107-128.
Hamon, A. & Hamon, H. (1906). Review. « L’evolution religeuse et les legendes du chistianisme » by G. L. Duprat. American Journal of Sociology, 11, 703.
Ibáñez, T. (1983). Poder y libertad. Barcelona: Hora.
Maitron, J. (1975). Le mouvement anarchiste en France. Paris: Gallimard.
Le Bon, G. (1895). Psychologie des foules. Paris: Felix Alcan [citas de la 25 edition, publié par Félix Alcan, Paris, 1919]
Le Bon, G. (1911). Les opinions et les croyances. Paris: Flammarion.
Lubek, I. (1984). Politics and psychology : Anarchist social psychology a fin de siecle in France. Paper presented at the Annual Conference of the American Psychological Association, Toronto, Canada. August 25.
Lubek, I. (1997). Reflexively recycling social psychology: A critical autobiographical account of an evolving critical social psychological analysis of social psychology. In T. Ibañez & L. Iñiguez (Eds.), Critical social psychology. London, UK: Sage.
Lubek, I. & Apfelbaum, E. (1989). Les ‘Etudes de Psychologie Sociale’ d’Augustin Hamon. Hermes, 5-6, 67-82
McDougall, W. (1908). An introduction to social psychology. London, UK: Methuen
Munné, F. (1986) La psicología social como ciencia teórica. Barcelona: PPU.
Netlau, M. (XXX). La anarquía a través de los tiempos. Barcelona: Guilda de amigos de libro.
Pharand, M. W. (2000). Bernard Shaw and the French. Gainsville, FL: University Press of Florida.
Proudhon, P-J. (1848). La Réaction. In Proudhon, P.J. (1868). Ouvres complètes, Vol. XVII : Mélanges. Articles de journaux (1848-1852). Paris : Libraire Internationale.
Ross, E.A. (1908). Social psychology. New York : Macmillan.
Salgado, J.F. (2003). Traits. In C. Spìelberger (Ed). Encyclopedia of Applied Psychology. Vol. 3. pp 569-573. San Diego, CA: Academic Press.
Sorel, G. (1896). “Psychologie de l’anarchiste-socialiste, par A. Hamon”. Revue Philosophique de la France et de l’Étranger, 41, 342-345.
Sorel, G. (1898). Revue. « Le suicide. Etude sociologique, para E. Durkheim ». L’Humanité Nouvelle, X, 524-525.
Squillace, F. (1914). Los problemas constitucionales de la sociología. Madrid : La España Moderna
Triplett, N. (1897). The dynamogenyc factors in pacemaking and competition. American Journal of Psychology, 9, 507-533.
Zajonc, R.B. (1965). Social facilitation. Science, 149, 269-274.
Tett, R.P. & Christiansen, N.D. (2013). Handbook of personality at work. New York: Routledge