N°22 / La psychologie politique en Amérique Latine Janvier 2013

Psicología de la Nostridad

La psicología de toda la Persona y de Todas las personas

Mario Puentes

Résumé

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Introducción

Un pez  no ve el agua, no es conciente de ella pues vive en ella, huele en ella, respira en ella, mira en ella… sólo cuando está muy fría o muy caliente o muy ácida o alcalina, reacciona o muere.

Al hombre le pasa algo parecido con el aire, es el objeto de mayor presencia de nuestras vidas y rara vez tomamos conciencia de su existencia. El aire helado, en movimiento o el humo, nos hacen advertir su existencia.

Algo parecido nos pasa con la historicidad, o como diría W. Dilthey nuestra Weltanschauung o Visión del Mundo o más profundamente,  como la define Romano Guardini,  Nuestra Concepción del Mundo. Me detengo un segundo en diferenciar Visión de Concepción. La primera hace a la mirada (sólo precepción visual) del mundo, alguien que mira desde afuera y explica.

Concepción habla de concebir, de parir, de estar viviendo y naciendo en cada conducta o pensamiento, en el mundo, en el pedacito de tierra que habito, y en el instante de la historia que me toca. Como el pez y el agua. No se concibe a un pez sin agua y él ni es conciente que ella está ahí, dándole vida, circulando por su interior.

Yo me pregunto hasta qué punto, ya no como personas legas sino  conocedoras de las ciencias humanas, somos sabedores de qué época de la historia estamos viviendo y qué de la actual concepción del mundo opera, traba o conflictúa a nuestros asistidos? Puede un ciego guiar a otro ciego?

Estamos viviendo el pasaje entre dos épocas de la humanidad. Cuando me refiero a épocas hago alusión a la Antigua, Medieval y Moderna. Todas tuvieron su nacimiento, crecimiento, apogeo, decadencia – cuestionamientos – crisis, hasta la llegada de un nuevo “signo de los tiempos” que, en el mejor de los sentidos dialécticos, dio a luz una nueva época, con su paradigma, sus arquetipos de Hombre, su relación con lo Supremo, con la Naturaleza, la Cultura y la Historia.

La posmodernidad es la manifestación de la crisis de la modernidad pero no da cuenta de un nuevo Signo de los Tiempos. Es decir, estamos “saltando” o “cruzando el rio” de una época a otra, pero tenemos la clara vivencia de no hacer pie, nada es sólido y consensuado. En la ciencia se ve claramente, pues no hay “grandes maestros” como hubo en otras épocas.

Quien se haya empapado en este tema advierte que en todas las crisis epocales aparecen los mismos síntomas de hoy. Aparecen confusión, desorientación, corrupción, impunidad, atomización del poder;  las instituciones y el poder se desbaratan, crece la desconfianza en el otro y en el Otro, la política pasa a concebirse como lo más degradante del hombre, se da en el “sálvese quien pueda” la salida individual y la psicologización de la conciencia.

Yo solo creo en lo que veo, yo solo creo en lo que pienso. Así lo expresa San Agustín en su libro Meditaciones, que es realmente un tratado de psicología de la crisis de la Antigüedad hacia el cristianismo;  o Descartes, en toda su obra, llega a desconfiar de todo lo perceptible, arribando a la conclusión “pienso luego existo” en el pasaje de la edad Media a la Moderna, centrando a “la Razón” como el nuevo signo de los tiempos.

Disculpe el lector para quien lo que digo sea obvio, y para quien nunca escuchó hablar de esto. Para este último, teniendo en cuenta lo acotado de este articulo, le sugiero ampliarlo leyendo “La variable Cultural” del libro Detrás de la Droga, de mi autoría, o algo bueno y más abarcativo de la historia de la humanidad.

Lo importante es que, en todos los finales de época como en la actualidad, hay una contracción a la vivencia subjetiva, (psicologización) y un descreimiento en la capacidad de transformación constructiva de la historia de la humanidad con Otro. No se cree en la construcción colectiva del Poder, reteniendo la unidad de confianza política, generando una vivencia de frustración psicopolítica desde una lectura de la salud anímica y un vacío de poder sano y real en la Comunidad.

La confianza de transformación se limita a lo social, que tiene como techo y frustrador a los lobbies políticos (partidarios). Todos sabemos que grandes esfuerzos sociales, en los que la gente confió y dio mucho de sí misma encontraron su límite en la manipulación política de esa entrega. Hoy la política es mala palabra, y quien se mete con buena voluntad, tarde o temprano se corrompe o se va, siendo este el juego del sistema. Los políticos no dan cuenta de los deseos de la gente y todo termina manejado por grandes corporaciones económicas de poder contra las cuales “no se puede hacer nada”…

Politológicamente hablando es la famosa “Crisis de representatividad”. Desde una visión sociológica o antropológica es “individualismo”, o desde la ética “egoísmo”.

Y desde la psicología cómo la llamamos? Cómo llamamos a esta vivencia de angustia de pérdida subjetiva de poder que enferma a la persona y paraliza a la cultura? Hay una psicología que dé cuenta epistemológicamente del problema pero que a la vez plantee metodológicamente una estrategia de resolución posible?

Nosotros la llamamos Crisis de Nostridad y a su logos Psicología de la Nostridad.

Sobre la Crisis actual de Nostridad

El lector advertirá que la palabra Nostridad es un neologismo que hace alusión al “nosotros”. Justamente, no es una vivencia o una experiencia que se explique ni resuelva poniendo el problema en la mera singularidad subjetiva (yo), ni en el otro (tu - ellos), ya sea el padre, la pareja, la escuela, la nación, el imperialismo… el Otro.

La problemática no es ni psicológica ni política. Si uno quiere pensarlo en estos términos, podría decirse que es un problema psico político o político representativo, o, haciendo alusión a un logos más integrador, estaríamos hablando de la “Psicología Política”.

En síntesis, el problema es de la articulación de la CONCEPCION del Yo y del Ellos, que, como toda coyuntura, tiene su historia de conformación y cristalización.

Para abordar esto propongo un breve esquema.

Ecuación Yo – Ellos

Alude a la vivencia de individualidad o totalidad humana respectivamente.  Se presenta como una ecuación, con lógica interna determinada por la concepción del mundo de cada época.

Tanto en la Concepción del Mundo antigua como en la medieval existía una armonía entre ambos términos. No se podía concebir una sin la existencia de la otra, pero con características claramente distintas:

Época Antigua.Se mantenía una armonía particular en la relación entre el Yo y el Ellos.

El hombre era un microcosmos en un macrocosmos ya determinado, donde pasaba a cumplir con el destino. Este destino para los griegos era “La Moira” y la concepción que tenían de la historia era que el hombre estaba quieto y ésta lo alcanzaba y lo atravesaba.

Podemos decir que, desde el punto de vista de nuestra ecuación Yo-Ellos, predominaba una vocación por la totalidad.

No existía la Personalidad como hoy la concebimos. Si era agredida la comunidad, el sujeto lo vivía como una agresión personal. Al mismo tiempo una agresión a un miembro era respondida por el conjunto.

Si bien las características del arquetipo de la época era un Yo, o sea un individuo, de gran valor personal y en el cual existía una alta imagen de lo que era el honor, el hombre no  podía pensar en sí mismo, sino en comunidad.

Esta fuerte imagen de unidad era necesaria ya que el sujeto como ser aislado era vulnerable a los ataques de otros, pues eran pueblos que vivían permanentemente en guerra.

Esto se ve claramente en el concepto de Platón sobre la Polis y en la decisión de Sócrates de tomar cicuta, ya que fuera de la “Civita” sólo existían los dioses y las bestias. Coherente con esto la comunidad se hacía cargo de la formación espiritual y militar de cada joven.

Época Medieval. Aparece una nueva relación entre Yo - Ellos.

Existe ahora la concepción de Persona como ser único e irrepetible y valioso por sí mismo. La Persona, al ser creada por Dios (criatura) a su imagen y semejanza, cambia totalmente los términos de nuestra relación. Existe la concepción de una relación personal con Dios. Desaparece la noción antigua de Polis y aparece la imagen de “Hermandad” al ser todos hijos de un mismo Dios.

En la época pagana la destinataria de la acción humana era la Comunidad (Polis). En la edad media el destinatario de la acción individual era Dios y no otro hombre. Un Rey y el Estado feudal eran respetados en tanto que Dios lo había ungido con esa autoridad.

Es así como vemos que, si bien se mantiene una idea de Comunidad, pasa a un segundo lugar. Para iluminar esta imagen vemos cómo famosos pintores han hecho, en importantes Templos, obras de arte en las cúpulas inaccesibles al público, para que sólo las pudiera ver Dios. La aprobación del otro, a diferencia de nuestra época, era relativa.  

Desde el punto de vista de nuestra ecuación  Yo – Ellos, si bien hay armonía entre ambos, el énfasis está puesto en el concepto de Persona (criatura) por sobre el de Comunidad.

Época Moderna. En relación a nuestra ecuación, se da un quiebre significativo.

Yo – Ellos, entendidos como Persona y Comunidad de una u otra manera, siempre coexistieron como ecuación. Eran complementarios. No se podía concebir una persona sino en comunidad y viceversa. En la modernidad, sí. Cambian los términos de la ecuación y su dinámica. Ya no es Persona en Comunidad, sino “individuo versus sociedad”.

Concepción del Yo.

Podría usar la imagen del Yo - Ego.Un Yo narcisista, enamorado de sí mismo, que como en el mito de Narciso Bello queda tan atrapado, enamorado de su imagen en el lago, que cae y se ahoga.

Ser Yo, es un fin en sí mismo.

Concepción del Ellos. Se circunscribe a ser muchos “Yoes”.

Individuo y sociedad se presentan como alternativas en las que la sociedad es lo malo pues atenta contra el “Deseo” y la libertad individual.

Planteaba Rousseau: “el niño nace bueno, la sociedad lo deforma”, y Freud lo sellará en el juego de la libido pulsional y la realidad, en el que los mecanismos de defensa juegan el papel de frenar o desviar el inevitable choque entre el deseo inconsciente y la presión social de la cultura.

Consecuencias de la modernidad.

La armonía, inestable y relativa, alcanzada en la época antigua o medieval entre Yo -  Ellos, está en crisis en la cultura contemporánea.

Este concepto de crisis no tiene un tinte peyorativo; nos muestra cómo las formas anteriores han llegado a su agotamiento. El Hombre de hoy las critica, pero no ha encontrado todavía una forma superadora.

El hombre “libre”, que era el paradigma moderno, pierde su libertad y comienza a explicarse a sí mismo, como “determinado” por distintas causas, ya sea la globalización económica, estructura psicológica, ubicación social,  mapa dendrítico o genético, etc.

El mundo occidental signado por la Razón y con una marcada impronta materialista, se divide en dos grandes concepciones. Cada una resalta un Valor de la realidad, y si bien no desconoce el otro, pivotea su lógica sobre éste.

Los Yoistas (cultores del Yo)

Resaltan el valor de la Libertad, principalmente la libertad individual. Es una visión racionalista de la persona. Es el mundo capitalista, cuya filosofía es el liberalismo. Su modelo es el hombre exitoso empresarialmente o el genio de las ciencias fácticas. La imagen gráfica: la estatua de la Libertad.

Su modelo político es la democracia racional.

Los Todistas (cultores del Ellos)

Resaltan el valor de la Responsabilidad y Compromiso comunitario por sobre lo personal. Es una visión racionalista totalista. Es el mundo comunista y su filosofía es el materialismo dialéctico. Su arquetipo es el duro y acético hombre bolchevique.

Su modelo político es el Estado socialista.

Crisis de Nostridad (posmoderna). El pasaje entre dos épocas.

El famoso Habermas (filósofo contemporáneo de la escuela de Frankfurt) ve la posmodernidad como: “hedonista, carente de identificación social,  de obediencia,  narcisista, competitiva por el éxito como signo principal de la cultura”.

Reinadas, una autora argentina, la describe como: “hay omnipotencia del deseo y el gozo en la reflexión y sensibilidad posmoderna. Estética y política cultural de la transgresión, borradura de límites, rechazo de lo formal, ruptura del significante y primacía de lo inconciente, de lo corporal y material, de los impulsos libidinales y también de la exaltación puntual del suceso y de la acción centrada en el Yo”.

Esta psicologización de la cultura, este retraimiento al “Yo siento”, esta falta de un nuevo signo de los tiempos me hace pensar que la posmodernidad más que una época, es una denuncia desordenada,  una crisis de pasaje.

En síntesis, la Crisis de Nostridad es la manifestación actual de la desarmonía entre Yo y Ellos, en la cual hay una hipertrofia del primero, que genera descreimiento de la“construcción en común” de un nuevo y superador signo de los tiempos.  Surge como consecuencia del agotamiento del paradigma moderno, generando un descompromiso del sujeto con la Historia.

Desautorización, desmovilización, individualismo, cosificación, hedonismo cultural,  anomia,  etc., son sus manifestaciones culturales, así como violencia, corrupción, inseguridad, drogadicción, estrés, son algunos de sus “Síntomas”.

Hoy lo reprimido en el sujeto “posmoderno”, y por lo tanto inconciente, es la “dimensión comunitaria personal”, ya no la sexualidad como en la sociedad vienesa de Freud. Dicho de otra forma, las condiciones sociales y culturales de hoy promueven la “soledad psicológica”. El hombre actual no puede encontrar “entidades de valor” como fueran Roma, la Iglesia o Imperios modernos y por esto no puede poner en acto su “deseo comunitario trascendente”, su vivencia de Nostridad.

Lamentablemente el hombre alcanza a vivir en las guerras ciertos oasis subjetivos de nostridad. Lo analizaré en otro texto y contexto, pero la manipulación de la Nostridad es el motor bélico de la historia. El hombre en guerra contra otro, más allá de las causas que la generen, no sufre la crisis de Nostridad.

Crisis de Nostridad y las ciencias

Una de las dificultades en la búsqueda de nuevos paradigmas es que las ciencias humanísticas han seguido los pasos de la hiperespecialización de las llamadas ciencias fácticas (físicas, tecnológicas, matemáticas, etc.). Se ha perdido el sentido de integralidad del hecho humano, generando en la teoría y en la práctica una torre de Babel en los discursos.

Los científicos de los macro fenómenos (por ejemplo un economista) se despreocupan del sujeto y sus angustias; piensan en profundad que el sentimiento individual lógicamente mejorará cuando cambie el Todo. El Marxismo entendía la enfermedad mental como alienación generada por la desigualdad entre las clases sociales. La solución era la revolución, no la psicoterapia.

El problema es que el Sujeto no tenga la lógica del político o simplemente que sienta o actúe ilógicamente.

El científico del micro fenómeno (por ejemplo psicólogo) está convencido de que su preocupación debe ser el Sujeto a quien tiene enfrente y liberar su "deseo", más allá de su responsabilidad social histórica. Si bien reconoce su importancia, no lo incorpora como su campo de transformación.

Así como para los macro cientistas el valor por excelencia es el "compromiso" y la "responsabilidad", para los estudiosos de las micro variables la priorizada en la práctica es la "libertad". En realidad, en la teoría ambos dan respuesta a todo, pero la práctica muestra la desintegración.

Creo que, en distintas medidas, algunas psicologías  son cómplices del “Modelo”.

La catástrofe bursátil de Wall Street trajo más destrucción y dolor que una bomba atómica y sólo conocí en Méjico un profesional que se dedica a la Psicología de la Moneda, aquí, ni pensar…

En la ciencia humanística la actual atomización de saberes no integrados nos lleva a estrategias reduccionistas e ideologías  deterministas.  En la práctica clínica esto genera significativas iatrogenias (acto curativo por el cual, queriendo producir mejoras en una parcialidad, perjudico al todo).

Llevo 25 años viendo esto sistemáticamente en el mundo del tratamiento de la drogadependecia.

Nutrientes y aportes de la Psicología de la Nostridad a esta crisis.

Usted inteligentemente podría pensar que lo que denunciamos y buscamos resolver ya lo enunciaron:

  • Concepciones antropológicas culturalistas

  • Concepciones historicistas y sociológicas

  • Psicológicas clínicas/ humanísticas / holísticas

  • Ideologías políticas contemporáneas

  • Psicologías sociales críticas como la Psicología Comunitaria

  • … y lo que piensa es correcto…

Las teorías antes mencionadas son los aportes epistemológicos que nos han nutrido, pero creemos que hay un salto a lo metodológico que no se logra realizar faltando  algunas herramientas conceptuales que hay que crear para lograrlo.

Disputas entre las concepciones clínicas.

Haciendo foco en  las “psicologías”, algunas corrientes critican a otras la falta de profundidad filosófica, el ser racionalistas, conductistas, efectivitas,  etc, apuntando a la mera cesación del síntoma.  Estas últimas acusan a las “psicologías filosóficas” de falta de profundidad clínica, efectividad y método. Quienes vivimos  dentro de este “mundo psicológico” conocemos los epítetos de “conductistas superficiales vs. revolvedores del pasado inoperantes”.

Esta es una vieja dualidad que de a poco se va armonizando.

Disputas entre concepciones clínicas y sociales.

En un corte transversal a ambas posturas clínicas antes mencionadas irrumpen las “psicologías sociales criticas” que las acusan de despreocuparse del producto social que construyen sus visiones subjetivistas, generando un hombre que se mira el ombligo, adaptado al capitalismo y funcional al sistema político neoliberal, promoviendo el clasismo social del “analizable”, y un hombre sólo comprometido con su microcosmos. Aquí se alinean pensadores de la psicología comunitaria, cuyo sujeto de análisis e intervención no es la sintomatología de la persona sino el malestar emocional de las comunidades, en sus contextos históricos y geográficos. Denuncian la falta de investigación epidemiológica, sin la cual no se puede hacer una planificación sanitaria efectiva, sosteniendo marcos referenciales de ambición universalista y ahistórica.

En Argentina penosamente este debate es poco influyente. El paradigma de este posicionamiento combatiente fue el psicólogo latinoamericano Martin Baró.

La psicología de la Nostridad intentará arrimar una respuesta desde una ecuación epistemológica indivisible:

Salud Mental (subjetiva)= Participación (social) = Politicidad (época l)

Esto implica crear un concepto de salud psicológica operativo, que no se defina desde la enfermedad, sino que pueda hacerse metodología participativa en la transformación de la historia de la humanidad.

También implicará redefinir las variables del desarrollo de la personalidad (lo biológico, psicológico, familiar, social, cultural y espiritual) y la forma particular en que estas variables interactúan, que, desde nuestra teoría,  llamaremos ETIOMA.

Definición de Nostridad

Como con todo neologismo nos encontramos con el límite del lenguaje. Se dice que los físicos cuánticos  al no encontrar palabras para explicar sus hallazgos tuvieron que recurrir a las artes, a la poesía.

Mi sensación es la misma, pues este concepto primero lo siento, luego trato de entenderlo y cuando quiero compartirlo racionalmente siento que lo recorto, que lo limito, que lo mato.

Apelando a imágenes la Nostridad es “el eje” o uno de los motores principales del movimiento de la historia del Hombre. Es el fundamento de cada cultura, es por lo que Gandhi dejó  de comer, por lo que Mandela pasó su vida preso, por lo que Manuel Belgrano consumió su salud, por lo que Romeo y Julieta no pudieron vivir su amor,  por lo que el Dr. Favaloro dio su corazón. Aparece también cuando hacemos el amor con quien amamos. Es el contenido de la mirada de la Madre Teresa de Calcuta… pero al mismo tiempo es por lo que los Nazis exterminaron y también por lo que fueron exterminados. Es a su vez la pasión que nos despierta nuestra Selección en un Mundial, como la nostalgia de escuchar un tango en un subte en Roma. Es la vivencia de familia cuando nace nuestro primer hijo, es la excusa para torturar a otro hombre en nombre de la Seguridad Nacional.

Cómo definir la Nostridad si es un sentimiento, que como el agua para el pez, es nuestro motor y fuente de vida permanente. Por eso, no es buena ni mala, ni linda ni fea. Como el enamoramiento, puede ser poderosamente plenificadora o generar el peor de los odios xenofóbicos. Es la protagonista de miles de canciones y poemas y nunca falta como argumento en teatro o películas, pues Ella es la gran fuente de dolor o éxtasis. Este bello monstruo es La Nostridad.

Intentando conceptualizarla subjetivamente, es algo así como la vivencia del nosotros, sentirla genera felicidad… y a veces placer. Normalmente se siente cuando se ejercita positivamente, cuando se hace algo para generar, agrandar, estimular el nosotros.

Y aquí va una aclaración conceptual fundamental. Ya no hablo del amor o hacer algo por “el otro”, ser solidario, comprometido con el prójimo, hacer cosas para los demás. Esta pequeña desviación, fue la base de la cosmovisión Comunista y a su vez la causa de su destrucción.  Pensar así es volver a la disociación Yo – Ellos. El Nosotros incumbe al Ellos pero también al Yo. Si mi vida no está movida por el nosotros  enfermará, ya sea de narcisismo del  Yo o por el sobre involucramiento con el otro.

Nada es tan claro como en las adicciones. Miles de historias clínicas demuestran estas dos bases principales de psicopatologías, oscilando entre conductas narcisistas y las típicas del codependiente.

A veces cuando me pierdo en el mundo de las mil teorías humanas, intento volver a los “libros” que fundaron las culturas y en esto coinciden todas las que pude encontrar. Una muy clara es la que da el autor de “la Biblia”, cuando lo interpelan sobre cuál es lo valor más alto, o lo más importante en este  mundo, o lo que Dios nos pide como lo principal. Fue maravillosamente claro… lo segundo es:

“…y ama a tu prójimo como a ti mismo...”

Genial definición de Nostridad. No ames a tu prójimo en tu desmedro o primero te tienes que amar a ti… Son dos caras de la misma moneda y sin las dos caras, no es amor!!!

La elección de la palabra viene de una analogía con la personalidad.  El sufijo “idad” me da cuenta del despliegue o la acción de… en este sentido la personalidad es el despliegue de la Persona en el mundo, el Dasein de la persona. Es lo que la persona hace y ese “hacer” surge de su “ser”, ese hacer a la vez transforma su Ser. Esta es la base del coaching ontológico.

En este sentido la nostridad es el despliegue y/o la acción del ser Nosotros. Cuando nos juntamos los domingos al mediodía a comer en lo de mis padres y vamos con mis hijos y mi hermana y sus hijos, estamos desplegando nuestro ser familiar, nuestra nostridad familiar.

Otra arista de la nostridad es la de ser una vivencia subjetiva, es mi forma única, instantánea, espontánea de sentirme parte de un todo, sentirme miembro de una comunidad.

También es la vivencia colectiva compartida de sentirnos miembros de una entidad. Imágenes como “el espíritu del Pueblo”, el “ser Nacional”, la Patria, el “alma del proletariado”, darían cuenta de la Nostridad, sostenida por la historia, la tradición, signos y símbolos, etc. Seguramente en un futuro desglosaremos más analíticamente estos conceptos.

En síntesis, limitándola con el lenguaje podríamos decir que la Nostridad es la sensación, pensamiento y acción del ser Nosotros.

Definición de Psicología de la Nostridad

Ahora sí nos podemos acercar más a la definición de Psicología de la Nostridad, entendiéndola como el logos que se dedica a estudiar la articulación Yo – Ellos, Persona y Comunidad, la relación entre Subjetividad y generación de Poder. Es el estudio de la articulación de toda la Persona y todas las Personas. Es el estudio del origen y destino de la vivencia del Nosotros.

Estamos sentando las bases de esta corriente psicológica, para lo cual seria deseable que haya muchas redefiniciones.

Si bien esta teoría tiene una hermenéutica sobre el meollo psicopatológico, en la conformación de la vivencia subjetiva de Nostridad, así como el psicoanálisis la tiene en la represión de la sexualidad infantil, fruto de la mala resolución del complejo de Edipo o Víctor Frankl en la “presencia ignorada de Dios”, no se puede comprender profundamente sin aportes macros como el Desarrollo a Escala Humana -CEPAL /Mandred Max Neef – (ver capítulo Variable Psicológica del libro Detrás de la Droga), el Capital Social, Redes Comunitarias, psicología social, comunitaria y política, etc.

Contribuciones generadas desde esta concepción

Si no logramos plasmar en una metodología (camino) nuestra epistemología, caeremos en lo que criticamos, es decir hacer un tratado filosófico denunciando la crisis, pero sin mostrar estrategias para su resolución.

Por otro lado, si bien muchos fueron los que construyeron este logos, conciente o no concientemente, yo soy la cara visible, o sencillamente quien se tomó el trabajo de escribirlo, pero desde 1980 podríamos decir que comienza a generarse lo que desencadenara esta teoría, siendo sus concreciones principales:

  • a. Nuevo concepto de Salud (Mental).

  • b. El SAPAC: Sistema Ambulatorio Preventivo Asistencial Comunitario. (hoy en drogadependencia). Concepto de Etioma.

  • c. La Nostricracia. Nuevo Sistema Político. (en desarrollo).

Las dimensiones de este artículo nos limitan a esbozar las “bases” de esta corriente  en desarrollo, que está plasmada sólo parcialmente en:

Base Bibliográfica

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2000

tapa PP

Daremos una pincelada de cada uno.

Nuevo concepto de Salud (Mental)

Para quien le interese profundizar encontrará su desarrollo conceptual en la Variable Psicológica del libro Detrás de la Droga y la metodológica principalmente en el tercer paso de Estrategia Terapéutica, siempre aplicado al tema drogadependencia.

Uno de mis primeros trabajos como psicólogo en el 81´ fue participando en una investigación sobre la Prevalencia de Trastornos Psicológicos en la República Argentina, en el marco del Programa de Epidemiología Psiquiátrica del CONICET (Concejo Nacional de Investigación Científica y Técnica). Sin ir a detalles el resultado fue que 3 de cada 4 argentinos tenían trastornos psicológicos. Estábamos ante una “epidemia”…

La pregunta que me hice fue obvia. Cómo “curar” las tres cuartas partes de la población con problemas?, y… el cuarto restante que  no tenia trastornos, era sano????

Busqué soluciones y encontré 2 problemas: la mayoría de las teorías mostraban qué es la “no salud” y las que teorizaban sobre salud lo hacían básicamente sobre la Salud Psicológica Individual.

Si bien el tema es un poco más complicado, y sabemos que hubo desarrollos interesantes, encontramos un camino operativo desdoblando la salud en dos categorías de análisis:

  • 1. La intrapsíquica o intrasubjetiva, que daría cuenta de la capacidad de libertad psicodinámica.

  • 2. La extrapsíquica o intersubjetiva, daría cuenta de la capacidad de Vincularse.

La primera se puede objetivar en la segunda. La segunda es el campo de acción y transformación de la primera.

Lo significativo es que esta forma de entender la salud, nos permitió crear un método propio potencializador de la Nostridad.

El SAPAC: Sistema Ambulatorio Preventivo Asistencial Comunitario (hoy en drogadependecia)

En realidad es una “estrategia de tratamiento”, una metodología terapéutica, que apunta operativamente a sostener la concepción epistemológica de la Nostridad, entendiendo los “síntomas psicológicos” desde un concepto mas abárcativo, el cual definimos como Etioma.

Los rasgos más sobresalientes son:

A.- No escinde la asistencia de la prevención. Consta básicamente de 3 pasos, con la siguiente lógica:

  • a. Operar sobre el Etioma en el aquí y ahora, haciéndolo manejable. Se trabaja con el “sistema demandante” desde lo extrapsíquico y en lo posible mediante un proceso grupal. (Línea del Ellos)

  • b. Trabajar desde lo intrapsíquico, sobre las significaciones subjetivas patológicas, concientes e inconcientes, que contribuyeron a conformar el Etioma. (Línea del Yo)

  • c. Dimensión Preventiva. (Línea sublimatoria y reparatoria de la Nostridad). Fortalecimiento de la Salud intrapsíquica, crecimiento vincular cuantitativo y cualitativo, y consolidación participativa del Nosotros.

B.- El alcance comunitario. Su capacidad de despliegue dependerá en gran medida de la patología en juego y del deseo de la persona de trabajar su epidiagnóstico.

Apuntará a promover el “hacerse cargo” al sistema portador del Etioma, en acciones concretas en el mundo de las instituciones.

Seguramente sea difícil imaginarlo. Esto está claramente desarrollado en la problemática de la drogadependencia. Hecho concreto y real, muchos de los que vinieron por “la droga”, ya sea como familiares, como consumidores o como red, han encontrado su pasión Nostridaria replicando un nuevo y propio SAPAC y dando respuesta a esta real problemática. www.sapaclaaldaba.org.ar

Para el SAPAC el counseling es de vital importancia, por la coincidencia del enfoque humanista, por la capacidad de ocuparse del aquí y ahora y fundamentalmente por trabajar y promover la Salud y el concepto de Persona. En Argentina aventajan a la mayoría de los psicólogos en los puntos a) y c), quienes vienen impregnados de una formación y concepción psicopatológica.

Para el punto b) nos nutrimos de psicoanalistas, rogerianos, sistémicos, gestaltistas, cognitivistas y todo profesional con formación en psicopatología y métodos de cura.

C.- La Nostricracia. Nuevo Sistema Político. (en desarrollo).

Teniendo a la Psicología de la Nostridad como plataforma epistemológica, podemos animarnos a pensar en un mundo distinto, o quizás haber deseado un mundo más justo y fraterno nos llevó a crear la psicología nostricrática.

Es la consecuencia lógica, si promovemos a que la Persona se haga cargo de su ser histórico y responsable del destino de la humanidad, llegamos tarde o temprano a ponernos en presencia del poder. La política, como la entendiera Platón, es el arte y la ciencia de ejercer el Bien Común, siendo el máximo valor el Pueblo.

Hoy se asocia la palabra “política” con corrupción, ventaja, clientelismo, lobbies, etc. Pero si bien no por ser político se es corrupto, esta imagen de política alude a la política Partidaria.

Este es un planteo científico político, de hecho en lo personal no milité partidariamente, pero me tomé el trabajo de hacer la carrera de la UBA de Ciencias Políticas para pensar y hablar con cierta autoridad.

La Nostricracia es un prototipo de Sistema Político, que intenta ampliar la capacidad participativa del Sistema Político Democrático. Profundamente basado en investigaciones sobre la psicología política, apunta a la articulación entre la subjetividad política y la generación del Poder, buscando que el sujeto contemporáneo se sienta más participe y que esa participación genere un Poder más profundo, justo y verdadero, cerrando así la mentada ecuación basal.

Salud subjetiva = Participación solidaria = Nostricracia.

Creemos que más allá de cuánto lleve pensar e implementar alternativas políticas, no hay que dejar de apuntar a eso.

Han existido brillantes ideologías psicológicas  y movimientos sociales, que fueron neutralizados por el Sistema. Sin ir más lejos, la efervescencia humanista Hippie, anti consumista, de amor y paz, quienes como emblema usaban los pantalones del “vaquero” por ser más duraderos, al no tener una propuesta política y ser sólo una denuncia social, quedaron en la nada, con sus Lee, Lewis, Wrangler, etc., muy caros en sus roperos.

Quien se interese por leer algo más, estamos en diálogo con colegas de otros países a través de una revista francesa de Psicologia Política. (Googlear: Nostricracia).

Consideraciones finales

La psicología de la Nostridad existió  siempre, escurrida en ideas, manifiestos, textos y sentimientos y a su vez no podría haber nacido antes, pues esta crisis de Nostridad la vivimos hoy.

Como decíamos antes, Freud encontró su “arché” teórico en la sexualidad, viviendo  en una cultura Victoriana de la apariencia ante la decadencia del imperio austrohúngaro, vió lo que se podía ver en su época, relaciones endogámicas propias de una sociedad retraída. Paradójicamente él tuvo un “sarampión de entusiasmo nostridario” ante el advenimiento del Nacional Socialismo, hasta que le quedó claro que “ni él ni los suyos” estaban incluidos…

Marx encontró su arché en El Capital, creyendo que finalizada la edad media y conformando nuevos Burgos (ciudades) la lucha claramente se daría entre todos lo proletarios (fuerza de trabajo) contra todos los burgueses (dueños de los medios de producción). Pero sabemos que no fue así, incomprensiblemente para él la subjetividad política de la gente configuró otra historia, la humanidad se movió por sentimientos nostricráticos, nucleándose por las emergentes nacionalidades. Así como conocemos la historia burgueses y proletarios franceses lucharon contra burgueses y proletarios de Inglaterra.

Así desde Heráclito y Parménides de Elea, hasta León Trotsky y Milton Fridman, cada uno fue buscando su arché teórico e iluminando, un poco más o menos, esta compleja realidad.

Nuestro arché es la Nostridad, la cual nos permite hacer, desde una lectura de Rambo llorando al final de la película, hasta una interpretación de la historia de la humanidad. Pero a diferencia de algunos “archés” posmodernos que auguran el fracaso de la satisfacción del “deseo” individual materialista y el apocalipsis geopolítico global, creemos que estamos en las puertas de descubrir un nuevo “Signo de los Tiempos”, para poder hacer pie del otro lado del río. Tenemos que recuperar el “Poder” plenificador, subjetivo y colectivo que nos da el sentirnos Nosotros, convencidos que es posible un mundo de más pleno amor para todas las personas y para toda la Persona. Que el Yo y el Ellos no sean alternativas como en el capitalismo salvaje o el totalitarismo socialista.

Necesitamos herramientas para hacer una humanidad mejor, Dios quiera que la Psicología de la Nostridad sea una de ellas…

Comparto un regalo. La Nostridad Negra

Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.  

Afr_pies_juntos

Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar, le respondieron: UBUNTU ¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes? UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: "Yo soy porque nosotros somos".

 Dice el misionero franciscano, en su libro "África no me necesita: Yo necesito de África!"...

UBUNTU es un concepto que proviene de las lenguas zulúes y xhosa. Ubuntu es visto como un concepto africano tradicional. Si lo queremos traducir a nuestra lengua podríamos decir: "Humanidad hacia otros"; "Soy porque Ustedes son": "Una persona se hace humana a través de las otras personas"; "Una persona es persona en razón de las otras personas".

Esta es una definición más larga y exacta: "Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazada cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está segura de sí misma ya que sabe que pertenece a una "gran totalidad", que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos", dicho por el arzobispo africano Desmond Tutu.

Hay un dicho popular: "Umuntu, nigumuntu, nagamuntu" que en zulú significa, "una persona es una persona a causa de los demás".

Aprovecho para felicitar y agradecer al Dr. Alexandre Dorna con quien compartimos esta utopía y a todos los compañeros de camino con quienes construimos este saber.  

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La psicología política actual latinoamericana ¿es política?

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