N°21 / Résistances et altérité Juillet 2012

Transgeneracionalidad del trauma psicosocial en los descendientes de afectados por la represión política en Chile

Daniela Díaz, Georg Unger Vergara

Résumé

El propósito de este estudio fue investigar la Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial y los elementos que estarían interviniendo en su transmisión. Para ello se trabajó con una muestra de 50 hijos/as de afectados/as por la represión política durante la dictadura en Chile. La edad de los participantes fluctuó entre los 27 y 41 años. La medición fue realizada con un instrumento construido para esta investigación -que mide la Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial- y la versión española del Inventario de Vulnerabilidad al Estrés de Beech, Burns y Scheffield (1982). Los resultados indican presencia de transgeneracionalidad asociada a la permanencia de una percepción negativa de logro de justicia en el campo de los derechos humanos y del reconocimiento social. También se asocia a dificultades para establecer relaciones de pareja, a escasa participación política, a un predominio de interacciones radicales, a actitudes de protección a los padres, a desconfianza y miedo al abandono. Las variables que modulan la expresión de la transgeneracionalidad son : el sexo ; el ser hijo/a único o mayor ; y la existencia de otro familiar afectado, además de los padres. Es independiente de si uno o ambos padres fueron afectados y del tipo de represión. Finalmente uno de los mecanismos de la transmisión es la presencia de la “conspiración del silencio”.

The purpose of this research is the analysis of Transgenerationality of Psychosocial Trauma, enlightening the elements which intervene into its transmission. The study comprised a sample of 50 children affected by political repression during the dictatorship in Chile. The age of the participants ranged from 27 to 41 years old. The measurement was carried out through an instrument built for this research – that measures Transgenerationality of Psychosocial Trauma – and the Spanish version of the Inventory of Vulnerability to Stress built by Beech. Burns & Scheffield (1982). The results indicate the presence of Transgenerationality associated with the persistence of negative perception of achieving justice in the field of human rights and social recognition. It is also associated with difficulties in establishing intimate relationships, slight political participation, with the predominance of radical interactions, protection attitudes toward parents, mistrust and fear of abandonment. The variables that modulate the expression of transgenerationality are: the sex; being the only- or first-born child; and the existence of another affected relative, apart from the parents. It does not depends on whether one or both parents were affected neither on the type of repression endured. Finally, one of the mechanisms of transmission is the presence of the “conspiracy of silence”.

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Introducción

Las dictaduras en América Latina se caracterizaron por cometer graves violaciones a los derechos humanos. En Chile, según informes nacionales, las personas afectadas directamente por la represión política son cerca de 800.000, las cuales están conformadas por familias donde uno o varios de sus integrantes fueron víctimas de distintas tipos de acciones represivas (Minoletti et al., 2000 ; Servicio de Rehabilitación Social [SERSOC], 2009).

La represión política ejercida por el Estado, implica el estudio y la planificación de la violencia, la cual es utilizada como estrategia de control social y para neutralizar, perseguir y aniquilar a los grupos opositores al régimen. Corresponde a una acción global y deliberada para producir efectos de miedo y amedrentamiento colectivo. Por esto el impacto del terrorismo de Estado no sólo afecta a las víctimas directas, sino que involucra a toda la sociedad. (Beristain, 1999 ; Minoletti et al., 2000 ; SERSOC, 2009)

Considerando lo anterior se comprende que el daño producido por la represión política sea distinto al ocasionado por las catástrofes naturales o los accidentes, debido al carácter intencional de la violencia producto del accionar político. Esta intencionalidad provoca en las víctimas una visión más negativa del mundo y de sí mismos y amenaza la integridad de las personas (Janoff-Bulman, 1992, citado en Beristain, 1999). Además de las situaciones represivas experimentadas, se suma el empeoramiento de las condiciones de vida, la ruptura familiar, la desorganización social y cambios culturales. Entendiendo con esto que el daño menoscaba la integridad de las personas y a la trama social que las sustenta (Beristain, 1999 ; Scapusio, 2006).

El origen del trauma, las pérdidas y el dolor no es un producto de conflictos intrapsíquicos o interpersonales, “aquí el conflicto es primariamente social, entre clases o grandes grupos sociales, en último término, un conflicto político” (Vidal 1999, citado en Minoletti et al., 2000, p. 10), generándose lo que se llama el trauma psicosocial. Este trauma es considerado como un acontecimiento histórico, donde se destaca que su origen está en la sociedad y no en el individuo, y por su naturaleza se alimenta y mantiene en la relación entre el individuo y la sociedad (Martín-Baró, 1990). “El sujeto afectado es la verificación del trauma social en su singularidad y unicidad. En la especificidad del drama particular es posible identificar los componentes más generales del trauma, comunes a otros sujetos, pero mediatizados por las peculiaridades de su psiquismo” (Madariaga, 2003, p. 13).

El trauma se constituye como la cristalización en los individuos de “relaciones sociales aberrantes y deshumanizadoras” (Martín-Baró, 1990, p. 236). Estas relaciones sociales son las causantes del daño y su mantención en el tiempo aumentará la cantidad de personas traumatizadas (Martín-Baró, 1990). Esto trae consecuencias a la hora de comprender y solucionar los traumas, donde no sólo se debe atender al individuo, sino también a las raíces sociales de este problema, es decir, a las condiciones sociales traumatógenas (Martín-Baró, 1990). Por esto, el contexto social no puede considerarse sólo como el marco donde se analiza el trauma, sino como un elemento que puede modificarlo, ya que si las condiciones sociales no se modifican la experiencia traumática se cronificará y arraigará cada vez más (Brinkmann, 2006 ; Minoletti et al., 2000).

En Chile se ha observado una importante cronificación de la sintomatología física y psicológica en las personas afectadas por la represión política, esto debido al poco reconocimiento social de los acontecimientos, a la culpabilización de las víctimas y la impunidad que aun existe en el país, lo cual concuerda con otras investigaciones realizadas en América Latina (Kordon y Edelman, 2002 ; Madariaga, 2003 ; Minoletti et al., 2000 ; Scapusio, 2006). Bajo este contexto las posibilidades de reparación no sólo se ven impedidas, sino que se produce un efecto retraumatizante, incorporándose nuevos eventos dolorosos a una situación humana previamente traumatizada.

La retraumatización, al igual que el trauma, tiene su origen en lo social, donde factores políticos, sociales y culturales agreden constante y cotidianamente a las personas, lo que puede provocar una reexperimentación del dolor, apareciendo un conjunto de emociones y pensamientos displacenteros, que perpetúan de ésta forma el sufrimiento de las personas. Esta movilización del sufrimiento en un nuevo contexto, genera una modificación del trauma psicosocial, incorporando los nuevos eventos disruptivos al daño ya presente (Madariaga, 2006 ; Pastrana y Venegas, 2002). Los procesos de duelo y rehabilitación, en la primera generación, se ven perturbados a causa del contexto impune, perpetuando el trauma en las generaciones sucesivas (Madariaga, 2003). Considerando lo anterior, se puede entender la transgeneracionalidad del trauma como una experiencia traumática histórica y muchas veces permanente que afecta a más de una generación (Frazier, West-Olatunji, Juste & Goodman, 2009), constituyéndose en “la nueva forma que adquiere en el presente el trauma de la dictadura” (Madariaga, 2003, p. 12).

Para esta investigación se utilizará el concepto de transgeneracionalidad, propuesto por Scapusio, ya que este concepto es más abarcativo y preciso que el concepto de trasmisión transgeneracional, “muestra cómo las situaciones de daño atraviesan varias generaciones, sin hacer recaer en éstas la exclusiva responsabilidad de reproducir y transmitir ese daño” (Scapusio, 2006, p. 18), sin negar la existencia de una transmisión intersubjetiva en el ámbito familiar. Con esto se evita psicologizar, familiarizar y privatizar el daño y su origen (Scapusio, 2006). Además al considerar el concepto de trauma psicosocial, se puede establecer que el proceso de transmisión del daño se origina en lo social, instalándose en el contexto familiar a través de un conjunto de sentimientos no elaborados en el momento traumático ni posteriormente, debido a los efectos de la impunidad y el silencio (SERSOC, 2009). También hay estudios que demuestran que el trauma genera patrones relacionales dentro del sistema familiar que van a afectar a las generaciones sucesivas, existiendo la tendencia a repetir rígidamente dichas pautas (Bastías, Mery, Rodríguez, y Soto, 2001 ; Frazier et al., 2009).

La exploración de los efectos transgeneracionales del trauma comenzó en los años 60 mediante estudios clínicos en hijos de sobrevivientes del Holocausto (Mclean, 2005). A través de los años se han realizado una gran cantidad de investigaciones relativas a este tema, las cuales han arrojado diferentes conclusiones, siendo éstas muchas veces opuestas (Kellermann, 2001). Publicaciones posteriores aportan un foco diferente y evalúan como la traumatización de los padres influye en el desarrollo psicológico de los descendientes. También se describen las dinámicas familiares que permiten que ocurra la trasmisión (Lansen, 1993). De esta forma se considera posible que los efectos en la segunda generación se manifiesten en diversas áreas del desarrollo socioemocional y no como psicopatología (Bar-On et al, 1998). Con el tiempo esta área de estudio se ha expandido abordando las experiencias de descendientes de otros grupos como son los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Vietnam, los sobrevivientes de campos de internamiento japonés, los pueblos indígenas americanos y australianos, los esclavos africanos, los sobrevivientes de violencia doméstica y de abuso infantil y los sobrevivientes de desastres naturales (Frazier et al., 2009 ; Goodman & West-Olatunji, 2008 ; Mclean, 2005 ; Whitbeck, Adams, Hoyt y Chen, 2004). Mediante estas investigaciones se ha observado que los eventos históricos continúan impactando la salud mental de los descendientes, citándose importantes efectos en la salud mental, como es la depresión, ansiedad, hipervigilancia, baja autoestima, ideación y comportamiento suicida, abuso de sustancias, violencia y la pérdida de la identidad cultural (Goodman & West-Olatunji, 2008).

En América Latina se han realizado estudios sobre la transgeneracionalidad del daño como consecuencia de la represión política en las dictaduras, encontrándose consecuencias en los descendientes de afectados como son sentimientos de rabia, injusticia e impotencia, estrategias de evitación y aislamiento frente al miedo y el dolor, tendencia a evaluaciones e interacciones rígidas, dificultades en la realización de proyectos, entre otros (Bastías et al., 2001 ; Busch, Mangado y Robaina, 2002 ; Centro de Salud Mental y Derechos Humanos [CINTRAS], 2009 ; Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial [EATlP], 2009 ; Kordon y Edelman, 2002 ; SERSOC, 2009).

Tanto en Chile como en otros países de Latinoamérica (EATIP, 2009 ; Grupo Tortura Nunca Mais/RJ [GTNM/RJ], 2009 ; SERSOC, 2009) se ha hecho evidente la presencia de este nuevo consultante, los descendiente de los/as afectados/as por la represión política. Ellos/as solicitan apoyo psicológico por la irrupción de procesos psicoemocionales multiformes y contradictorios, ejemplo de esto es la presencia de dificultad en los proyectos vitales, observándose desinterés, inseguridad, falta de motivación, fracaso en los estudios, fracasos laborales, conflictos familiares y de pareja. También se han observado trastornos adaptativos, ansiosos y depresivos, trastornos psicosomáticos, baja autoestima, consumo de drogas y alcohol y trastornos alimentarios graves, entre otros. Por otro lado están aquellos que han logrado realizarse en distintos planos, sin embargo se sienten afectados por sentimientos de tristeza, falta de sentido y vacío (Busch et al., 2002 ; CINTRAS, 2009 ; Díaz, 1995 ; SERSOC, 2009). Todo esto estaría dando cuenta de una herencia traumática que muchas veces no está completamente consciente (CINTRAS, 2009).

Respecto a la transmisión, Danieli (1998 citado en CINTRAS, 2009) concluye que los mecanismos más efectivos son el silencio, los mitos y los secretos familiares. Estos dificultan la integración de los traumas lo que impide la adecuada elaboración del duelo, producto de las múltiples pérdidas sufridas, lo que lleva a cronificar el daño favoreciéndose la transmisión a las siguientes generaciones.

En estudios hechos en Latinoamérica también se ha observado la presencia del fenómeno de la “conspiración del silencio” dentro de algunas familias, siendo esto consecuencia de lo que ocurre a nivel social, ya que fue el Estado quien impuso el silencio, el cual se mantiene a través de la falta de justicia y reparación. Estas ausencias hacen que las experiencias traumáticas se encapsulen en lo privado del contexto familiar, generando pena, dolor y culpa lo que lleva a que finalmente el silencio se instale dentro de las familias. La persona afectada por la represión se siente incapaz de reconocer, integrar y elaborar estos aspectos traumáticos, no pudiendo comunicar sus experiencias a sus seres cercanos, esto puede ser por el temor a verse sobrepasado por los recuerdos y emociones traumáticas y también para evitar el dolor que pueda producir en sus cercanos. Es así que las experiencias traumáticas se vuelven indecibles para la primera generación, estando los descendientes de los afectados imposibilitados de acceder a elementos importantes de la vida familiar, sin embargo perciben los mensajes no verbales de sus padres de este silencio, transformándose lo indecible de la primera generación en innombrable, ya que los/as hijos/as no preguntan y guardan silencio para protegerlos (CINTRAS, 2009 ; SERSOC, 2009).

Tomando en cuenta todo lo anterior se hace evidente, que el tiempo transcurrido no ha disminuido la eficacia traumatizadora de la represión política, las cuales afectan tanto sobre el individuo como sobre la sociedad en su conjunto, e incluso logra extenderse a otras generaciones, conformándose así el trauma transgeneracional. Esto ha llevado a la emergencia de un “nuevo consultante” asociado a requerimientos de apoyo psicológico, por esto es importante profundizar acerca de las consecuencias que se desarrollan en la descendencia de los afectados por las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, para así poder comprender el vínculo que existe entre las nuevas problemáticas psicosociales y la violencia sufrida durante la dictadura (Kordon y Edelman, 2002 ; Madariaga, 2003).

Método

Sujetos

Está conformada por 50 hijos/as de afectados/as por la represión política, donde el 66 % son mujeres y el 35 % son hombres. La edad fluctuó entre los 27 y 33 años, siendo la media de la distribución de 33 años (DE = 4.424). Para la muestra se consideró sólo aquellos hijos/as de afectados por la prisión política, la tortura, el exilio, el exilio/retorno y exoneración, debido a que se tuvo acceso sólo a dos personas hijos/as de detenidos desaparecidos y dos personas hijos/as de fusilados políticos, lo que no permite realizar un mayor análisis respecto a ese tipo de represión. Respecto al Familiar Afectado por la Represión, el 64 % de las personas presenta a ambos padres afectados, el 26 % sólo el padre y el 10 % sólo la madre. Dada la dificultad para el acceso a los casos y la especificidad que presenta la muestra, se realizó un muestreo de tipo no probabilístico.

Instrumentos de evaluación y procedimiento

El instrumento utilizado está constituido por tres cuestionarios autoadministrables, de formato escala tipo Likert, con cuatro alternativas de respuestas.

El primero es el cuestionario de Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial, que se diseñó para esta investigación con el fin de evaluar la transgeneracionalidad del trauma psicosocial en los hijos e hijas de afectados/as por la dictadura en Chile. Para su construcción se realizó una entrevista grupal para recabar información primaria y determinar las dimensiones. Posteriormente se realizó validación por jueces expertos, considerando como parámetro de validez cuando el reactivo presentaba un 75 % de aceptación. Finalmente se realizó un análisis factorial. Se obtuvo un KMO de .631, con 7 factores finales que explican el 67.969 % de la varianza total del cuestionario. El alfa de Cronbach de la escala total es de .887. La escala quedó constituida por 30 ítems y 4 dimensiones y 5 subdimensiones :

  1. Interacciones Radicales : Se refiere al grado en que las personas se relacionan de forma radical, excluyendo aquellos que no comparten su opinión.

  2. Función de Protección : Se refiere al grado en que los hijos, siendo niños, asumen un rol de apoyo y protección hacia los padres.

  3. Privatización del Daño : Dificultad para hablar sobre la represión sufrida por el afectado refiriéndose a ello de forma vaga y general, caracterizado por un distanciamiento emocional para así evitar el dolor. Esta dimensión presenta dos subdimensiones :

  • a. Dificultad para Hablar : Se refiere al grado en que se evita hablar de la represión sufrido por el afectado por temor y para no sentir dolor.

  • b. Distancia Emocional : Se refiere al grado en que se habla sobre la represión sufrida por el afectado en forma vaga y emocionalmente distanciado.

  1. Disfunción Interpersonal : Se refiere al nivel de dificultad para establecer relaciones interpersonales satisfactorias y seguras. Esta dimensión presenta tres subdimensiones :

  • a. Miedo al Abandono : Se refiere al grado de temor al abandono e inseguridad en las relaciones.

  • b.Dificultad para Relacionarse : Se refiere al grado de dificultad para establecer vínculos con otras personas.

  • c. Desconfianza : Se refiere al grado de dificultad para confiar en otras personas.

El segundo es un cuestionario breve para las variables intervinientes Conocimiento de los Hechos y Afrontamiento de lo Sucedido, también para esta investigación y siguió los mismos pasos del cuestionario de Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial.

La variable Conocimiento de los Hechos se refiere a la cantidad y calidad de la información que se maneja acerca de los hechos vividos por la persona afectada por la represión política. Quedó constituida por 4 ítems y obtuvo un KMO de .663 con una varianza total que explica el 53.3 %. El alfa de Cronbach es de .696.

La variable Afrontamiento de lo Sucedido se refiere al grado en que la familia y los hijos/as se han comunicado y manejado la información sobre lo sucedido durante la dictadura. Obtuvo un KMO de .718, con 2 factores finales que explican el 67.308 % de la varianza total. El alfa de Cronbach de la escala total es de .840. La variable quedó constituida por 7 ítems y 2 dimensiones :

  1. Afrontamiento de la Familia : grado en que la familiar ha manejado y se ha expresado sobre lo ocurrido durante la dictadura.

  2. Afrontamiento del Hijo/a : grado en que el hijo/a ha preguntado sobre lo sucedido durante la dictadura.

El tercero es la versión española del Inventario de Vulnerabilidad al Estrés de Beech, Burns y Scheffield (1982 citado en Navarrete, 2006), la cual fue modificada para obtener respuestas en formato de Escala tipo Likert. La validez se realizó con 18 ítems. Se obtuvo un KMO de .868, con 4 factores que explican el 70.2 % de la varianza total. El alfa de Cronbach global es de .934

Además al comienzo del instrumento, se ubica un apartado para recoger los datos socio-demográficos y otras variables intervinientes.

Procedimientos

El primer paso fue realizar contacto con personas e instituciones para que participaran en la investigación. Estos contactos se realizaron a través de correos electrónicos, contactos telefónicos, presenciales y a través de informantes claves. De las instituciones contactadas sólo se obtuvo respuesta de una.

La gran dificultad que se presentó a lo largo de la investigación fue la falta de respuesta de las personas y asociaciones, pese que en algunos casos se logró durante el primer contacto el interés por participar del estudio.

La aplicación del cuestionario se realizó en una sesión. En primer lugar se informó del propósito de la investigación y cómo se llevó a cabo la construcción del instrumento. Luego se entregó una carta de consentimiento informado y posteriormente se entregó el cuestionario. Las personas demoraron aproximadamente 30 minutos en responder. Esta actividad se realizó entre diciembre de 2010 y abril de 2011.

Análisis de la información

Para realizar los análisis estadísticos se utilizó el programa estadístico SPSS/PASW (Statistical Package for the Social Sciences) versión 18.0 para Windows.

Para los análisis descriptivos se utilizaron tablas de frecuencias, medidas de tendencia central y de desviación.

Los análisis de diferencias de medias se realizaron a través de la técnica “U” de Mann-Whitney o Kruskal-Wallis, dependiendo si la variable era dicotómica o policotómica, respectivamente. Se decidió utilizar técnicas no paramétricas, pese a que las variables se distribuían normalmente, debido a que la muestra es relativamente pequeña y en algunos casos las categorías quedaban formadas por muy pocas personas.

En el caso de los análisis correlacionales, éstos se realizaron a través de las técnicas de coeficiente de correlación de Pearson en el caso que la variable se distribuyera normalmente y su nivel de medición fuese intervalar y de Spearman en el caso que la variable no se distribuyera normalmente y su nivel de medición fuese ordinal.

Resultados

Descripción de las características socio-demográficas

En relación al Estado civil, el 74 % de la muestra es soltera, el 14 % casada, el 8 % separado y el 4 % separado y casado nuevamente. De la muestra total, el 52 % no presenta pareja, al considerando sólo a los soltero, el 59.5 % no presenta pareja. Respecto a ser el hijo/a mayor, para análisis posteriores se consideró como un solo grupo a los hijos/as mayores y a los hijos/as únicos, quedando la distribución de estos en el 56 %. Respecto a la participación política, el 14 % pertenece a un partido político, el 12 % simpatiza con un partido político, el 56 % simpatiza con los movimientos de izquierda, el 2 % pertenece al movimiento mapuche y el 16 % no pertenece a ninguno de los anteriores.

Descripción de las variables intervinientes

En las variables Conocimiento de los Hechos y Afrontamiento de lo Sucedido se aprecia una inclinación a valores elevados (ver tabla 1), siendo mayor en la dimensión Afrontamiento del Hijo/a.

En relación a la Percepción de Justicia y de Reconocimiento Social se observa una inclinación a una apreciación negativa, siendo un poco más favorable la Percepción de Reconocimiento Social (ver tabla 1).

Tabla 1
Descripción variables intervinientes

Variable/dimensiones

Media

DE

Percepción de Justicia

1.62

0.73

Percepción Reconocimiento Social

2.04

0.78

Conocimiento de los Hechos

2.80

0.77

Afrontamiento de lo sucedido

2.99

0.67

   Afrontamiento de la Familia

2.94

0.79

   Afrontamiento del Hijo/a

3.05

0.72

Descripción de la variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial y Vulnerabilidad al Estrés

Respecto a la variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial, se observa que las personas tienden a valores medios en la Escala de la Transgeneracionalidad y en la dimensión Disfunción Interpersonal. En cambio en las dimensiones Interacciones Radicales y Función de Protección tienden a valores más elevados. Finalmente en la dimensión Privatización del Daño se observa una tendencia a valores menores, en comparación a las otras dimensiones (Ver tabla 2).

Tabla 2
Descripción variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial

Variable/dimensiones/subdimensiones

Media

DE

Escala Transgeneracionalidad

2.45

0.45

   Interacciones Radicales

2.87

0.65

   Función de Protección

2.66

0.77

   Privatización del Daño

2.06

0.68

     Dificultad para Hablar

1.96

0.70

     Distancia Emocional

2.21

0.80

   Disfunción Interpersonal

2.40

0.62

     Miedo al Abandono

2.53

0.87

     Dificultad para Relacionarse

2.04

0.71

     Desconfianza

2.58

0.69

En cuanto a la variable Vulnerabilidad al Estrés, tanto la Escala como las dimensiones, presentan una tendencia a valores medios y bajos, observándose un valor menor en la dimensión Componentes Somáticos (ver tabla 3).

Tabla 3
Descripción variable Vulnerabilidad al Estrés

Variable/dimensiones

Media

DE

Escala Vulnerabilidad al Estrés

2.17

0.64

   Componentes Afectivos

2.33

0.75

   Componentes Somáticos

1.77

0.73

   Componentes de Fatiga

2.23

0.74

   Componentes Cognitivo y Tensional

2.24

0.79

Análisis de diferencias de media en función de las variables socio-demográficas

Al evaluar las diferencias de media para la variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial, se observan diferencias significativas, a nivel de la Escala de la Transgeneracionalidad, en relación a las variables Sexo, ser Hijo/a Mayor y la Situación Laboral Actual.

En el caso de la variable Sexo (ver tabla 4) se observa que la Escala de la Transgeneracionalidad presenta una mayor intensidad significativa (U = 174.000) entre las mujeres. Respecto a las dimensiones se observan diferencias significativas en Función de Protección (U = 178.500), Privatización del Daño (U = 161.000), en las subdimensiones Dificultad para Hablar (U = 181.000), Distancia Emocional (U = 167.500), en la dimensión Disfunción Interpersonal (U = 170.500) y en la subdimensión Miedo al Abandono (U = 161.000).

Tabla 4
Diferencia de media variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial en función del Sexo (“U” de Mann-Whitney)

Variable

Hombre

Mujer

p

Media (DE)

Media (DE)

Escala Transgeneracionalidad

2.23 (0.44)

2.56 (0.42)

.029

   Interacciones Radicales

2.97 (0.65)

2.82 (0.66)

.276

   Función de Protección

2.37 (0.71)

2.80 (0.77)

.036

   Privatización del Daño

1.72 (0.46)

2.24 (0.71)

.014

     Dificultad para Hablar

1.65 (0.52)

2.12 (0.73)

.040

     Distancia Emocional

1.82 (0.58)

2.41 (0.83)

.020

   Disfunción Interpersonal

2.10 (0.75)

2.56 (0.48)

.024

     Miedo al Abandono

2.10 (0.98)

2.75 (0.73)

.013

     Dificultad para Relac.

1.82 (0.77)

2.15 (0.67)

.140

     Desconfianza

2.38 (0.72)

2.68 (0.66)

.326

En el caso de la variable Hijo/a Mayor, la media es mayor en los hijos/as mayores (ver tabla 5), observándose diferencias significativas en la Escala de la Transgeneracionalidad (U = 185.500), en la dimensión Privatización del Daño (U = 187.500) y la subdimensión Distancia Emocional (= 190.000). Se observa una tendencia no significativa en la dimensión Función de Protección, subdimensiones Dificultad para Hablar y Miedo al Abandono.

Tabla 5
Diferencia de media variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial en función de ser Hijo/a Mayor (“U” de Mann-Whitney)

Image1En cuanto a la variable Edad existe correlación moderada y positiva con la Escala Vulnerabilidad al Estrés (= .312, = .027) y con la dimensión Componentes Afectivos (= .377, = .007) (ver tabla 6).

Tabla 6
Correlación entre variables Vulnerabilidad al Estrés y Edad

Image2Análisis relacional entre las variables intervinientes y las variables Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial y Vulnerabilidad al Estrés

Respecto a la variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial no se observan diferencias significativas en la variable Familiar Afectado. Si se encontró diferencias significativas en la variable Otro Familiar Afectado (ver tabla 7), siendo mayor en aquellos que no presentan otro familiar. Se encontró diferencias en la Escala de la Transgeneracionalidad (= 142.000), en las dimensiones Función de Protección (= 154.500), Disfunción Interpersonal (= 156.000), en las subdimensiones Miedo al Abandono (= 143.000) y Desconfianza (= 146.500).

Tabla 7
Diferencias de media variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial en función de Otro Familiar Afectado (“U” de Mann-Whitney)

Variable

Ausencia de otro familiar

Presencia de otro familiar

p

Media (DE)

Media (DE)

Escala Transgeneracionalidad

2.69 (0.36)

2.34 (0.45)

.011

   Interacciones Radicales

2.98 (0.69)

2.82 (0.64)

.464

   Función de Protección

3.03 (0.70)

2.50 (0.75)

.022

   Privatización del Daño

2.27 (0.66)

1.97 (0.67)

.119

     Dificultad para Hablar

2.22 (0.76)

1.85 (0.65)

.106

     Distancia Emocional

2.33 (0.74)

2.16 (0.83)

.412

   Disfunción Interpersonal

2.72 (0.50)

2.27 (0.62)

.024

     Miedo al Abandono

2.98 (0.56)

2.33 (0.91)

.011

     Dificultad para Relac.

2.10 (0.85)

2.01 (0.66)

.795

     Desconfianza

2.97 (0.64)

2.41 (0.65)

.011

En cuanto al Tipo de Represión Sufrido por el afectado sólo se encontró diferencias significativas en la dimensión Función de Protección en relación al exilio (= 115.000, p < .01), siendo la media mayor en hijos/as de afectados que no exiliaron (media = 3.08, DE = 0.70) en comparación de aquellos que si (media = 2.83, DE = 0.79). Estas diferencias son independientes del familiar afectado.

En relación a las variables Percepción de Justicia y Percepción de Reconocimiento Social se encontró que sólo existe relación negativa y débil con la dimensión Interacciones Radicales. La variable Conocimiento de los Hechos se relaciona de forma moderada y negativa con la Escala de la Transgeneracionalidad y la dimensión Privatización del Daño. Respecto a la variable Afrontamiento de lo Sucedido esta se relaciona de forma moderada y negativa con la Escala de la Transgeneracionalidad y la dimensión Privatización del Daño. En el caso de la dimensión Disfunción Interpersonal se relaciona de forma débil y negativa. El resto de las relaciones se detallan en la tabla 8.

Tabla 8
Correlaciones entre variable Transgeneracionalidad del Trauma Psicosocial y variables intervinientes

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Conclusiones

Al analizar los resultados, se encontró un elevado porcentaje de personas solteras (74 %) en comparación a las estadísticas nacionales, que corresponden a un 43,5 % entre solteros y convivientes (INE, 2002). Si bien no existe diferencias significativas entre el estado civil y las variables Transgeneracionalidad del trauma y Vulnerabilidad al estrés, este alto porcentaje de solteros/as puede estar dando cuenta de problemáticas que son independientes de las dimensiones evaluadas. Además al considerar el porcentaje de personas sin pareja, los resultados estarían reflejando dificultades para establecer lazos afectivos. Estos resultados concuerdan con los encontrados en otros estudios (Cabello, 2003 ; Díaz, 1995 ; Kellermann, 2007). Díaz (1995) plantea que producto del aislamiento y la pérdida de los vínculos, que se generan como consecuencia de las experiencias traumáticas, las familias establecen fuerte dependencias afectivas entre los miembros, imposibilitando la diferenciación y separación. Esto lleva al fortalecimiento de las lealtades familiares que implica muchas veces la ruptura o ausencia de las relaciones de parejas.

En relación a la participación política, llama la atención el bajo porcentaje de personas pertenecientes a un partido político, a su vez es destacable el porcentaje de personas que dice no sentirse identificado con algún partido o movimiento de izquierda, sobre todo al considerar que la mayoría son hijos de militantes políticos. Esta situación puede deberse por temor a las posibles consecuencias sobre ellos y su familia o que se haya asociado de forma inconsciente la participación política con el sufrimiento. También puede ser a un descontento o rechazo por sentimientos de desesperanza frente a las soluciones políticas (Bastías et al., 2001 ; Busch et al., 2002 ; Cabello, 2003).

En cuanto al Conocimiento sobre los hechos y Enfrentamiento sobre lo sucedido se observa que los participantes presentan un alto nivel, lo que no concuerda con lo encontrado en otras investigación (Bastías et al. 2001 ; Gorko, 2000 ; Latapiatt, Moscoso y Zilveti, 2007). En estos estudios se observa dificultades en la comunicación sobre el sufrimiento parental, llevando a un desconocimiento de las vivencias de los padres. El alto nivel encontrado en esta investigación puede deberse a que los padres hayan asistido a terapia psicológica o que los hijos/as también lo hayan hecho y por último se puede hipotetizar, debido a los comentarios de los encuestados, que los padres luego de relatar sus vivencias para la comisión Valech, comenzaron a exteriorizar sus experiencias con la familia. Este mayor nivel de conocimiento y enfrentamiento es importante analizar en futuras investigaciones, para entender que ha permitido romper con la conspiración del silencio.

Se puede observar que la conspiración del silencio es uno de los mecanismos de transmisión del trauma, ya que existe relación moderada entre el conocimiento y enfrentamiento de lo sucedido con la transgeneracionalidad del trauma y la Privatización del daño. Esto explicaría los valores moderados y bajos presente en la dimensión Privatización del daño y en la dificultad para hablar y distancia emocional. También se observa un mayor conocimiento y enfrentamiento en aquellas personas que tienen hijos, pareja y estudio superiores completos y una relación débil con la disfunción interpersonal y miedo al abandono.

Respecto a la percepción de la Justicia en relación a las violaciones a los derechos humanos, como del reconocimiento social al daño provocado se observa una apreciación negativa. Estos resultados concuerdan con los hallados en otras investigaciones, que establecen que una de las expresiones actuales de daño es la permanencia de los sentimientos de injusticia (Bastías et al., 2001 ; Latapiatt et al., 2007).

A través de la experiencia clínica se ha observado la presencia de factores que mediarían el impacto de la transmisión del trauma en los hijos/as de sobrevivientes del Holocausto (Kellermann, 2008). En la presente investigación se aprecia que el sexo es un punto relevante, encontrándose un mayor impacto de la transgeneracionalidad en las mujeres, donde se destaca una mayor función de protección hacia los padres, mayor privatización del daño, con dificultades para hablar y distancia emocional. También está presenta una mayor disfunción interpersonal y miedo al abandono. Además se aprecia una mayor vulnerabilidad al estrés en los componentes cognitivos y tensional, con una tendencia en la vulnerabilidad general y en los componentes somáticos. Otro factor presente en esta investigación, que mediaría la transmisión, es el ser hijos/as único o mayor, encontrándose en éstos un mayor impacto de la transgeneracionalidad y una mayor privatización del daño y distancia emocional, con tendencia a la dificultad para hablar. También está presenta una tendencia a una mayor función de protección hacia los padres y miedo al abandono.

Estos datos son parecidos a los señalados por Kellerman (2008) en su estudio en hijos/as de sobrevivientes del Holocausto. A su vez Kellerman también plantea que los hijos/as estarán más afectados cuando ambos padres sean sobrevivientes del Holocausto, sin embargo esto no fue encontrado en este estudio, ya que no se observan diferencias significativas en relación al familiar afectado.

En cuanto al tipo de represión, los resultados concuerdan parcialmente con los obtenidos por Bastías et al. (2001), ya que no se observaron diferencias, salvo en la Función de protección. Sólo en esta dimensión se encontró mayor impacto en los/as hijos/as de aquellos que no fueron exiliados. Esto puede deberse a que aquellos que no fueron exiliados, vivieron en un medio de persecución y amenaza constante, lo que llevó a que los hijos/as se preocuparan por los padres y los problemas familiares, asumiendo roles protectores (Díaz, 1995). Es importante destacar que no se consideró la fecha de retorno de los hijos/as de exiliados, siendo esto un elemento que puede estar afectando en los resultados, ya que es posible que existan casos donde se regresó después de los años 90 y los hijos/as no hayan sentido la necesidad de protección a sus padres en una sociedad donde no existía el peligro constante.

Por otra parte se encontró un mayor impacto de la transgeneracionalidad, en aquellos que no presentan otro familiar afectado. En este caso es probable que los afectados se hayan visto excluidos del resto de la población e incluso de sus propios familiares, por el temor de ser identificados con ellos y sufrir la represión. Este aislamiento puede llevar a que la familia se encierra en sí misma como medio de protección, llevando a la desconfianza, miedo al abandono, disfunción interpersonal y la aparición de roles protectores en los hijos/as (Díaz, 1995). Por el contrario, aquellos que tuvieron otros miembros de la familia afectados, pudieron abordar lo sucedido en conjunto con la familia extensa.

Es relevante destacar que la dimensión interacciones radicales presenta una tendencia a valores altos en la muestra, no siendo modulada por casi ninguna variable. Existiendo sólo relación débil con la percepción de justicia y reconocimientos social. Es así que aquellos que tienen una peor percepción de justicia y reconocimiento presentan niveles levemente mayores de interacciones radicales. Esto no concuerda con lo encontrado por Bastías et al. (2001), donde el nivel de conocimiento, participación política influyen en el nivel de radicalización. Respecto a las consecuencias de las interacciones radicales, estas autoras encontraron ésta es uno de los elementos que más influye en la calidad de vida, ya que restringe las redes de apoyo.

Finalmente, la relación existente entre la edad y la vulnerabilidad al estrés, pero inexistente con la escala transgeneracionalidad del trauma, puede estar dando cuenta que el tiempo influye en el tipo de consecuencias que afecten a la segunda generación, siendo posible que se encuentre mayor incidencia en el desarrollo de algunas psicopatologías, cuando el afectado nació poco tiempo después de ocurrida la experiencias traumática (Kellermann, 2008).

En conclusión, la presencia de la transgeneracionalidad se percibe a través de la permanencia de percepción negativa de la justicia y el reconocimiento social, dificultad para establecer relaciones de pareja, la poca participación política, las interacciones radicales, protección a los padres, desconfianza y miedo al abandono. Las principales variables que modulan aumentando la expresión de la transgeneracionalidad es el ser mujer, ser hijo/a único o mayor y la ausencia de otro familiar afectado además de los padres. Es independiente de si uno o ambos padres fueron afectados y del tipo de represión. Además se encontró que uno de los mecanismos de la transmisión es la presencia de la “conspiración del silencio”, evaluado a través del conocimiento y enfrentamiento sobre lo sucedido a los/as afectados/as.

Por último es relevante mencionar la presencia de niveles moderados y bajos en la privatización del daño, que al compararse con otros estudios estaría dando cuenta de un cambio de la transgeneracionalidad en el tiempo. Esto estaría asociado a un quiebre en la “conspiración del silencio”.

Una limitación de este estudio se refiere al tipo de muestreo utilizado, el cual es no probabilístico. Esto hace que los resultados no sean del todo representativos y tampoco puedan generalizarse a otras poblaciones. También está el inconveniente del tamaño de la muestra. Esto se debió principalmente a las características de las personas a estudiar y la dificultad para acceder a ellas. Esta situación también impidió poder establecer criterios de selección, lo cual puede estar distorsionando algunos resultados. También se debe destacar que en esta investigación se abordaron algunas áreas que podrían estar afectadas por la transmisión del trauma, quedando muchas otras variables fuera del estudio. Otra limitación presente es la falta de un grupo de comparación. Frente a esto se presenta la interrogante de qué grupo podría utilizarse como comparación, ya que la represión política atraviesa todos los ámbitos de la vida no siendo “posible afirmar que hay afectados y no afectados” (Lira, 2004, p. 234).

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