N°23 / La psychologie politique en Europe Juillet 2013

¿Chavismo sin Chávez, es eso posible?

Hernán Luis Torres Núñez

Résumé

Para poder avizorar que le depara a Venezuela el futuro, y en particular, al movimiento político que fundó Hugo Chávez y que lleva su nombre, “chavismo”, es necesario entender cómo llegó al poder este hombre y cómo hizo para dominar el escenario político venezolano y hasta internacional desde 1999 hasta el 5 de marzo de 2013, fecha de su deceso. Para quienes lo admiraban en vida y lo siguen haciendo, y para aquellos que lo detestaban en vida y lo siguen haciendo, Hugo Chávez fue un gigante de la política que marcó con una huella indeleble más de una década de la historia contemporánea de Venezuela. Hugo Chávez fue más allá de ser un simple presidente de un país subdesarrollado de la América del Sur, se transformó en un mito, en una figura místico religiosa que se puede observar hoy en día en cientos de altares a lo largo y ancho de Venezuela, donde además de las figuras tradicionales de los santos a los que se les prenden velas y se les suplica ayuda, se puede observar el busto de Chávez vestido de militar y con su boina roja de paracaidista.

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El ascenso al poder

Hasta el día 4 de febrero de 1992 Hugo Rafael Chávez Frías era un oscuro teniente coronel del ejército venezolano, un perfecto desconocido, sin embargo, ese día entraría por la puerta de la historia venezolana para escribir muchas páginas de la misma durante más de 20 años.

El 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez junto con otros oficiales intentaron dar un golpe de estado al entonces Presidente Carlos Andrés Pérez, un carismático político venezolano que había accedido a la presidencia por segunda vez, su primera presidencia había sido en el período de 1974 a 1978. A Carlos Andrés Pérez le tocó la fortuna de ver los precios del petróleo subir como la espuma a raíz de la guerra en el Medio Oriente y el boicot en el suministro de crudo a Occidente por parte de los productores árabes. Durante su primer mandato el presidente Pérez nacionalizó la industria petrolera que estaba en manos de las compañías norteamericanas, y también hizo lo mismo con la industria del hierro. La primera presidencia de Pérez se recuerda como una época de bonanza y de derroche, muchos la llamarían la Venezuela saudita.

Sin embargo, ese período de bonanza no duraría para siempre, los precios del petróleo se vendrían abajo durante la década de los años 80 del siglo pasado, y sólo volverían a remontar después del año 2000. Esto significó para Venezuela unos 20 años de crisis con algunos momentos de alivio por alguna subida eventual del precio del petróleo. Entre 1990 y 1999, la producción industrial de Venezuela se redujo de 50 a 24 por ciento del producto interno bruto del país. Por lo tanto, la segunda presidencia de Carlo Andrés Pérez se dio en una atmósfera muy diferente a la primera. Pérez asume en enero de 1989 un país en crisis, y toma unas decisiones económicas duras, de esas que se catalogan de paquetazos neoliberales al estilo FMI, es decir, liberación de precios, recorte de gasto público, devaluación de la moneda. Esto desata el 27 de febrero de 1989 una revuelta popular por el aumento del pasaje en transporte público, los sectores populares de Caracas bajan de los cerros y comienzan a saquear todo tipo de comercios. Al día siguiente los saqueos se extienden por todo el país, se decreta toque de queda y los militares salen a la calle. Después de tres días de desórdenes se habla de un saldo de 300 muertos, y otros hablan de más de 1.000.

A partir de ese momento, la segunda presidencia de Chávez fue extremadamente impopular, dándose más de una manifestación diaria en contra del gobierno, muchas de ellas terminaron en violencia. La razón por la que hacemos referencia a estos hechos es para dar una visión de la Venezuela en crisis de finales de la década de los 80 y principio de los 90, época en la cual surge Chávez en el escenario político. Además, el mismo Chávez en múltiples ocasiones señaló la fecha del 27 de febrero de 1989 como uno de los eventos que lo llevó a alzarse en armas en 1992.

Como es bien sabido, el intento de golpe de estado liderado por Chávez en el año 1992 terminó en un fiasco, y todos los involucrados terminaron en la cárcel. Sin embargo, los alzados del 92 no pasaron mucho tiempo en prisión, sólo dos años, para ser indultados por el presidente Rafael Caldera en su segundo mandato, después del mandato inconcluso de Carlos Andrés Pérez quien debió renunciar a la presidencia por malversación de fondos.

Al salir de la cárcel, Chávez se dedica de lleno a la política y se pone como objetivo ganar las elecciones presidenciales de 1998, lo que logra con más del 50% de los votos. Chávez logró capitalizar el descontento de los sectores populares y también de una parte de la clase media, molesta con la corrupción existente en el país. El discurso de Chávez de aquellos años era de carácter nacionalista, con matices populistas, que me llevó a decir en alguna oportunidad a mis amigos, que lo veía como el Perón de Venezuela. Un discurso centrado en el ataque a los partidos tradicionales venezolanos, Acción Democrática (de tendencia socialdemócrata) y COPEI (de tendencia socialcristiana) que mandaron durante 40 años desde la caída de la última dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Un discurso centrado en la reivindicación de los pobres y la lucha contra la corrupción. Cabe destacar que en aquella época, Chávez se identificaba con el pensamiento de Bolívar y aún no tenía un discurso que pudiera identificarse como socialista. Incluso llegó a manifestar simpatía por el general Marcos Pérez Jiménez, a quien visitó en Madrid poco antes de que éste muriera.

De 1999 a 2002

En este período Chávez cumple su promesa de establecer una asamblea constituyente cuyo objetivo era redactar y aprobar una nueva constitución. La nueva constitución es aprobada por el pueblo en las urnas y se renuevan los poderes del Estado. En el año 2001 y dotado de un poder legislativo especial concedido por la Asamblea Nacional, conocido como ley habilitante, Chávez promulga un conjunto de leyes polémicas, sobre todo una, la ley de tierras, que permite la confiscación de las tierras ociosas para ser entregadas a los campesinos.

La burguesía venezolana comienza a organizarse y se alía con la central sindical más poderosa (dirigida por Acción Democrática) y la iglesia católica para enfrentar al gobierno de Chávez. Y en abril de 2002, se protagoniza un intento de golpe de estado, que se inicia el día 11 con una marcha de la oposición hacia Miraflores, la sede del gobierno. Como es bien sabido, Chávez es secuestrado por los militares golpistas, y se nombra como presidente interino a Pedro Carmona Estanga, un empresario presidente de Fedecámaras, principal organización empresarial de Venezuela, sin embargo, el golpe fracasa y Chávez retoma el poder en la madrugada del 14 de abril.

Sin embargo, las fuerzas opositoras a Chávez no se dan por vencidas con el fracaso del golpe e intentan la caída del gobierno por la vía de la asfixia económica. La organización de los empresarios, Fedecámaras, la organización sindical Central de Trabajadores de Venezuela y una parte de los trabajadores petroleros se declaran en huelga indefinida en diciembre de 2002 hasta que caiga el gobierno. La huelga dura hasta febrero de 2003, cuando ésta fracasa al no lograr doblegar al gobierno, causando un serio daño a la economía del país por la pérdida de miles de millones de dólares en exportaciones de petróleo.

A mi modo de ver, esta circunstancia fue crucial para moldear el carácter del gobierno de Chávez. A partir de este momento se ve un acercamiento del gobierno venezolano al cubano y comienza una activa colaboración entre ambos que hace que se establezca un programa de alfabetización llamado Misión Robinson con instructores y material de aprendizaje cubano, también comienza la llamada Misión Barrio Adentro que consiste en llevar la atención médica a los sectores populares, y esto se hace con la venida a Venezuela de miles de médicos cubanos.

También vemos a un Hugo Chávez que comienza a abrazar en público las ideas del socialismo, como el mismo lo afirmara, él estaba en una búsqueda intelectual, incluso había estado coqueteando con la teoría de la tercera vía del inglés Tony Blair, pero finalmente abrazó el socialismo convencional de corte marxista, aunque complementándolo a su manera con el ideario bolivariano y su fe cristiana, tratando de empaquetar todo esto en algo llamado Socialismo del Siglo XXI. En su decisión de adherirse al socialismo tuvo mucho que ver su acercamiento a la revolución cubana y a Fidel, a quien Chávez expresó siempre un afecto de hijo a padre.

Posiblemente recibió valiosos consejos de Fidel Castro para mantenerse en el poder, los cuales es muy probable que haya puesto en práctica de una manera impecable, de hecho, tomó el control total de las fuerzas armadas haciendo imposible cualquier nueva intentona golpista.

A partir de 2003 se ve un Chávez ideológicamente más claro, van quedando atrás sus discursos diletantes en que combinaba menciones a Rousseau, a Montesquieu, a Jesucristo y a Bolívar en un enredo que nadie entendía muy bien. Chávez se decanta por el socialismo marxista, como ya dijimos, aunque siempre combinando este con el cristianismo y el bolivarianismo, y su discurso se vuelve antiimperialista y antioligárquico.

El surgimiento del mito

A partir de 2003, el presidente Chávez inicia una política de profundización del gasto social, lo que es posible por el alza de los precios del petróleo, esta política se concreta en diferentes iniciativas que se llaman misiones (programas sociales), ya hemos mencionado “Barrio adentro” y “Robinson”, pero aparecen muchas más, “Misión Ribas” y “Misión Sucre” en el campo educativo, las cuales permiten a la gente terminar los estudios de bachillerato (secundaria) y universitarios con la posibilidad de acceder a unas becas. También está la “Misión Milagros” que permite a gente sin recursos operarse de la vista, tanto en Venezuela como en Cuba. Misiones para que la gente pueda contar con un oficio y reciba una beca durante su período de estudios. Hay que agregar Mercal y PDVAL, redes de establecimientos que venden alimentos a bajo costo para las personas de bajos ingresos.

Chávez se convierte en el adalid de los pobres, en primer lugar porque logra establecer una conexión directa con el pueblo más humilde que lo ve como uno más, en segundo lugar porque efectivamente destina una parte considerable de la renta petrolera al gasto social. No podemos estar seguros de como habrían sido las cosas de no haber contado el gobierno de Chávez con ingresos petroleros tan abundantes, producto de precios del barril de petróleo de US$100. En este punto es importante señalar lo que muchos apuntan como el talón de Aquiles de la revolución chavista, toda la política social de Chávez ha estado cimentada en los ingresos provenientes de la renta petrolera. Desde la década de los 60 muchos pensadores venezolanos han venido hablando de la necesidad de sembrar el petróleo, es decir, usar los ingresos petroleros para invertir en el país y convertirlo en una potencia productiva que sea capaz de generar los alimentos que consume su población, que cuente con una sólida industria manufacturera, y que sea capaz de exportar no sólo petróleo, sino derivados procesados del mismo, así como también productos manufacturados.

En este punto cabe destacar que los gobiernos de la era democrática venezolana (después de 1958) fallaron totalmente en esta siembra del petróleo, y muy por el contrario, fomentaron el carácter rentista de la economía venezolana (una economía mono-exportadora de materias primas), en este sentido, también hay que señalar a la burguesía venezolana, que también se acostumbró a vivir de la renta petrolera y que fue protagonista de una colosal fuga de capitales desde los años setenta del siglo XX, sin preocuparse por invertir en el país las ganancias obtenidas, producto del manejo de la riqueza petrolera por una élite de políticos y empresarios sin mucho amor patrio.

El discurso chavista que condujo a la victoria electoral criticaba acerbamente lo anterior, sin embargo, después de 14 años de manejar el poder, el chavismo ha continuado y podemos decir que hasta ha agravado aún más el carácter rentista de la economía venezolana.

Hugo Chávez se consolidó como un líder popular, querido y respetado por el pueblo pobre, basada esta popularidad en varios aspectos. Primero, su origen popular le permitió conectar empáticamente con los pobres, fue capaz de hablarles en su mismo lenguaje, y los pobres lo vieron como a un genuino representante. En segundo lugar, su discurso estuvo dirigido a visibilizar a ese vasto sector de la población venezolana que aún vive en condiciones de miseria y exclusión, les habló de participación y de poder popular, y creó mecanismos para su ejercicio como son los Consejos Comunales (asociaciones de habitantes de un determinado sector), llegando incluso a entregarles recursos financieros para proyectos a realizar en las comunidades. Hay mucha polémica acerca de si efectivamente Chávez dio un poder efectivo a las masas, o más bien, ha sido más retórica que otra cosa, pero independientemente de esto, él puso el tema sobre la mesa.

Desde 1998 en que ganó su primera elección, Chávez apaleó políticamente y electoralmente a la oposición a su gobierno en diferentes oportunidades, nunca antes como en la era Chávez, los venezolanos habían ido tantas veces a las urnas, para ratificar una nueva constitución, para elegir nuevas autoridades, para ratificar o revocar al presidente, para aprobar una reforma a la constitución (que no se aprobó), para aprobar una enmienda a la constitución para permitir la reelección indefinida de presidente. Chávez se presentó a tres elecciones.

Chávez internacional

Sin duda alguna Chávez ha sido una referencia única durante todos estos años en Venezuela, pero las fronteras del país le quedaron pequeñas. Su voz comenzó a sentirse en el escenario internacional con mayor frecuencia y una mayor contundencia, siempre con un discurso de crítica al imperialismo y a favor de un mundo multipolar. Todo el mundo recuerda en el 2006, a un Chávez gesticulando en el podio de las Naciones Unidas, gritando “aquí huele a azufre”, para referirse a que George Bush presidente de Estados Unidos había estado ahí el día anterior, y a quien Chávez le decía “el diablo”.

Chávez tuvo una participación destacada en el boicot en Mar del Plata, en el 2005, al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) propulsada por los Estados Unidos para expandir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados UnidosMéxico y Canadá) al resto de los estados del continente americano excluyendo a Cuba.

En el plano internacional, Chávez proyectó su influencia en América Latina a través de la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, organización internacional de ámbito regional, enfocada para los países de América Latina y el Caribe que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Es un proyecto de colaboración y complementación políticasocial y económica entre países de América Latina y el Caribe.

También Chávez dio un apoyo pleno a la creación de La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) institución que promueve  la integración y desarrollo de los países latinoamericanos. Después de la asunción de Chávez, y sin duda alguna, con cierta participación de su parte, Latinoamérica fue llenándose de gobiernos de izquierda, Brasil, Ecuador, Argentina, Bolivia y  Nicaragua.

Sin duda alguna, Chávez usó la riqueza petrolera como una poderosa palanca en su política internacional, proveyendo combustible barato a muchas pequeñas naciones del Caribe y financiando proyectos sociales de distinto tipo en toda Latinoamérica.

El ocaso de Chávez

En el mes de Junio de 2011, Chávez es sometido a dos operaciones en Cuba y se confirma que tiene cáncer en la región pélvica. A partir de ese momento comienza el viacrucis que terminará el 5 de marzo de 2013 con su fallecimiento a las 4:25 p.m.

A pesar de estar enfermo, en 2012, Chávez se presenta de candidato a la presidencia para un tercer mandato que debería comenzar el 10 de enero de 2013. Aquí debemos hacer un paréntesis y analizar las razones por las cuales Hugo Chávez decide ser candidato, a pesar de que como el mismo lo afirmara, durante la campaña electoral sufría terribles dolores. ¿Cuál es la razón para no haber dado un paso al lado y designar a su sucesor y candidato del chavismo para las elecciones del 7 de octubre de 2012? Aquí caemos en el terreno meramente especulativo, si Chávez estaba consciente de que moriría pronto, tal vez pensó que el chavismo tendría mejores posibilidades de sobrevivir si él ganaba las elecciones y moría en el poder, que fue lo que ocurrió efectivamente. La otra posibilidad es que Chávez pensara que tenía alguna probabilidad de vencer al cáncer.

En todo caso, Chávez se dirige al país por televisión, y por última vez, el 8 de diciembre de 2012, y anuncia que viajará a Cuba para una nueva y compleja cirugía para erradicar células malignas. También aprovecha la ocasión para deslizar la posibilidad que él no pueda asumir el poder o terminar el mandato, solicitándole al pueblo chavista que dado el caso, salga a votar por Nicolás Maduro, Vicepresidente de la República en ese momento, a quien unge como su sucesor.

El 11 de diciembre del 2012 se somete a cirugía en la Habana y su estado de salud queda definitivamente comprometido, hasta que el 5 de marzo da su último aliento.

¿Y después de Chávez qué?

La noticia de la muerte de Hugo Chávez conmocionó a la sociedad venezolana, a pesar de que era algo que se esperaba o se veía como muy probable. La multitud que acompañó el féretro del Comandante en su recorrido desde el Hospital Militar hasta la Academia Militar, un trayecto de unos 6 km. fue inmensa, y luego la gente haciendo cola día y noche para desfilar por dos segundos frente al ataúd fue algo impresionante. Me hizo recordar unos viejos documentales que alguna vez vi, que mostraban la procesión de gente desfilando frente al cadáver de Lenin.

El 14 de abril de 2013, el pueblo venezolano volvió a ir a las urnas para elegir nuevamente a su presidente, apenas cinco meses después de la anterior elección. En esta oportunidad, Nicolás Maduro, el delfín de Chávez se mediría frente al candidato de la oposición Henrique Capriles Radonsky (Gobernador del Estado Miranda, que incluye buena parte de Caracas), quien también le disputara la presidencia a Chávez en octubre de 2012. Nicolás Maduro siempre fue un hombre muy cercano a Chávez, siendo Presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), ministro de relaciones exteriores y vicepresidente de la República. También, debemos señalar que fue un sindicalista en la empresa del Metro de Caracas, donde se desempeñó como conductor de autobús, lo que ha suscitado una campaña muy ácida en su contra por parte de algunos sectores de la oposición que lo llaman despectivamente “el autobusero”.

En las elecciones del 7 de Octubre de 2012, Hugo Chávez salió reelecto con el 55% de los votos, y su contendor Capriles obtuvo un 44%, y este resultado fue inobjetable. En virtud de este resultado electoral, y lo que decía la mayoría de las encuestas, se esperaba para la elección del 14 de Abril del 2013, un triunfo holgado de Maduro frente a Capriles. Sin embargo, la realidad ha sido muy distinta, Maduro ganó con un 50,61%, 7.587.161 votos; frente a Capriles que sacó un 49,12%, 7.362.419 votos; la diferencia es de apenas 224.742 votos.

Para muchos chavistas este resultado ha sido una verdadera derrota, en virtud de que Capriles en octubre del 2012 había sacado 6.591.304, lo que significa que su votación creció en 771.115 votos; y Maduro perdió   603.971 votos de los 8.191.132 que había sacado Chávez en octubre de 2012. Tomando en consideración que el universo de votantes fue el mismo en ambas elecciones y que la abstención fue igual también, se llega a la conclusión que muchos que votaron por Chávez en octubre de 2012, en abril de 2013 lo hicieron por Capriles.

En este sentido, podríamos decir que el liderazgo de Chávez es algo que no se traspasó automáticamente, aun cuando haya sido este el que haya señalado explícitamente  a Maduro como su sucesor. Es obvio que la distancia en cuanto a presencia política se refiere, entre un Chávez y un Maduro es abismal. Maduro no tiene el carisma, la simpatía, la chispa, el encanto envolvente de Hugo Chávez. Maduro es un pésimo orador que aburre a la audiencia rápidamente.

En el corto tiempo que lleva su mandato, Maduro ha culpado a los medios de comunicación de invisibilizar su gestión, sin embargo, hay que reconocer que frente a un Chávez, Maduro es totalmente invisible, no se siente.

Maduro le ha permitido a la oposición marcar la agenda política del país, cosa que jamás le permitió Chávez, hemos visto a un Maduro inseguro contestándole a un agresivo Capriles, cuando estábamos acostumbrados a los desplantes de un Chávez que repetía que “águila no caza mosca” cuando no quería contestarle a un opositor.

Capriles al frente de la oposición venezolana, y reforzado por el estrecho margen con que Maduro ganó las elecciones, ha promovido una impugnación de los resultados electorales ante el Tribunal Supremo de Justicia, buscando que se dictamine una repetición de los comicios. Capriles ha acusado a Maduro de robarse las elecciones y de ser un presidente ilegítimo. Antes de proceder a la impugnación había solicitado una auditoría del 100% de las urnas electorales.

Según la ley electoral, en Venezuela el voto es electrónico, usando máquinas de votación. La ley establece que una vez concluida la votación en cada centro electoral se selecciona al azar el 54% de las urnas. En presencia de testigos, éstas se abren y se cuentan las papeletas (constancia física del voto que emite la máquina de votación), el resultado del conteo manual debe coincidir con los resultados que ha emitido la máquina electoral. La oposición ha solicitado que esa auditoría se extienda al 46% restante de las urnas electorales no auditadas el día de la elección, y que esta auditoría se extienda a los cuadernos de votación, que registran la huella dactilar y la firma de cada elector. El Consejo Nacional Electoral se ha negado a la revisión de los cuadernos de votación. Revisar los cuadernos de votación podría servir para comprobar que alguien pudiera haber votado por un elector fallecido, algo muy propio del realismo mágico electoral latinoamericano de todos los tiempos.

En virtud de lo que ha sido el comportamiento del sistema electoral en otras oportunidades, en las cuales ha ganado la oposición por escaso margen, como en las elecciones de gobernadores del 2012, donde Capriles el abanderado de la oposición ganó la gobernación de Miranda por un estrechísimo margen; o la vez que no se aprobó la reforma constitucional promovida por el chavismo, también por un margen irrisorio, nos lleva a pensar que el triunfo de Maduro es legítimo aunque pírrico. En este sentido, la oposición siempre encuentra legítimos los resultados que le favorecen,  aunque la diferencia a su favor sea mínima, y por el contrario, grita fraude cuando los resultados no le favorecen.

En ese sentido, Chávez siempre asumió la derrota sin mayores aspavientos. Y hay que destacar que no es la primera vez que la oposición habla de fraude, sin embargo, nunca ha podido comprobar sus acusaciones.

Es indiscutible que las condiciones en que le toca estrenarse a Maduro como Presidente son terriblemente adversas, y su ejecutoria puede marcar de una manera muy definitiva e irreversible el futuro del chavismo como movimiento político que siga rigiendo los destinos de Venezuela en el futuro.

En primer lugar, podemos mencionar los problemas económicos que enfrenta Venezuela. Como se ha señalado, el gobierno bolivariano ha venido incrementando el gasto social de una manera sostenida a través de los años financiándose con la renta petrolera. La fortuna acompañó a Chávez llevando el precio del barril de petróleo de US$ 10 a más de US$ 100 en los últimos años, con una producción de unos 3 millones de barriles diarios. Sin embargo, no se puede esperar que en el futuro el precio siga subiendo, ni tampoco que la producción petrolera venezolana aumente, por lo tanto, nos enfrentamos a un gasto social e importaciones de alimentos, y de todo tipo de mercancías que van en crecimiento, con un aparato productivo interno deprimido.

Esta situación ha llevado al gobierno bolivariano a endeudarse a pesar de los cuantiosos ingresos provenientes de la renta petrolera. La situación de déficit del gobierno lo obligó a tomar una decisión muy difícil en materia económica con repercusiones políticas adversas, que lo llevó en febrero del 2013 a realizar una maxi devaluación del bolívar, pasando de una paridad de Bs. 4,30 por dólar a Bs. 6,30, a pesar de que era previsible ir a unas nuevas elecciones presidenciales, lo que efectivamente ocurrió, y no podemos saber que tanto afectó esta medida a la baja votación obtenida por Maduro en los comicios de abril de 2013.

Obviamente, el único interés de una medida de esa naturaleza, era que el gobierno dispusiera de más bolívares por los dólares de la exportación petrolera para equilibrar sus cuentas. Sin embargo, en opinión de muchos economistas, esta medida sólo fue un alivio pasajero, que no resuelve el déficit por completo. Tampoco, esta medida logró cerrar la brecha del precio del dólar oficial con el dólar de mercado negro que supera los Bs. 20 por dólar.

Venezuela que cuenta con una de las inflaciones más altas del mundo, más de 20 puntos, puede esperar un repunte debido a la devaluación, a esto hay que sumarle la escasez de ciertos productos de consumo masivo que se van rotando, el papel higiénico, la leche, el azúcar, el aceite, la carne, etc.

En resumen, podemos esperar en lo económico, un año muy difícil que en términos políticos va erosionar la popularidad del gobierno de Maduro.

Maduro también debe afrontar otro tipo de problemas, en lo social, está el grave problema de la inseguridad, Venezuela cuenta con una tasa de homicidios altísima de unos 50 homicidios por cada 100 mil habitantes, que es monstruosa si la comparamos con la de Chile o Uruguay que no superan los 2 homicidios por cada 100 mil habitantes. En este sentido, Maduro ha optado por sacar a los militares a la calle en funciones policiales. Está por verse que resultados puede tener esto, pero una acción represiva fuerte puede tener un impacto negativo en la popularidad del gobierno en los sectores pobres de Venezuela.

Por último, podemos señalar los problemas políticos que se avizoran y que le complican las cosas al chavismo sin Chávez. En Venezuela es un secreto a voces que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no es un partido monolítico, dentro del mismo conviven diferentes tendencias, las cuales se mantenían cohesionadas y disciplinadas por la figura omnipresente de Chávez. No podemos saber a ciencia cierta por cuánto tiempo dicha cohesión se mantendrá, y de hecho, ya da la impresión que se ha perdido esa conducción férrea y con un objetivo definido.

¿Chavismo sin Chávez, es eso posible?

Lo primero que puedo decir es  que este tipo de controversia no es nueva, quizás un buen ejemplo lo encontremos en la figura de legendario Lenin, alguien que prestó su nombre a una ideología política que marcó el socialismo del siglo XX. Y aquí surge la pregunta ¿pudo el leninismo sobrevivir al líder? Para algunos, es posible que sí, aquellos que aceptaron a Stalin como el sucesor y portaestandarte del leninismo en la Unión Soviética, a pesar de que tuvo que asesinar a un contrincante como Trostky, al cual muchos consideran el verdadero seguidor de las luchas de Lenin. Hoy en todo caso, el leninismo parece una reminiscencia de un pasado remoto.

Otro personaje histórico relevante en la construcción del socialismo del siglo XX fue Mao Zedong, para algunos Mao Tse Tung, en mis épocas de juventud recuerdo haber tenido varios encuentros con comunistas pro chinos, que se definían como Maoístas. Todos sabemos que el Maoísmo no pudo superar la prueba de la falta del líder, aunque en su caso particular, Mao fue siendo postergado por el Partido Comunista antes de su desaparición física. Todos sabemos que muy poco queda del legado de Mao, las nuevas generaciones chinas jamás han leído el libro rojo o las cinco tesis filosóficas.

Otro ejemplo de caudillo que dio su nombre para bautizar un movimiento político fue Juan Domingo Perón en la Argentina de los años 40. Desde esa época ha existido el partido Justicialista, también conocido como el partido peronista, que ha vuelto al poder primero con Kirstchner y luego su esposa. Algo similar a lo que sucedió con Perón, que fue sucedido por Isabelita su esposa, cuando éste falleció en la década de los setenta. Pero el Partido Justicialista ha sido una bolsa de gatos muy heterogénea y variopinta, y posiblemente sea muy difícil vislumbrar algo de ideología en el peronismo.

Luego tenemos el caso cubano con el barbudo comandante Fidel, en este caso en particular, es curioso que no exista claramente definido algo como Fidelismo, es posible que esto haya sido así, porque Fidel siempre se adhirió al socialismo como ideología predominante de su revolución, y fue un seguidor consecuente del marxismo y el leninismo, y sin duda, del estalinismo. Aun cuando se dio un proceso de culto a la personalidad jamás se llevó eso a vincular el nombre de Fidel a un proceso ideológico propio.

En el lado de la derecha, podemos mencionar el Thatcherismo, el conservadurismo a su máxima expresión con la dama de hierro como líder de la más rancia derecha. También, podemos mencionar la Reaganomics, la visión económica de derecha de Ronald Reagan.

En primer lugar, cabe destacar que el socialismo del siglo XX estuvo atado a figuras prominentes, líderes, caudillos que pretendieron perpetuar su memoria a través de movimientos políticos e ideológicos, lo que también vemos en la Venezuela del siglo XXI.

Y al parecer, el socialismo del siglo XXI (que ya nadie sabe muy bien que significa) no ha escapado de esta tradición caudillesca. Un nuevo líder surgió y se llamó Chávez y propició y aupó ampliamente, que el movimiento político que le seguía adoptara su nombre, y se llamara el “chavismo”. Incluso logró que algunos militares de alto rango en actos oficiales, no sólo declararan que las Fuerzas Armadas Bolivarianas eran socialistas y antiimperialistas, sino que además eran chavistas. Un hecho insólito para quienes vivan en democracias maduras de larga data.

Ahora bien, como ya lo hemos mencionado, en el caso del socialismo del siglo XX vemos que los movimientos que heredaron su nombre de algún líder carismático y mesiánico no corrieron con mucha suerte. El leninismo está enterrado, el maoísmo y el estalinismo también, el marxismo muy desacreditado, el peronismo en su versión kirschnerista enfrenta actualmente una fuerte resistencia en Argentina, la pregunta que surge es ¿pasará lo mismo con el chavismo?

Es lógico que primero tengamos que definir que es el chavismo, lo que puede no ser una tarea fácil. Como ya mencionamos en este escrito, cuando Chávez hace campaña para las elecciones de 1998 desde un punto de vista político no contaba con una clara definición ideológica más allá de ser un militar nacionalista, bolivariano (y esto es interpretativo) y que levantaba la bandera de la lucha contra la corrupción que carcomía a Venezuela y la sigue carcomiendo. Chávez contaba con un verbo encendido y un dejo campechano que llegaba a los sectores más humildes de la sociedad, pero que también encantaba a parte de la clase media, sobre todo les gustaba lo de la lucha contra la corrupción. A la mayoría le seducía el hecho de que era algo nuevo en la política venezolana, un “outsider”.

El proyecto de la Revolución Bolivariana tuvo su sustentación filosófica inicial en el llamado árbol de las tres raíces, desarrollado por el MBR-200, un grupo de militares venezolanos que operaban en la clandestinidad dentro del ejército, cuyo jefe era Chávez, y que intentaron tomar el poder el 4 de febrero de 2002. Esta tesis recogía el pensamiento de tres grandes revolucionarios venezolanos del siglo XIX: Simón Rodríguez (educador y maestro de Bolívar), Simón Bolívar (libertador de América) y Ezequiel Zamora (La principal bandera de su lucha fue la redistribución de la tierra y la dignificación de los campesinos).

Chávez siempre buscaba en el pasado las razones que justificaran su revolución bolivariana y esto lo llevó a desarrollar esta teoría de las tres raíces. Hay muchos que consideran que Chávez en su búsqueda de una legitimidad de su revolución, que para él no era sino la continuación de la guerra de la independencia del imperio español, llegó a deformar el pensamiento de Bolívar para hacerlo ver como un individuo pre socialista. Aquí hay que recordar que Karl Marx escribió horrores de Bolívar, y que Bolívar no abolió la esclavitud, y hasta llegó a considerar la necesidad de instaurar una monarquía en el Alto Perú recién liberado de España.

Por lo tanto, en lo ideológico podemos ver que Chávez tomó elementos del pasado venezolano, asociados a la guerra de independencia, que cimentaran su enfoque nacionalista, pero como Bolívar fue el libertador de una buena parte de Sudamérica, esto también lo llevó a perfilar el carácter internacionalista y latinoamericano de su revolución bolivariana. Esto lo unió al socialismo marxista profesado por Fidel Y Evo Morales (presidente de Bolivia), y lo mezcló con su demostrada fe cristiana, haciendo énfasis en la preocupación de Cristo por los pobres para tener un basamento ideológico original de su revolución bolivariana del siglo XXI.

Para muchos críticos del proceso bolivariano, este amasijo de pensadores e ideas es un absoluto bodrio, del todo inconsistente, y que de alguna manera se ha falseado la historia venezolana para acomodarla a la revolución bolivariana. En este proceso de atar la gesta independentista del siglo XIX con la revolución bolivariana actual, se llegó hasta la exhumación de los restos de Simón Bolívar para tratar de comprobar, de ser posible, que Bolívar fue asesinado y no murió de causas naturales, una idea que se le había metido en la cabeza a Chávez.

A quienes hemos estado cerca del proceso bolivariano durante todos estos años, sabemos que en las filas del chavismo hay mucha gente que desde el punto de vista ideológico exhibe la más brutal de las ignorancias, y no estoy hablando de gente que esté en la base del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), sino muy por el contrario, gente que ocupa posiciones elevadas. Por supuesto, también hay gente que tiene toda una trayectoria en la izquierda y se han leído las obras de Marx, de Engels y Lenin.

En resumidas cuentas quiero señalar que en el chavismo hay de todo, desde comunistas dogmáticos, otros quienes pudieran calificarse de socialdemócratas, otros de socialistas cristianos, otros que son o han sido militares, y por último, un grupo de oportunistas que se unieron al proceso para hacer negocios. Es difícil pensar en el PSUV como un partido político doctrinario al estilo de los partidos comunistas, podríamos decir que el PSUV no ha ido más allá de ser una maquinaria electoral bastante eficiente, pero sin un trabajo ideológico profundo, coherente y extendido en su militancia.

En todo caso, para cualquier interesado en la realidad venezolana, que venga a Venezuela y salga a la calle a preguntarle a la gente ¿qué es el chavismo?, posiblemente se sorprenda al ver que las respuestas de los partidarios tienen muy poco que ver con lo ideológico, en cambio, las repuestas de quienes adversan al chavismo si son muy ideológicas. Los partidarios hablarán fundamentalmente de las bondades de las misiones, de lo bueno que fue Chávez con los pobres, del amor que había entre el pueblo y el líder. Quienes adversan este modelo, dirán que chavismo es sinónimo de castro-comunismo, de corrupción (hablan de robolución para referirse a la revolución chavista), que chavismo es dictadura, es pobreza, es hambre, etc.

En vista de este chavismo variopinto ¿es posible pensar, que el pensamiento del líder pueda continuar? Al igual que pasó con Trostky y Stalin, disputándose la herencia política de Lenin, estamos seguros que habrá más de un seguidor del líder que se considerará con las credenciales más que suficientes para seguir adelante con el proceso y profundizarlo. Por lo tanto, es difícil no creer que tarde o temprano se de una lucha por el poder en el seno del chavismo. Por los momentos, esta lucha por el poder quedó pospuesta por el hecho de que Chávez nombró en vida a Maduro como su sucesor.

Esta hipótesis parece estar fundamentada en la historia, más temprano que tarde, unos a otros se acusarán de traidores a los ideales del Comandante Presidente. Todos sabemos que no hay nadie en el chavismo que pueda suscitar las emociones y los sentimientos que ha despertado Chávez en el pueblo más humilde, algo que raya en lo religioso, lo místico, y son muy pocos los hombres que puedan ejercer tal influencia sobre las masas. Por lo tanto, a quienes quieran continuar liderando el proceso no les queda otra alternativa que revestirse de un chavismo a ultranza, con un verbo más radical, bolivariano, anti-oligarca, revolucionario y antiimperialista que el propio Presidente Chávez.

Sin embargo, es muy difícil copiar al líder original y lo más probable es que el pueblo lo sienta de esa manera, y comience a voltear la vista en otra dirección, o simplemente se vuelva apático, indiferente. La baja en la votación chavista en las últimas elecciones presidenciales de abril 2013 reafirma esta aseveración.

En última instancia

El chavismo como pensamiento e ideología no es algo que pueda perdurar en el tiempo, en primer lugar, por lo difusa e inconsistente que es ésta, y porque jamás se dio un verdadero proceso de ideologización de la población que fuera más allá de eslóganes en las campañas electorales. Como dijimos con anterioridad, “chavismo” en un sentido positivo se ve como muchas misiones atendiendo las necesidades de los más pobres, también se ve como un lazo afectivo entre el líder y el pueblo. Mientras la revolución bolivariana sea capaz de mantener las misiones a todo pulmón, el chavismo sobrevivirá, sin embargo, y como ya se ha señalado la economía no va bien, y esto puede terminar obligando al gobierno a recortar el gasto social, lo que significaría la muerte del chavismo.

Como me dijera alguien del gobierno, ahora a 3 semanas de las elecciones del 14 de abril, al parecer la apuesta de muchos está en lograr resultados en dos años, porque visualizan en esa fecha, la posibilidad de un referéndum revocatorio del mandato de Maduro. Si esto es lo que se comenta en los pasillos del gobierno, y por los rostros adustos que se aprecian en esas esferas, ni los chavistas están seguros de hacer perdurar la revolución.

Ahora lo que se ha perdido para siempre, es el aspecto emotivo, mágico, religioso de la relación del pueblo con Chávez, algo prácticamente irrepetible y que definitivamente el presidente Maduro no es capaz de recrear.

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