N°18 / L'inconscient collectif Janvier 2011

Vínculos afectivos, mentes conectadas

Comentario al libro de Augusto Zagmutt

Iván Canales Valenzuela

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Estilos de personalidad y crisis desde el nacimiento hasta la edad adulta. Santiago de Chile: Uqbar.

Augusto Zagmutt es un muy destacado terapeuta chileno, fundador y director de la Sociedad de Terapia Cognitiva.  Fundador y presidente de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica y Director de la Revista Terapia Psicológica editada por esta misma sociedad científica.  Zagmutt como discípulo de Vittorio Guidano, se convierte en pionero y precursor de la corriente psicológica de terapia cognitiva que intenta superar las patologías inherentes tanto al racionalismo metafísico como al positivista. La crítica de Zagmutt, siguiendo a Guidano es, hacia una concepción epistemológica objetivista de la conciencia humana por parte de la psicología tradicional, la cual considera a la personalidad como algo ya hecho y en gran medida genéticamente determinado, predominando así una visión del ser humano como un mecanismo cibernético con escazas posibilidades de auto determinación. Frente a este paradigma tradicional Zagmutt nos presenta en su libro una comprensión de la subjetividad humana como un sistema de conocimiento que se autoorganiza de modo dinámico y permanente, en una fluida interacción con el medio personal y social. Es por ello que uno de los propósitos centrales del libro es: dar a conocer por primera vez al público general, los aspectos más relevantes sobre el profundo cambio que se está realizando, actualmente, en la noción de conciencia en psicología. Por tanto, se trata de un texto de difusión para el público común, no instruido en temas de psicología. Para lograr este objetivo, Zagmutt organiza el texto en interesantes, ocho capítulos que van desde cuestiones preliminares como por ejemplo: “el cuestionamiento de la objetividad”; “cómo se construye la mente humana autoconsciente”;  “el papel de la autoconciencia en los desequilibrios emocionales”, etc., hasta temas más específicos que apuntan a lo clínico como los “estilos de personalidad y psicoterapia (crisis)” y la “psicoterapia como una estrategia de reorganización de la personalidad”. Todo ello redactado en un lenguaje muy accesible para no especialistas en la materia y además con una pluma elegante. Por tanto, consideramos que Zagmutt cumple cabalmente con su apuesta de poner en palabras sencillas a disposición de los lectores, un cambio revolucionario en la comprensión de la mente y la psicopatología.

Respecto del nuevo paradigma psicológico que se pretende socializar, decíamos que se contrapone a una visión objetivista de la conciencia humana que tiende a separar sistemáticamente pensamiento de experiencia, contraponiendo el pensamiento al cuerpo a la sensibilidad y a las emociones. La razón juega un papel tan central en el paradigma objetivista que llega a concebir la locura como la vuelta de la mente a su condición primaria (psicoanálisis) o como el mal funcionamiento de la razón (cognitivismo). En el nuevo paradigma post objetivista que parte de una comprensión acabada de todos los procesos autoconscientes del ser humano, la locura tiene que ver con un autoengaño al interior de la racionalidad misma, por tanto, no emergería por pérdida de racionalidad. El autoengaño sería el proceso mediante el cual el sistema de conocimiento humano mantiene su sentido continuidad y unicidad a lo largo de todo su ciclo vital. Es a partir de estas consideraciones que Zagmutt comparte con otros autores que: “la locura en este enfoque [post objetivista] es el destino final de la trayectoria que sigue la conciencia cuando se separa del cuerpo y de las pasiones y del mundo social y práctico y se repliega sobre sí misma; es algo que podría ser definido como la perversa apoteosis de sí  misma de la mente”. Por tanto, a partir de este nuevo paradigma es posible comenzar a entender las alteraciones psicológicas, emocionales o mentales como alteraciones de los procesos autoconscientes. Ahora bien, estos mecanismos de la autoconciencia involucran dos aspectos: “uno de ellos es entender que lo que nos ocurre, sucede dentro de nosotros, no nos viene de afuera. El otro es entender que lo que nos sucede tiene que ver principalmente con lo que nos ocurre con las demás personas ya que nuestra historia personal se sostiene en el mundo de las relaciones que hemos construido y en nuestra proyección de esa historia en el futuro”. Por tanto, “los procesos autoconscientes son aquellos involucrados en esta íntima relación entre experiencia afectiva y experiencia reflexiva, la cual, al desbalancearse, nos impide apropiarnos de lo que nos ocurre como algo que nos pertenece y genera los síntomas que conocemos como psicopatologías”.

La estrategia que Zagmutt nos ofrece, siguiendo a Guidano,  para la superación de las alteraciones psicológicas es, un muy sugerente y preciso concepto de “mente narrativa”, y ello debido a que “la conciencia humana es posible por dos aspectos fundamentales: la aparición de la capacidad de ordenar nuestra vivencia en una historia coherente y la capacidad de diferenciar lo que es interno a nosotros y lo que es externo”. La mente narrativa, resulta ser, por tanto, el dispositivo psicológico a través del cual, el ser humano mantiene una identidad consciente positiva, la cual es fundamental para su supervivencia y estabilidad psicológica. Pues es a través de la mente narrativa que “se hace coherente lo que nos ocurre a través de un constante ordenar y recordar la experiencia en el lenguaje de modo de mantener una identidad consciente siempre positiva y siempre válida en un mundo en el cual existimos como seres sociales”. “En otras palabras, la relación más crítica que tiene un ser humano es la relación consigo mismo ya que la evaluación del valor personal ante los demás es siempre una autoevaluación. Por tanto, la interrogante propia de lo humano es ¿cómo hacemos para mantener nuestro sentido de la continuidad, de cómo nos experimentamos y cómo nos narramos a nosotros mismos un relato positivo?

Zagmutt nos ofrece en su libro algunas herramientas para ayudarnos a configurar estas narraciones indispensables para la estabilidad psicológica de la persona. Haciendo esto da cumplimiento al segundo propósito de este texto, a saber, referirse en forma muy especial a los cuatro estilos de personalidad que surgen en los modos en que nos vinculamos con nuestros padres o figuras de apego fundamentales durante la niñez. Estos estilos de personalidad definen, a su vez, la manera personal en que reaccionamos al momento de vivir las crisis que se presentan a lo largo de nuestras vidas. Reconocernos en uno u otro estilo nos puede ayudar a entender y manejar las “discrepancias” que surgen en las crisis ya no como enfermedades o consecuencias irreversibles de hechos pasados sino como característica de una manera personal de funcionar. Entender así nuestras reacciones nos da la oportunidad de empoderarnos y convertirnos en seres más autónomos y autoconscientes. Es por ello que en el último capítulo del libro Zagmutt, trata expresamente de “la psicoterapia como una estrategia de reorganización de la personalidad”, como una estrategia para reorganizar el cambio.

Iván Canales Valenzuela

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